Estas son las vistas desde la Torre Latinoamericana a la hora del crepúsculo, visita obligada en Ciudad de México para poder hacerse una idea del tamaño de esta megalópolis en la que no abundan las edificaciones afiladas. Ayer nada más aterrizar e instalarnos en el hotel nos fuimos a ver el atardecer a esta icónica torre que además guardaba una sorpresa en su interior: un viaje al pasado en forma de laberinto de espejos, simulador y túnel giratorio en los que nos reímos muchísimo a ritmo de «María Magdalena», canción de Sandra.
Ciudad de México también nos pareció una urbe segura a pesar de ser de noche. Bien es cierto que hemos evitado zonas o barrios peligrosos, pero siguiendo esa premisa es una ciudad como otra cualquiera. Sin embargo, si fue un problema encontrar algo de cenar porque nos entretuvimos en el laberinto y luego ya estaba todo cerrado. Finalmente una pizzería se apiadó de nosotros y accedió a prepararnos una comanda para llevarnos al hotel.
Hoy por la mañana hemos ido a VIS Foundation, ONG a la que apoyamos desde hace ya 4 años y que nos ha recibido con los brazos abiertos en sus instalaciones, y que nos ha enseñado alguno de sus centros en los que velan por el bienestar de cientos de niños.
Y este viaje corto pero intenso termina aquí, en este vuelo Ciudad de México-Madrid, sin escalas esta vez.
DieQuito
Comentarios recientes