Hace ya 13 años que estuve en esta ciudad con el mítico profesor Alga del Sea Odyssey de Port Aventura, y estoy muy seguro de que aquella persona que fue a Pokhara para intentar ascender el Tharpu Chuli es alguien muy distinto a quien soy yo hoy en día. No es precisamente por no ir a ninguna expedición en este viaje, me refiero más bien a la evolución lógica que va desde los 25 años hasta los 38.
Para empezar, el trayecto en bus ha sido muy razonable desde Chitwan y no hemos sufrido un atasco como el de antes de ayer, que todavía escuece en la memoria. La carretera ha estado ligera y el tráfico fluido. A mitad de camino hicimos una parada en un restaurante en el que se puede comer con unas buenas vistas del río: el Marshyango river view resort.
Al llegar, nos hemos alojado en el Temple Bell que destaca por ser un edificio nuevo con piscina y todos los lujos, aunque a unos 5 minutos del Lakeside de Pokhara. Es un hotel boutique con unas 60 habitaciones que va a intentar hacerse con la cuota de mercado de los que buscan algo más que comodidad.
Por la noche hemos ido a ver la final de la Champions League entre el París Saint Germain y el Inter de Milán, que para mi sorpresa, se ha seguido con gran entusiasmo por cientos de aficionados al fútbol. La paliza del equipo entrenado por Luis Enrique ha sido antológica. La escuadra de Acerbi y compañía no ha hecho acto de presencia.
Mañana toca visitar Pokhara a fondo antes de regresar a Kathmandú dentro de un par de días.
Un gran amigo me dijo que lo recordaba de cuando éramos pequeños, de los álbums de cromos coleccionables en los que se recopilaba toda la información sobre los animales en peligro de extinción. Pues bien, hoy he podido ver en persona varios ejemplares y algunos de ellos relativamente cerca, ya que cuando están en el agua, según el guía, no tienen velocidad.
La visita de safari ha sido a través de la buffer zone y no en el Parque Nacional de Chitwan, pero esto muy contento porque los rinocerontes han sido una experiencia increíble. Existen 5 especies de rinocerontes en el planeta: el rinoceronte blanco, el rinoceronte negro (ambos en África) y el rinoceronte de Sumatra, el Rinoceronte de Java y el rinoceronte indio.
En concreto, el rinoceronte indio semeja mucho al triceratops que todos los fans de los dinosaurios tenemos en la cabeza, porque su gruesa piel forma pliegues muy peculiares. Tiene un solo cuerno y puede pesar hasta 3300 kilogramos de peso… mucho más que un coche.
Como amante de los animales, espero que el afán conservacionista de Nepal siga siendo igual de inquebrantable y que protejan a esta preciosa especie de los cazadores furtivos y de otros desalmados.
Imaginaos lo que supone estar en un autobús 16 horas. Desde las 6 am que partía desde Kantipur Village, hasta las 22:00 horas que llegaba al Bagaicha Adventure resort bajó una incesante lluvia monzónica. La salida desde la capital rumbo a Chitwan ha sido larga, de alrededor de 5 horas, pero lo peor estaba todavía por llegar, por la bajada hacia el valle adyacente que te acerca a Chitwan ha tenido incluso una duración mayor. Las obras en la carretera están siendo un suplicio para todos aunque uno de los empleados del hotel dice que no ha visto nada igual en toda su vida, y tiene ya 66 años.
El caso es que por fin, en plena noche y en medio de un aguacero que ha inundado el césped del resort he podido llegar a mi habitación, que tiene forma de carro de caballos. Respecto al hotel, está al lado de una ciudad denominada Harkapur, en plena jungla de la región de Chitwan y es muy recomendable para aventureros. Si lo que buscas es pernoctar en una especie de poblado de cabañas de madera y bambú, con baños al aire libre (con la privacidad más que garantizada por unos altos muros de piedra) y con espectáculos culturales, esta puede ser excelente elección. Su entrada principal te recordará al mítico Parque Jurásico de la película de los 90 y desde sus instalaciones se organizan viajes de safari a la buffer zone e incluso al Parque Nacional de Chitwan en el que se pueden ver animales de especies en peligro de extinción como los tigres de bengala, el rinoceronte asiático o el cocodrilo gavial.
Existen tres niveles de habitaciones y la que más nos ha llamado la atención ha sido la cart room, que es una especie de habitación situada en alto, en una especie de carro de caballos (ya mencionada líneas arriba), como si fuera una caravana digna de Peaky Blinders. Tiene aire acondicionado aunque el espacio en su interior es más bien escaso. Es muy recomendable para viajeros individuales o para un niño que quiera dormir en su propia habitación durante las vacaciones. Las parejas pueden tener espacio para colocar las maletas. En el exterior, en la parte de atrás, hay una bañera al aire libre así como lavamanos, espejo y un sanitario.
Con respecto al apartado gastronómico, es destacable el arroz integral que cuecen en el interior de tubos de bambú o sus pizzas cocinadas al lado de una hoguera en un enorme horno de piedra. Los desayunos se sirven desde primera hora de la mañana y tanto su sala para desayunos como su salón principal están equipados con aire acondicionado. Para los amantes de los pájaros, por las mañanas se pueden ver ejemplares magníficos de Paradise flycatcher, con su larga cola blanca en el caso del ejemplar macho, que parece que sea más propia de una ardilla que de un ave tropical. También hay que remarcar que por las inmediaciones merodean algunas huidizas civetas asiáticas, que son similares a un gato común aunque se suelen dejar ver muy poco porque se escoden con maestría.
Por último, decir que organizan bailes y danzas para los huéspedes, y que destaca mucho un número en el que uno de los bailarines se disfraza de pavo real.
Ahora a dormir, que mañana toca safari en Chitwan.
Anoche volví a coger de nuevo el 787 dreamliner de Qatar Airways para volar desde Barcelona a Doha por segunda vez en menos de un año y ya puedo decir que es mi vuelo favorito. 6 horas con cena suculenta y gin tonic, te obsequian con un kit de aseo y un snack y bebidas, para terminar aterrizando en el flamante aeropuerto qatarí que destaca desde el año pasado por su oasis de verdor y frescura en el centro del duty free.
En este viaje hacia Asia ha habido una curiosa anécdota y es que nada más subir la foto del Orchard a Instagram, mi viejo amigo y compañero de clase en la ya desaparecida Escuela de Artes y Oficios de Plaza de los Sitios, Jaime Urúen, me ha respondido con una escueta pregunta: ¿estás en Doha? Minutos después nos hemos reunido en puerta C22, él regresa de Bali con su esposa tras una interesante luna de miel en Japón en Indonesia, mientras que yo me marchó a Nepal. Hemos estado un par de horas poniéndonos al día y nos hemos emplazado a cenar juntos en el Senzaburu a mi regreso a Zaragoza.
El viaje a continuado con un vuelo de Doha a Kathmandú, esta vez en un avión más terrenal, y el aeropuerto sigue estando igual de viejo que en 2012. Yo creía haber entendido que lo habían renovado, pero solo han ampliado la zona de salida del edificio a la calle.
Me alojo en el Kantipur Village, en pleno barrio de Thamel, y por eso me he ido dando un paseo por sus pintorescas calles hasta Durbar Square. Este hotel es bastante correcto aunque solo voy a pernoctar aquí una noche, ya que mañana mismo pondré rumbo a Chitwan para hacer un safari.
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