• Temblor en Delhi (día 190)

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    Hoy alrededor de las 3 y media de la tarde hemos notado un temblor. Estaba en el ordenador y he notado como si silla se movía, se balanceaba ligeramente. Mi primera sensación ha sido que me estaba mareando, pero mi compañera también había notado la misma vibración.

    El origen del terremoto estaba varios miles de kilómetros al oeste, en Irán, y según las estimaciones de esta hora de la noche el número de muertos ya se acerca a un centenar.

    Nueva Delhi está en una zona sísmica de nivel 4 de riesgo (el más alto) y por ejemplo en 2011 se registró un terremoto de 6.6 grados en la escala Richter. Muchos expertos consideran que la falla de los Himalayas está ya casi lista para un movimiento telúrico de los fuertes. Esperemos que DieQuito abandone la ciudad antes de que llegue ese fatídico día ; ).

    Lo cierto es que un sismo fuerte en Old Delhi o Pahar Ganj, con casas más antiguas que el Everest, tabiques tan anchos como un naipe y callejones estrechos como un alfiler… sería un desastre sin parangón. Esperemos que los expertos se equivoquen.

    Aprovecho el post para mandar fuerza a la ciudad de Bostón y el acto de terrorismo en la legendaria maratón. #prayforboston

    InDieQuito

    Imagen: carolina2010

  • Casi al 100% (día 189)

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    Incorporado en mi cama me dispongo a vestirme para ir al trabajo. Ya estoy totalmente recuperado, aunque quizás todavía me siento un poquito debilucho. Supongo que en cuestión de dos días ya estaré al 100%.

    No dejo de preguntarme porque nadie avisó a los presentes de que el pastel llevaba dicha sustancia. Es una gran irresponsabilidad y podría haber sido un susto aún mayor.

    Lo peor de esto es que ahora siempre desconfiaré de las tartas de cumpleaños, será una especie de trauma adquirido en mi estancia en la India.

    Quiero aprovechar este artículo para mandar un abrazo a todos aquellos que se han preocupado por mi estado de salud, llamándome, contactándome por el whatsapp, comentando el blog etc.

    Ahora hay que recuperar el ritmo de vida normal para prepararse para la gran aventura de final de viaje.

    InDieQuito

    Imagen: feuvertenmarcha

  • Ingresado en el hospital (día 188)

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    La primera hipótesis que se barajó desde primera hora era que me habían echado algo en la bebida. Esa leyenda urbana que se ha extendido a lo largo y ancho del globo y que siempre se baraja como algo posible, aunque casi nunca se cumple.

    Yo recuerdo que tras inyectarme el gotero caí en un profundo sopor, escuchando conversaciones acerca de esa posibilidad. Ví como también me extraían sangre antes de cerrar los ojos. Cuando me desperté horas más tarde me estaban llevando a una sala en donde me hicieron una ecografía de todo el abdomen. Yo ya estaba mucho mejor y en los resultados todo salió correcto.

    Finalmente, después de comer, cuando mis amigos se enteraron y pasaron a verme descubrimos la culpable. Fue una tarta de cumpleaños que por lo visto, iba cargada de un hachís de la India que se caracteriza por su potencia.

    Desconociendo su ingrediente secreto, me comí un trozo bastante pequeño y me fui a dormir, y ahí es donde radicó el problema. Mis amigos comieron más, se quedaron de fiesta y sufrieron de alucinaciones, pero cuando notaron que algo pasaba se enteraron de “el pastel”. Yo, por el contrario, estaba solo, recién despertado de madrugada con unos síntomas muy raros, y más reseco que un Martini. Y lo peor de todo es que no veía cerca la ayuda, porque todo está terriblemente lejos en Delhi.

    Fue solo un “blancazo”, pero fue el primero de mi vida y me tocó vivirlo en una situación adversa. Menudo susto.

    InDieQuito

    Imagen: flickr

  • ¡Una ambulancia, por favor! (día 187)

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    Debían de ser alrededor de las 4 de la mañana, cuando una sucesión de sueños extrañísimos terminó por despertarme. Me levanté y lo primero que sentí fue que el suelo cedía, como si estuviese inclinado. Tenía la boca tan seca que parecía que en lugar de saliva, tuviese arena en ella. Bebí toda la botella de agua que me quedaba y me volví a acostar desorientado. En cuestión de dos minutos volvía a tener una sed atroz y comencé a sufrir un terrible dolor de estómago. Me levanté de nuevo y me miré en el espejo. Mis ojos estaban bañados en sangre…

    En calzoncillos salí por el pasillo del hotel en busca de ayuda, regresé al cuarto y llamé a recepción. Pedí agua mineral, en cantidades industriales a poder ser por favor, y comencé a notar como mi pulso se aceleraba de manera imparable… Me arrodillé y me metí los dedos para intentar vomitar, pero apenas expulsé bilis. Uno de los botones del hotel ya estaba a mi lado, asustado y superado por la situación. En ese momento me incorporé y me di cuenta de que estos síntomas eran demasiado extraños y que no se iban a ir por las buenas. Nunca había hecho esto antes… Llamar a una ambulancia es algo tan serio, que debes estar muy seguro y tras unos segundos de duda, aposté por la ambulancia.

