Las capas del pastel (día 92)

LAYER CAKE

A Historias de DieQuito le quedan todavía una docena de artículos de vida, pero el fin se está acercando y no querría completar mi cuaderno de bitácora sin hacer una retrospectiva de mis excursiones andinas, no sería lógico.

De izquierda a derecha, de arriba a abajo: Ruco Pichincha, Sincholagua, Heart Peak, Ilinizas Norte, Cotopaxi, Chimborazo.

Ruco Pichincha (4696m). Cima. Mi primera excursión de alta montaña. Una aventura al lado de la que ha sido mi ciudad durante 3 meses, pero que suponía rozar la altitud del Mont Blanc. La primera capa del pastel…

Sincholagua (4919m). Cota 4750m. Yo venía de coronar el día de antes el Ruco Pichincha y para más inri, la ruta del Sincho tenía una distancia de más de 20 kms. Nos quedamos a 1 hora de la cima, a 4750m, en una zona umbría en donde la nieve decoraba las laderas como si de azúcar glacé se tratase.

Heart Peak (4788m) Cima. El Cerro Corazón fue la tercera y última montaña antes de dar el salto cualitativo a los cincomiles. Una niebla espesa como la nata nos privó de unas buenas vistas desde lo más alto.

Ilinizas Norte (5126m) Cima. La visita a los picos hermanos es la que yo considero como mi primera gran ascensión, la que supuso un cambio y me hizo saber que las metas superiores eran un objetivo realista. Su escarpada cumbre, salpicada por bloques de hielo que semejaban a limaduras de chocolate blanco, fue un reto que nos llevó dos días de caminata.

Cotopaxi (5897m) Cima. Coronar el volcán activo Cotopaxi era el sueño de mi viaje a Ecuador. Este gran merengue no lo puso nada fácil y durante toda la noche tuvimos que soportar un viento blanco que nos dejó convertidos en tartas heladas. Sufrimiento, dominio mental y tesón serían las tres palabras que definirían esta exitosa ascensión.

Chimborazo (6310m) Cota 6100m. Tras la tortura del Coto, mis ánimos estaban por los suelos como para intentar subir la cima más alta del país. A pesar de ello, varios amigos españoles me convencieron y con algunos miembros de NN.HH emprendimos está última expedición a la última frontera…los 6000m. Tumbar esa barrera psicológica y física fue la dulce guinda que puso fin a mi pastel andino.

Mi vida de andinista va a ser como unos fuegos artificiales: brilla con mucha intensidad pero durante muy poco tiempo…Sin embargo, en los Pirineos queda mucho camino por recorrer…Próximo objetivo: Aneto 2012.

DieQuito

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