• Regreso e ingreso (último día)

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    Toda mi familia sabía de mi regreso. Bueno, toda, salvo mi hermana pequeña, que se había creído que me quedaba en París por un tiempo para aprender francés.

    Ayer aterricé en Madrid por la mañana y llegamos a Maella, mi pueblo, sobre las 2 de la tarde. Mi hermana llegó a casa y aparecí en el salón de repente. La pobre no se lo esperaba y se puso muy feliz. Lástima que la felicidad durase tan poco porque por la tarde fui ingresado por orden médica para tratar de averiguar el motivo de mis constantes problemas gastrointestinales que me han estado azotando en las últimas semanas. Lo cierto es que yo no era consciente de mi estado hasta que he visto el efecto que he provocado en la gente que hacía meses que no me veía… Mi apariencia cadavérica, mis 57 kilos y mi color pálido no son muy halagüeños.

    El viaje ha llegado a su fin y el blog por lo tanto dejará de tener la frecuencia diaria que acostumbra. De todas formas iré escribiendo algún artículo relacionado con el viaje a la India.

    InDieQuito

    Imagen: globedia

  • La última peripecia (día 221)

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    Ya estoy en el aeropuerto de Bahrein, pero antes de salir de la terminal quiero comentar la última peripecia que me sucedió en India.

    Anoche, después de entrar al aeropuerto de Nueva Delhi, después de facturar mi maletón en Gulf Air, cuando ya casi nada podía fallar, me topé con el control de seguridad…

    Allí entregué mi pasaporte en vigor, mi tarjeta de embarque y el formulario de inmigración, uno que hay que rellenar cada vez que abandonas  India y que los guardias utilizan para limpiarse el culo porque no tiene ninguna otra utilidad conocida.

    Yo estaba tranquilo aunque con la mosca detrás de la oreja porque en aquel país todo es posible. De repente, el guardía me sacó de mi sopor solicitándome el papel oficial del visado, el que me dio el FRRO en diciembre del año pasado. Yo tragué saliva y confesé que lo tenía en la otra maleta (en la que había facturado), pero que de cualquier manera, mi visado estaba estampado en el pasaporte con la fecha vigente y todo en perfecto estado. Al guardia le dio igual, ni siquiera me escuchó, se levantó y se fue a hablar con un superior.

    Volvió con su firme decisión de que me fuese a reclamar a mi aerolínea. Pretendía que rescatasen la maleta que llevaba más de media hora por las cintas del vasto aeropuerto Indira Gandhi para entregar el puñetero documento… Camino del muelle de Gulf Air, resignado y con miedo a que le problema se complicase de verdad, pasé por delante del control de seguridad para diplomáticos. Levanté la ceja y miré hacia atrás como un niño travieso. El enjuto guardia estaba ahora comiéndole la moral a otro señor, en esta ocasión compatriota. Me acerqué con paso firme al mostrador para pasaportes azules y le entregué mi documentación sin titubear. Tener una cara dura como el mármol es útil en estos casos de extrema necesidad, os lo aseguro.

    A los pocos segundos me dijeron que no era diplomático pero yo insistí alegando que trabajaba en la Embajada de España. A regañadientes continuó con la gestión y me volvieron a solicitar el dichoso visado… Tras mis alegatos, el propio guardia, a pesar de su condición de indio, comprendió rápidamente que ir en busca de esa maleta era un imposible. Hizo la vista gorda y me dejó pasar. De todas maneras, hasta que no despegamos, no me quede tranquilo, porque estoy convencido de que el guardia enjuto todavía estará esperando a que acuda con mi visado en la mano y cara de sofoco.

    Ahora me río de la situación. Ya relajado y desayunado en Bahrein, dentro de nada me voy a recorrer este país de punta a punta. Su diminuto tamaño permite que ese dicho sea fácilmente realizable.

    InDieQuito

    Imagen: diariosur

  • A volarrrr!! (día 220)

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    Llegó el día. En 5 horas aproximadamente estaré subiendo al avión de Gulf Air que me llevará rumbo a Europa tras la finalización de mi etapa india. Ahora no son unas vacaciones, ahora regreso al viejo continente para quedarme.

    Nunca he volado con esta aerolínea pero sí con otras dos del golfo, como son Qatar Airways y Fly Emirates. Si más o menos siguen la línea de estas, será un vuelo placentero con un servicio excelente, buena comida y contenidos audiovisuales que harán el viaje más ameno.

