Hacia el final de la tarde de ayer se puso a llover en Gopeshwar. Por la noche he soñado que llovía a cantaros, quizás un sueño provocado por el continuo ruido de tuberías de la guesthouse en la que he pernoctado. Por eso, cuando a las 4:30 he abierto el ojo y he visto alguna estrella sobre el cielo me he puesto de muy bien humor.
Hemos puesto rumbo a Nandaprayag cuando todavía era de noche y una vez allí, me he puesto el uniforme de faena. 61 kms por delante, con el cansancio acumulado, todo para evitar una semana de lluvias que está a punto de cernirse sobre nuestras cabezas.
He comenzado muy tranquilo, alrededor de las 6 de la mañana. Mi intención era guardar las fuerzas para los dos grandes puertos que tenía que superar a lo largo de la mañana.
Poco después de comenzar la subida al primer puerto que me iba a encontrar, un segunda categoría de 8 kms de longitud, he pinchado mi rueda trasera. El poro en la cubierta era muy pequeño así que hemos inflado a tope y hemos continuado. Para nuestra fortuna había un solitario taller mecánico en medio de la nada, tan solo 1 km y medio más arriba. He de reconocer que no sé si habrá sido por ese descansillo pero el puerto se me ha hecho bastante llevadero y he alcanzado Pipalkoti, localidad que iba a ser la salida de la última etapa, sin mayores inconvenientes. A partir de ahí, quedaban 34 kms para el destino.
Poco después ha habido otro parón porque nos hemos encontrado la carretera cortada por un desprendimiento y una máquina excavadora trabajando en ello. Unos minutos más tarde hemos reenpredido la marcha.
Había un tercer puerto camuflado, un conjunto de pendientes que se ha alargado más de 4 kms y que era un tercera categoría con toda seguridad, todo para añadirle un poco más de épica al asunto.
Finalmente, hemos llegado al cartel que indica que faltan 13 kms para Joshimath, un cartel que marca el comienzo del puerto de primera categoría que sí que me ha hecho sudar de lo lindo. Los 13 kilómetros, distribuidos en torno a 4 recurvas de 180 grados se me han hecho muy eternos. No avanzaba y los dolores en las piernas se han adueñado de mis pensamientos. La música en el oído izquierdo a jugado un papel importante para abstraerme y seguir cuesta arriba.
Conforme nos acercábamos a la cota de los 2000 metros ha empezado a notarse un frío helador y eso que eran casi las 10 de la mañana. Por fin, después de mucho sufrimiento, he llegado a Joshimath, esa meta que parecía todavía tan lejana hace apenas 2 días, esa meta que era el objetivo de todo este proyecto que lleva dos meses rondándome la cabeza. Mañana haré un balance de toda la aventura. Ahora me retiro a descansar porque estoy exhausto.
Un enorme abrazo. Lo conseguimos!!
InDieQuito
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