El aeropuerto de Bahrein es de un tamaño minúsculo y esto transmite al viajero que, salvo para el Gran Premio, el turismo en la isla es bastante limitado.
Después de desayunar he puesto rumbo al centro de Manama en un taxi que he conseguido por la mitad de la cifra que reclamaban los más avaros, que se acercaban a mí con el símbolo de dólar en el brillo de los ojos y el jadeo en el hilo de voz.
El City Centre ha sido mi primer objetivo. Se trata de un centro comercial en medio de la ciudad. Virgin Megastore, decenas de tiendas ropa y una enorme sala de restaurantes y cafeterías como el Starbucks o Burger King… Es un shopping center es tan completo que tiene incluso un enorme parque acuático para las delicias de los pequeños. Allí, en una cafetería Costa Café, he quedado con el cónsul honorario de España en Bahrein.
Omar Javier me ha llevado primero a visitar el Fuerte Qa´lat, un fantástico y vasto castillo que es patrimonio de la UNESCO desde 2005. Está situado al lado del mar y desde sus bien defendidas murallas se puede distinguir el apacible mar azul Caribe que rodea toda la isla. Durante la visita a esta obra arqueológica he comenzado a notar el calor de este país, que es el mismo que sientes estando un día entero en la playa. Es de origen portugués y tiene algunas estancias restauradas y muy bien cuidadas.
Después de esta visita histórica ha llegado el turno para la modernidad: el Bahrein International Circuit. Hacia el sur de la isla, como a unos 30 kms de la capital, se halla el trazado para los monoplazas. La calima flota en el ambiente durante todo el trayecto por autopista me chocó que a ambos lados de la carretera se levantaban dunas que son en realidad tumbas funerarias. Hay unas 65.000 en Bahrein porque los habitantes de la zona estuvieron siglos trayendo a sus cuerpos a enterrar a este islote paradisíaco. No hay ninguna ironía en esta afirmación, por lo visto Bahrein era hasta hace un siglo un vergel de palmeras y verdor. Ya me extenderé sobre el circuito como es debido en un artículo dedicado a ello en exclusiva.
El siguiente turno ha sido para los campos de petróleo y el museo de la extracción petrolífera, un atractivo diferente de esta zona. Como le he comentado a Omar, “nunca he visto una de esas perforadoras de petróleo que suben y bajan y que aparecen en las películas americanas cada dos por tres”. Al parecer en Bahrein se descubrió el cuarto yacimiento petrolífero de la historia en 1931. Al final de las llanuras explotadas por los buscadores de oro negro hay otro rincón especial, el Árbol de la vida, un árbol de 400 años de antigüedad que sobrevive en medio del desierto a pesar de la sequía. Dicen que quien toca su tronco vuelve a Bahrein en el futuro, yo lo he acariciado, empujado quizás por lo sorprendente de este islote en medio del Mar Arábigo.
Para comer hemos optado por el restaurante Med, que cuenta con una excelente carta poblada de cocina libanesa de la más alta calidad. El Humus ha sido una delicia y el servicio, exquisito.
Por la tarde hemos seguido con la visita. Primero nos hemos acercado a echar un vistazo a la Gran Mezquita de Bahrein, que destaca por su grandilocuencia, aunque pierde mucho con su fecha de construcción (finales de los 90).Estaba cerrada por ser hoy día de fiesta en Bahrein… En segundo lugar hemos ido al Museo Nacional del país, que recoge su historia y una excelente representación a tamaño real de un zoco en la primera planta de la exposición. Por último, el zoco de Bahrein (al de verdad esta vez), el cual a pesar de que no es muy tradicional todavía conserva alguna callejuela llena de olor a clavo, colorantes en polvo y especias cargadas de exotismo. Ha sido mi primera visita a un bazar en un país árabe y esos puestos típicos del final del laberinto me han dejado el buen sabor de boca que andaba buscando.
El sol ha comenzado entonces a orquestar su atardecer a cámara lenta, a través de la calima, acariciando los edificios en obras de Bahrein, que se cuentan por miles. Si algo sobra son solares para construir porque si algo resume el país es que es “una maqueta en construcción” que año tras año le va ganando terreno al mar.
Pozos de petróleo, historia y civilizaciones, fórmula 1, tecnología a buen precio y otras peculiaridades hacen de esta nación un destino muy diferente a todo lo que he visitado anteriormente.
InDieQuito
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