    La primera parada de este viaje será el Reino de Bahrein, esa isla del Golfo Pérsico que los occidentales hemos situado en el mapa por el Gran Premio de Fórmula 1 que lleva varios años celebrándose en el circuito de Shakir.

    La capital de este diminuto país se llama Manama y allí visitaré su famosa mezquita, el bazar y el trazado diseñado por Tilke. Además, desde allí veré la final de la Copa del Rey que enfrentará al Real Madrid y al Atlético.

    Después de esta larga escala de casi 24 horas cogeré un segundo avión, también de Gulf Air, que me llevará hasta la ciudad de las Luces, hasta París. A estas alturas de la película todavía no he estado jamás en la capital de Francia y era algo que, sinceramente, ya me tocaba hacer. Allí voy a tratar de practicar mi oxidado francés para empezar de una vez por todas a fortalecer mi segunda lengua extranjera, objetivo que he ido posponiendo año tras año.

    Iré informando de mis vivencias en cuanto me sea posible conectarme a internet.

    InDieQuito

    Imagen: elblogdelvuelo

  • El mercado ruso (día 218)

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    El cuero es algo que no es muy sencillo de conseguir en la India. Las vacas son sagradas y por lo tanto su piel no es utilizada para hacer productos. Los corderos no son sagrados pero lo cierto es que no hay mucha moda o costumbre de llevar ese estilo de ropas. Está claro que se trata de un país muy caluroso y quizás ese sea el principal de los motivos.

    Aun así, Delhi es una ciudad muy grande y hay de todo. Un mercado, el conocido como el Mercado Ruso, concentra todos los establecimientos peleteros y marroquineros.

    Hasta allí me acerque ayer, hacia el final de la tarde para que el sol no me viera porque cuando te ve, te sofoca. Dicho mercado está situado en la zona diplomática, en Chanakyapuri, en la intersección entre Satya Marg y Vinay Marg. El sobrenombre de ruso no sé de donde la viene pero se lo han tomado en serio y todos los comerciantes indios dominan el idioma de los zares e incluso hay letreros escritos en cirílico. Allí se acumulan las tiendas de cuero, y también de joyas. Los diamantes y rubíes que, según los entendidos están muy bien de precio.

    En mi caso solo me acerqué a comprar unas pulseras de cuero recuerdo pero…

    InDieQuito

  • El aeropuerto de Delhi (día 216)

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    El Aeropuerto Internacional Indira Gandhi es una de las mejores infraestructuras de Nueva Delhi, rivalizando con el entramado del metro. Su tamaño y modernidad sorprenden al viajero que llega a India preparado para lo peor.

    Parece, sinceramente que el blanco impoluto y la amplitud y soledad de sus enormes pasillos han sido diseñado para contrastar, por un lado con la inmundicia, suciedad y negrura de las calles de este país, y por otro con la alta densidad de población y la sensación de ausencia de espacio, que se hacen notar en la mayor parte de la ciudad.

    El aeropuerto no está nada mal y su Duty free presume de ser uno de los mejores de Asía. Habría mucho que discutir sobre eso, pero lo cierto es que está por encima de la media. La oferta de restauración es también bastante completa y los servicios suelen estar impecables. Estos detalles son muy importantes para la gente que hace largas escalas en el edificio o para la gente prudente que va a la puerta de embarque con 5 horas de antelación.

    Yo he utilizado ese aeropuerto en un total de 7 ocasiones y dentro de 5 días me trasladaré para utilizarlo una vez más con rumbo a París, a la Ciudad de las Luces.

    InDieQuito

    Imagen: aeropuertosdelmundo

  • Mi bunker de hielo (día 215)

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    El aire acondicionado dicen que no es muy bueno para la salud. Ese chorro de aire tan seco y frío te deja baldado si lo enciendes durante la noche para dormir. Esta semana me lo estoy saltando a la torera porque durante las veladas ya hace un calor de aquí te espero.

    Y el día, obviamente es mucho peor, aunque  he encontrado un rincón en Delhi, que por su tranquilidad y frescura adquiere el estatus de sala sagrada. La biblioteca del Instituto Cervantes se ha convertido en mi bunker de hielo, en mi sala de meditación en la que disfruto del silencio, del fresco, del WIFI y, en ausencia de mar, me sumerjo en las novelas de Manuel Vázquez Montalbán y su sórdido detective Carvalho, mi último descubrimiento literario. Ya voy por la  segunda novelas y espero que caiga una tercera.