    Este país sigue siendo el tercer mundo por mucho que se empeñen y en la puerta me esperaba un autorickshaw que me llevó a la clínica más cercana. Llegué allí y todos los vigilantes estaban acostados en los sofás. No he visto una mayor inoperancia en mi vida. Yo no podía quedarme quieto ni un segundo y de repente me sobrevino de nuevo esa sed del desierto. A pesar de que el policía no me dejaba pasar, vi una fuente de agua mineral y me zafe para alcanzarla y empezar a beber en el suelo, mojándolo todo.  Saciado volví de nuevo al lobby pero no había doctor ni podía verse allí un ápice de ayuda.

    Regresé al tuc-tuc y le inquirí a llevarme al Max Hospital, el mejor de Delhi según el cuerpo diplomático y cuando llevamos 10 minutos de trayecto me dice que costará cerca de 45 minutos llegar. La sed subía por mi tráquea como un virus que se extiende sin remisión y ahí decidí llamar al policía de la misión española. Mi boca estaba demasiado seca para poder expresarme con claridad pero finalmente conseguí quedar en la Embajada… El conductor del Autorickshaw no encontraba la embajada y en ese instante sí que me asusté de verdad porque todos los labios se me pusieron blancos por la falta de agua y estaba todo cerrado, ni un mísero quiosco abierto. Creí que iba a morir deshidratado, por unos momentos lo creí… 13 de abril de 2013.

    Ya estaba amaneciendo y mi visión era peor con la luz del día ya que mis pupilas estaban muy dilatadas. Encontramos la embajada y el guardia me reconoció al instante. Entré y bajé hasta el sótano en donde hay otra de esas fuentes  minerales. Allí terminé con el sufrimiento de la sed.

    Cuando volví a subir las escaleras llegaba el policía corriendo y me trasladaron rápidamente al hospital East West de Kailash Colony. Gotero, medicinas y análisis de sangre… Mañana domingo, la segunda parte.

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    Imagen: interwifisa

  • Saket mall (día 184)

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    Ya hablé hace unos meses del centro comercial Saket-Citywalk y la marcha que tiene por las noches, con el pub Ludus, las discotecas de los patios (Spasso) o el bar de hielo. Hoy en cambio me voy a centrar en las posibilidades de este centro comercial durante el día.

    Las tiendas de las marcas occidentales con los mejores productos de importación son el gancho de este centro comercial, que si bien no llega a ser tan de lujo como el Ambiente Mall, no está al alcance de la mayoría de los bolsillos indios.

    Este shopping center cuenta con seguridad y máquina de rayos x en la puerta, elemento que ya no debería sorprenderme lo más mínimo. Sus cines son de lo mejor de la ciudad aunque el ticket cuesta hasta tres veces más que en cualquier cine del resto de Delhi tan solo por encontrarse en este sitio destinado a las clases medias altas.

    Cuando necesites darte un paseo por occidente y, ahora en verano, cuando quieras caminar con el frescor que proporciona un potente aire acondicionado, el Saket Mall puede ser una buena elección.

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    Imagen: mallsandyou

  • Lutyens bungalows (día 182)

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    Cuando Edwin Lutyens concibió Nueva Delhi era una ciudad que no existía tan apenas y que si algo tenía de sobra, era metros y metros de llanura para urbanizar. Así pues, decidió erigir alrededor del paseo que une la India Gate con los edificios ministeriales y la casa presidencial, un conjunto de avenidas amplias, con grandes aceras, zonas verdes y bungalows.

    Estos bungalows son casas de color blanco, de una sola altura y con un enorme jardín que las rodea por completo. Una zona que contrasta severamente con zonas hiperpobladas de la ciudad como Pahar Ganj o Old Delhi.

    Así pues, la presión urbanizable ha puesto en peligro esta área histórica, que tan bien representa el estilo Delhi y la concepción de Lutyens, y que hay que reconocer sin rubor que es la única zona decente de toda la ciudad.

    Nuestra Embajada se halla en esta zona y todas las calles de las inmediaciones destacan por la limpieza, el cuidado y mimo de los jardines y setos y por los coches que se pueden ver circular por la calzada. Los cuerpos diplomáticos y los ricachones de Delhi se dieron cuenta pronto de cuál era el lugar ideal para instalarse.

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    Imagen: googlemaps

  • Nehru place (día 180)

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    En este país son muy comunes las distribuciones de los mercados según los productos, sector y especialidad. Así como hay un mercado de bicis, hay otro del cuero (mercado ruso) y de los libros.

