El año pasado nos alojamos en Nanshan, en un apartamento en un rascacielos de 40 plantas. Este año había reservado en el mismo apartamento pero no ha habido suerte y nos han colocado en otro piso y otro edificio. Nos hacía gracia alojarnos en el mismo sitio exacto pero a veces las cosas no salen como uno las planifica.
El viaje desde Dongguan se ha hecho un poco menos pesado que de costumbre y es que recuerdo que el año pasado fueron más de dos horas. Luego hemos ido a una tienda de falsificaciones a comprar algunas cosas: en China tienes que hacer esto para integrarte. Es muy curioso como algunas paradas de metro se conectan entre sí por pasillos repletos de tiendas, al más puro estilo de las difuntas galerías comerciales que tanto abundan en Zaragoza, pero no muertas y solitarias como en España, sino repletas de tienda, vida y colores.
Mañana tenemos un día duro por delante, con más visitas a polígonos industriales y varias reuniones agendadas, así que es hora de dormir. Además, anoche vi como el Barcelona nos pintaba la carita en el Bernabeu sin merecerlo. Apeados de la copa del Rey, ya solo nos queda la baza de la Champions, como el año pasado…
Diequito
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