    Esta biblioteca es, con toda seguridad, la mayor concentración de libros en castellano de toda Nueva Delhi, y muchos estudiantes de español del Instituto Cervantes pasan allí horas y horas viendo televisión española con subtítulos, leyendo a nuestros literatos, haciendo deberes de clase o visionando películas de Almodóvar,  Alex de la Iglesia o Bigas Luna.

    Voy a pasar muchas horas allí el resto de mis días en Delhi. La opción turística de la ciudad está ya agotada para mí y el calor es un cabrón, hablando en plata, así que me quedaré convertido en una auténtica rata de biblioteca.

    InDieQuito

    Imagen: nuevadelhi.cervantes

  • Gangas a go-go (día 213)

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    Dentro de una semana parto hacia Europa, hacia esa región del mundo en la que nadie tiene un euro pero en la que todo es carísimo. París ya ni os cuento lo que puede suponer, así que de forma consciente o inconsciente (todavía no lo tengo claro) me ha surgido una fiebre ahorrativa con la que trato de invertir mi dinero en gangas que utilizaré en el futuro.

    Resulta que el otro día caí en la cuenta de que la vida útil de mi cepillo de dientes ya había llegado a su fin y cuando fui a comprarme a su sustituto me enteré de que un cepillo Colgate, que en España ronda los 3 o 4 euros, aquí cuesta solo 10 céntimos. Me compré tres y ya tengo para todo el año. Las cuchillas de afeitar también tienen precios de regalo, las cremas… Todos los productos del día a día son muy baratos y parece que me dé cuenta ahora que me voy, cosa que no es cierta, pero sí que empiezo a ponerme en el lugar de volver al supermercado y gastarte 20 euros en 5 cosas de nada.

    Las camisas a medida son un lujo en España y si encima te las haces en Italia, en la meca de la moda, ya ni te cuento. Aquí seleccionando la tela me cuestan 9 euros por unidad. Eso sí, al sastre le he dicho que no sea muy meticuloso con mi talla porque ahora voy con 5 kilos de menos por la vida y con la comida europea volveré a mi peso habitual.

    Mi destrozado móvil también ha pasado por el cirujano de estética y se ha cambiado la pantalla retina por la modesta suma de 45 euros. En España creo que son cerca de 200. ¡Ahora mi flamante 4s parece un móvil recién sacado de la fábrica!

    Intentaré invertir mis últimas rupias lo más inteligentemente posible.

    InDieQuito

    Imagen: businessweek

  • Delhi, sofocante (día 212)

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    En Nueva Delhi se había ido incrementando el calor paulatinamente a lo largo de todo el mes de abril. Sin apenas dejarse notar, cada subía un poco más la temperatura y a finales de mes llegamos a tener 37 grados en el mercurio.

    Ha sido marcharse 10 días a las montañas y al regresar recibir un golpe de calor que me ha dejado atufado. Hoy en Delhi ya hemos llegado a los 42, y promete seguir subiendo durante todo el mes de mayo. Menos mal que yo ya me marcho en poco más de una semana porque esto empieza a ser insoportable.

    En las estaciones de metro que están al aire libre (en las zonas de tren elevado) un calor del desierto las cruza de punta a punta enrojeciéndote los pómulos y haciéndote mascar saliva reseca. Hoy he bebido cerca de 5 litros de líquido… y aún quedan unas horas hasta que me acueste. Supongo que seguiré a este ritmo dos o tres días más, hasta que me acostumbre un poco a la temperatura.

    Lo más increíble de todo es que como bien dicen mis veteranos compañeros de embajada, esto no es nada en comparación a lo que está por llegar. Normal que esta época sea temporada baja para el turista, porque nadie disfrutaría de la India con semejante sofoco.

    InDieQuito

    Imagem: jagran

  • Príncipes de la oscuridad (día 195)

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    Con mi flamante nueva bici de Urban Trail bikes

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    Divyanshu y Gurpreet han sido hoy mis compañeros de pelotón y hemos comenzado más pronto que nunca: alrededor de las 5 y media de la mañana y con apenas un leve color azul en la cúpula celeste ya nos hemos puesto a darle a los pedales. El paseo ha sido rutinario pasando por la India Gate y seguido de las calmadas avenidas de Chanakyapuri. Sin embargo, en ese momento se ha terminado lo cotidiano porque a Divyanshu se le ha ocurrido una brillante idea, y ha sido la de visitar lo que él ha llamado como “historical place of India”.