    Hoy le toca el turno al mercado de la tecnología, más conocido por todo los ciudadanos de Delhi como Nehru Place. Situado en la zona sur de la ciudad, este conjunto de edificios grises nos recuerdan por su forma y distribución a la isla del villano de Skyfall. A pesar de su apariencia triste, en su interior hay cientos de tiendas con discos duros, ordenadores, móviles, altavoces y todo lo imaginable.

    Esas callejuelas son bastante claustrofóbicas y parecen trasladarte a la omnipresente Blade Runner o a la forma de vida que tenía lugar en la ciudad amurallada de Kowloon.

    Los precios son bastante competitivos y en el centro de las calles principales también se pueden comprar otro tipo de pingos como carteras de “piel” por unos 80 céntimos de euro, calcetines o juguetes para niños de dudosa calidad y procedencia.

    Un mercado pintoresco tildado de ser uno de los más grandes de Asia que hay que tratar de visitar si se quieren conseguir ofertas interesantes.

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    Imagen: wikimedia

  • Balance de la visita (día 179)

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    Mis amigos deben de estar disfrutando de las maravillas arquitectónicas de Dubai justo en estos momentos. Han hecho una parada en los Emiratos Árabes Unidos como hice yo en su día para, entre otras cosas, conocer el Burj Khalifa.

    Ahora es el momento de hacer el balance de su visita. Desde mi punto de vista ha sido muy agradable que me haya visitado un amigo. Jorge tenía varias opciones para sus vacaciones y se decantó por India aprovechando que yo estaba viviendo en Delhi.

    A ellos la India les ha encantado, aunque también han reconocido sin rubor que es un lugar bastante duro y que te agota, sobre todo la capital. Tanto pitido, tanto caos y tanta over population, tanto regateo: terminan con los nervios de cualquiera

    Han visitado Jaipur, Agra, Varanasi y Nueva Delhi. A pesar de haberse tratado de un viaje relámpago, han aprovechado bien su tiempo. Pronto, tendremos artículos actualizados sobre su viaje en el blog de Jorge, en donde podremos leer desde su punto de vista.

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    Imagen: turismoamci

  • Paseo por el centro (día 176)

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    Jorge, Hugo y José regresaron ayer al punto de origen tras completar su visita por el triángulo de oro: Agra y Jaipur. Ya estaba cayendo la tarde así que decidí hacerles una pequeña visita por el centro.

    Los Lodhi Garden, con sus tumbas milenarias, la Casa Presidencial, con todos los edificios gubernamentales de Lutyens y después fuimos al este en dirección al India Gate. Terminamos la ronda en Connaught Place y sus innumerables comercios.

    Por la noche fuimos a cenar al Sam´s Café y allí me contaron las mil y una anécdotas que han tenido con los indios: miradas fijas, intentos de timo, situaciones rocambolescas. La India es un país con una cultura tan diferente que la todos los occidentales detectan rápidamente que las cosas funcionan aquí de otro modo bien distinto. Hoy se han vuelto a marchar, con rumbo a Varanasi, ciudad que a este paso no visitaré… Mañana estarán de vuelta para pasar dos días más en Delhi antes de su regreso a casa.

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  • Procesión y lágrimas (día 174)

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    Es Semana Santa en España y por eso todo el mundo sube constantemente fotografías procesiones a las redes sociales. Echo de menos el olor a incienso, sus rítmicos bombos y su ambiente funesto, que se acentúa con los caperuzos.

    Pues ayer me sorprendí porque una especie de procesión pasó por todo Pahar Ganj, portando imágenes, con costaleros y todo, y con tambores y trompetas, al más puro estilo de la Semana Santa española.

    Por lo que me explican los lugareños se trataba de una ofrenda personal a los dioses. Ese señor sí que tenía que tener pecados que confesar porque para contratar a un ejército de penitentes hace falta verse muy contra las cuerdas, en este caso contra el infierno.

    El otro tema que comento hoy no es tan agradable porque si bien mi iPhone se salvó en octubre de una muerte segura, ayer sufrió un terrible accidente. En esta ocasión el culpable fue un perro a medianoche, mientras llegaba a casa. Comienza a perseguirme y yo, a pesar de los esfuerzos por ahuyentarle, me veo obligado a poner pies en polvorosa con tan mala suerte que me tropiezo y caigo con el teléfono en la mano… Mi cara en ese momento debió de ser de película de terror porque cuando me di de bruces sí que creía que el can se iba a abalanzar sobre mí y a morder. Para mi sorpresa decidió marcharse. Mi felicidad duró muy poco; miré a la pantalla del teléfono y una infinita telaraña de grietas había cubierto la pantalla. El móvil funciona todavía pero esta semana tendré que volver a visitar a Daljeet para que me cambie este cristal que ayer no fue tan gorila como pretende.

    InDieQuito