Nada más abandonar el aeropuerto internacional de Dubai a bordo del tren elevado ya es posible divisar el enorme edificio de más de 800 metros de altura. El Burj Khalifa es una estructura de acero y cristal que, hasta la fecha, ostenta el récord de altura entre todos los rascacielos del mundo con sus 828 metros.
Desde sus inmediaciones, los esfuerzos de los turistas por hacerse una foto con todo el edificio son en vano. Para ello hay que alejarse varios centenares de metros. Su altura, o altitud, según cómo se mire, no es muy racional pero sí que es todo un desafío para la física.
No me quiero ni imaginar los cimientos de semejante mastodonte de cemento. En su construcción se emplearon 330.000 metros cúbicos de concreto. Y es que en este edificio todo está diseñado a lo grande, empezando por su ascensor que, con una velocidad de 10 metros por segundo, es el más rápido del mundo y terminando por toda la superficie acristalada de su fachada, que se acerca a la que suman una veintena de campos de fútbol.
Una visita obligada en Dubai, aunque yo os recomiendo reservar la entrada con un mes de antelación porque os ahorraréis más de 60 euros en la entrada. Las vistas desde arriba, a pesar de que solo te dejan ascender hasta los 500 metros, son impresionantes. Y si encima tienes la suerte de ver el atardecer…
InDieQuito
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