    Con nuestras bicicletas UrbanTrail nos hemos adentrado en el Central Reserve Ridge Forest (Sí! Los que tenéis buena memoria sabéis que en ese ingente bosque me encontré un anfiteatro abandonado hace poco más de un mes). De camino al lugar, toda la carretera estaba atestada de monos, que se han puesto muy nerviosos con nuestra presencia. Cuando pasaba cerca de alguno subido a un árbol siempre me surgía la duda de si me iba a saltar a la cara con su característico grito intermitente. Por fortuna nada de eso ha sucedido. Hemos llegado a lo alto de una colina y Divyanshu nos ha hecho el gesto de silencio y se ha bajado de la bicicleta.

    Lo que ha llamado primero mi atención ha sido una gran antena repetidora, que es propiedad de la Agencia Espacial India (imagen 4). Y a partir de ahí… la historia.

    –          Divyanshu ha comenzado a contarnos que en el fuerte que hay en la colina están viviendo los últimos descendientes de la dinastía de los mogoles. El fuerte está rodeado por una verja y apenas puede distinguirse debido a la tupida vegetación. Gurpreet se ha mostrado muy entusiasmado con la historia, lo que contrastaba con mi cara de desinterés e incredulidad. Poneos en situación. Ambos tienen menos de 20 años y todos hemos tenido cientos de pajaritos en la cabeza. Div ha continuado con leyendas como que si entras al recinto te disparan, que viven en la más absoluta miseria sin agua corriente ni electricidad, que hay perros doberman vigilando e incluso que se suponía que había un desvencijado cartel con los nombres de los príncipes. Nos hemos puesto a buscar ese supuesto cartel alrededor del recinto. Yo, con el mismo ánimo descafeinado que cuando uno finge buscar el permiso de circulación en la guantera ante la atenta mirada del guardia civil aún a sabiendas de que tiene toda la documentación en casa.

    Y para mí sorpresa, sí que estaba (imagen 1 y 2) y se podía leer bien claro Princess Wilayat Mahal a pesar de la corrosión. Justo en ese momento, un furioso perro negro ha comenzado a ladrar desde algún sitio detrás de la gran mata de hierbas. Y para más INRI, ha llegado un coche con cuatro hombres hechos y derechos que venían a curiosear la historia de la princesa. Debía de estar volviéndome loco… Nos hemos puesto todos a mirar cuidadosamente y finalmente ha salido una mujer a la que no soy capaz de ponerle edad debido a la lejanía. Iba vestida de blanco, lo que ha permitido que se le viera bien claro, y tras mirar unos instantes ha gritado Iros o enviaré a los perros!

    Hemos hecho caso, aunque yo me he ido con la idea de que podía ser una mujer cualquiera, de hecho, una mujer pobre que poco tiene que ver con los de sangre azul. Una mujer pobre que vivía con su perro en un antiguo edificio abandonado. Una mujer más.

    Al llegar a casa, me ha picado la curiosidad… Y por lo visto, toda la historia es cierta. Prestigiosos periódicos de India como The Hindu o incluso The Angeles Times le dan toda la credibilidad posible. Por lo visto, los descendientes del último emperador mogol reclamaron este palacio llamado Malcha Mahal al Gobierno de India poniéndose a vivir en el andén de una estación de tren de Nueva Delhi, y los mandatarios cedieron a sus pretensiones a mediados de los ochenta. Regresaron todos a su nueva residencia. En pleno siglo XXI, hermana y hermano, Sakeena y Ali, están todavía viviendo en aquellas ruinas, como si de los príncipes de la miseria se tratase.

    InDieQuito

  • En la radio (día 194)

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    Hoy ha sido la Sartenada en mi pueblo, Maella, y sé que mucha gente no me ha escuchado precisamente por ese motivo, pero hoy a las 12:30 hora de España, me han entrevistado en la radio La Veu del Baix Matarranya para preguntarme acerca de mi aventura.

    Yo he explicado en que va a consistir de la manera lo más sencilla posible y sobre todo el locutor, ha hecho especial hincapié en que todos los días se podrán seguir en este blog mis progresos a través de las carreteras indias. Pero para qué extenderme explicando pudiendo subir un enlace con el audio.

    Antes de despedirme les deseo a todos los maellanos que termine bien este día festivo que cada año que pasa va convirtiéndose en un emblema para la localidad y en parte de la identidad de la villa.

    InDieQuito

    Imagen: sinlond