Aparte del snorkel, beber cocktails, dsifrutar de las comilonas en el buffet libre, tomar el sol y disfrutar del descanso, no hay mucho más qué hacer en la isla, pero necesitábamos relax y no echamos de menos más actividad. También os diré que no me vendría aquí 15 días a ver como la brisa marina me acaricia la piel. Pero después de un viaje intenso como India, vienen bien 6 días para recargar las pilas. Por las noches, la gente joven que se aloja en el resort, va a Raalhu, el bar surfero de la isla, en el que hay una mesa de billar, DJ poniendo música dance y house, una diana de dardos, y buenos cócteles.
Pero que toda esta tranquilidad te da para pensar, así que os voy a contar las ideas que me venían a la cabeza. Hemos dado un paseo por las otras overwater, escuchando como el mar ruge debajo del entarimado y al llegar al final he visto que la isla de enfrente está literalmente al lado. Ahora me río de mi plan para llegar hasta allí, y es que en mi afán explorador me surgió la idea de cruzar desde el extremo del Cinnamon Dhonveli hasta el Four Seasons. El problema es que las corrientes son fuertes en las Maldivas, aunque las olas grandes rompen antes del atolón y aquí solo llega un poco de movimiento y eso puede llevar a engaño.
Un chico joven, empleado del resort, me dijo que «its possible, but, actually its not allowed» (es posible, pero no está permitido) y me explicó que las corrientes te pueden sacar a mar abierto, y no quiero ni pensar en el susto que puede suponer eso… El mar me da más miedo que la montaña, de eso no hay duda.
DieQuito
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