De todas las cimas pirenaicas, había una que deseaba desde hacía muchos años. Este fin de semana pasado culminé mi objetivo. El Midí D´Ossau destaca por su característica forma escarpada, su pequeño acompañante: el petit Midi, y su dificultad por la vía normal.
Comenzamos a andar desde el Portalet en torno a las 7:30 de la mañana tras conducir un par de horas desde Zaragoza. Tras una hora y poco de caminata alcanzamos el refugio de Pombie y después ascendimos hasta el col de Souzón tras pasar el caos de bloques, desde el que se accede finalmente a la pared del Midí, que comienza a 2300 metros.
Allí en la primera chimenea tuve el primer y único susto de toda la ascensión, al resbalarme un metro por una pared repleta de líquenes. Tras superar el paso de grado II+ llegas a un pequeño descansillo que dura pocos minutos antes de la segunda chimenea, relativamente más sencilla de escalar.
Antes de la tercera chimenea cometimos el error de desviarnos hacia la izquierda y por ello subimos por otra chimenea un poco más expuesta a las caídas, aunque sin percances. Finalmente, la última parte son en torno a unos 200 metros de pedrera. La última parte es un pequeño cresteo para llegar a una cima de unos 30 metros cuadrados. Allí da la sensación de que la montaña se va a desmoronar como una torre de naipes en cualquier momento. Espectaculares las vistas.
El descenso rapelando fue mucho más tranquilo, aunque al ser domingo nos encontramos varios atascos.
Tras 12 horas, llegábamos al coche y poníamos rumbo a Zaragoza. Veni, vidi, vinci! El Midí ya está en el currículum.
DieQuito
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