Vuelve a ser 4 de marzo. Ayer despegamos del aeropuerto Pudong de Shanghai a las dos de la tarde del día 4 y hemos aterrizado en San Francisco pasadas las 8 de la mañana! de la misma fecha. Es lo que tiene saltar el cambio de huso horario que por decisión internacional se consensuó situar en el medio del Oceáno Pacífico. El vuelo con United Airlines, en un novisimo Boeing 787 dreamliner ha sido una auténtica gozada, aunque en mi línea, he sido totalmente incapaz de dormir.
Al llegar, me han retenido en aduanas porque traía algunas muestras de China y me han vuelto a preguntar porque fui de vacaciones a Irán, etc… Al final, me han dejado pasar y hemos ido rápidos a visitar la cárcel de Alcatraz, primera visita en esta escala larga que nos va a permitir conocer la ciudad en la que nació Apple hace ya más de 40 años. A la cárcel de Alcatraz se accede con un ferry que parte hacia la isla cada media hora; perdimos el que habíamos contratado por la inspección en el aeropuerto, pero nos dejaron subir al siguiente. Toda la visita de la prisión la realizas con una audioguía en la que te van explicando todos los entresijos y anécdotas de esta prisión que tuvo varios motines y algún fugado antes de su clausura por su cercanía a una gran ciudad. Cuando estaba visitando el comedor de los presos me encontré con Hugo Puente, en uno de esos surrealistas momentos de la vida. Le dije: «Hugo?!?» y él me respondió «Pero tú no estabas en China?» a lo que yo le repliqué «Hasta esta mañana sí» jajaja. Tras la sorpresa inicial nos hicimos una foto y luego dimos un paseo por San Francisco al volver de Alcatras, hasta el Pier 39. Parece un attrezzo cinematográfico, y tiene unas tiendas realmente originales, además de las conocidas focas, que languidecen en el muelle antes la atónita mirada de los turistas.
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Después hemos ido a comer al Hard Rock Café y a continuación a visitar la conocida Lombard Street, con su inclinada pendiente y sus curvas de dibujo animado. El día no paraba,así que hemos vuelto al puerto para visitar el USS Pampanita, un submarino diésel de la Segunda Guerra Mundial. Visita que no realizan muchos turistas y que recomiendo sin ningún genero de dudas. Es increíble pensar que casi 50 tíos podían pasar varias semanas o incluso meses enlatados en ese chisme. También hemos entrado a visitar un museo de máquinas recreativas de mitad del siglo XX, muy original.
Por último hemos ido a visitar el Golden Gate al atardecer; un puente icónico que a pesar de su longevidad (fue construido en 1933) sigue dejando sin palabras a los que lo cruzan por primera vez. Con el crepúsculo, hemos cogido un Uber y hemos puesto rumbo al aeropuerto, en donde cogeremos en unos minutos nuestro avión a Ciudad de México, segunda parte importante del viaje.
DieQuito
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