• Charla Chimborazo 2015 en El Corte Inglés


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    La aventura del Chimborazo del pasado mes de septiembre nos acompañará el resto de nuestras vidas. No todo fue bonito y agradable en un viaje que terminó con la lesión de Alberto y una cima Veintimilla agridulce 4 días después. Es un viaje de esos que marcan y que sin duda ha servido para fortalecer más si cabe mi amistad con el pueblo ecuatoriano, con mis amigos de NN HH y con Alberto.

    Aquí os dejo uno de los vídeos que se proyecto en el que se ve la llegada a la cima con el amanecer. La grabación se realizó con una SJcam y la música es Aftermath del la banda británica Muse.

    Ayer en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés reunimos a un grupo de unas 70-80 personas que querían conocer más a fondo cómo fue nuestra aventura al otro lado del charco. No fue una asistencia tan heavy como en la última ocasión pero al menos todo el mundo pudo disfrutar de la charla desde la comodidad de un asiento. Quiero agradecer a mis familiares: Lourdes, Fernando, mi yayica Ofelia, Pili y Santiago por acercarse a escucharnos.

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    En la primera parte de la charla yo traté de explicar la motivación que mueve a los alpinistas a ir para arriba, a pesar de hacerlo a costa de exponerse a abundantes riesgos, especialmente en la alta montaña. A continuación Alberto habló del entrenamiento específico de los montañeros y de su enfermedad, el linfedema. Finalmente, entre los dos contamos la aventura del Chimborazo, las luces y las sombras de este viaje que nunca olvidaremos. Mencionamos a la Agrupación Excursionista Nuevos Horizontes, a nuestro guía Jorge Castillo y a nuestra anfitriona Lorena Racines.

    En el turno de preguntas hubo de todo, desde qué piensan vuestras familias sobre esto, a de dónde sacáis el valor para hacer estas cosas pasando por cuál es el próximo objetivo. La respuesta a esta última pregunta fue el Mont Blanc y mis compañeros de cordada, Marcos, David y Raúl estaban presenten en la sala. ¡Solo faltan 5 meses!

    Gracias a todos los asistentes que nos acompañasteis y si alguien no pudo venir que no se preocupe, que volveremos a dar la charla el 14 de abril en la academia Enseñalia San Francisco.

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    A modo de despedida adjunto también el vídeo que cuenta todo el viaje. La música es en este caso de The Boxer Rebellion, en concreto, su canción Always. En los créditos agradezco una vez a los patrocinadores su apoyo tanto moral como económico que hizo posible esta aventura. y que aparecen al final del vídeo (Eboca Vending, Universidad San Jorge, Enseñalia, Distripol, ASAGEM y AriasyAsociados) En los créditos la canción utilizada es The Last Resort de Lorne Balfe (banda sonora original de 13 horas: los soldados secretos de Bengasi.

    DieQuito

  • Cambio radical y despedida de NN.HH (día 14)

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    Lo primero que he hecho esta mañana ha sido afeitarme por completo. Me había empezado a dejar barba a mediados de junio, hace 3 meses, y desde entonces no la había recortado en absoluto, salvo en la zona baja del cuello, para que no me molestase. He pasado calor en verano. Un calor… Después de haber ascendido a la cima Veintimilla del Chimborazo, ha llegado la hora de rasurarla y de cortarme el pelo.

    Por la tarde he ido a la asociación Nuevos Horizontes y algunos de los presentes han tardado en reconocerme. Ha sido gracioso y me ha recordado a la broma que le hice a Guru al llegar a Tailandia hace casi 3 años.

    El mítico Julio TinajeroIMG_5806 nos ha obsequiado con un parche de la asociación, que con mucho cariño coseré a una de mis “chompas”. Nos hemos despedido de todos y estoy convencido de que en un futuro volveré a hacer montaña con estas maravillosas personas.

    Por la noche fuimos a la Plaza Foch, en donde nada más entrar nos vimos rodeados por una extraña concentración de bicis nocturna que se merecía esta panorámica.

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    Cenamos unas chuletas al carbón con platano frito y terminamos la noche en The Boot, que nos hizo gracia porque su logotipo es una suela de bota que me recuerda a la foto de mi pisada sobre la ceniza en Ilinizas. Reggaeton y pantallas con repeticiones deportivas. Extraña combinación para nuestra última noche en la ciudad.

    DieQuito

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  • Sueño cumplido (día 13)

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    De camino a Ríobamba predominaban las nubes, lo cual me causó cierta ansiedad ya que en la alta montaña cuanta más visibilidad mejor. Por la noche bajaron a los valles y dejaron de nuevo un Chimborazo despejado y una noche espléndida.

    El guía que me asignaron era Segundo, ese chico al que le presté un par de botas de montaña para subir a ayudar el día del rescate. Le dije que esta vez esperara que tuviese botas adecuadas con un poco de sarcasmo.IMG_5726Salimos a las 10 de la noche a caminar con un claro objetivo, la cima Whymper, de 6310m. Para llegar a ella hay que pasar por otra de las cimas que tiene la montaña, la Veintimilla, de 6280m, hacer un descenso y caminar más un kilómetro.

    De antemano me esperaba una batalla mental, especialmente cuando una montaña te ha tratado tan mal hace tan solo 4 días. Pero lo cierto es que una vez nos pusimos a caminar por la ruta Guarguayá no me vinieron a la cabeza los momentos vividos el fin de semana pasado.

    Tras superar la zona del Castillo alcanzamos por fin la nieve, en torno a los 5500, pero en lugar de escorarnos tan a la derecha como el sábado pasado, Segundo me llevó por la zona izquierda. Aquí empezaron los problemas.

    Toda la lengua de hielo era inestable y de vez en cuando pisabas y sonaba un amenazante chasquido que indicaba una grieta en la placa de hielo. Ascendíamos con cuidado pero eso no parecía mitigarlo. Para empeorar las cosas la ausencia de nieve recién caída hace que haya unas enormes grietas que tienes que ir sorteando y saltando.

    Lo cierto es que en la montaña a veces hay que asumir algunos riesgos y este fue el que asumimos en esta ascensión. De todas formas, este hecho fue el que hizo que descartáramos la cima Whymper, que requiere dos horas más (ir y volver) desde la cima Veintimilla. Si ya nos la estábamos jugando subiendo por aquellas placas inestables de madrugada imaginaos lo que supondría bajar por allí a las 9 de la mañana, cuando el sol las está calentando directamente.

    En torno a los 5700 y rondando las 2:30 am nos encontramos con un IMG_5749ejército de penitentes que complicó definitivamente la subida. Los penitentes son pináculos de hielo modelados por el viento y que alcanzan un metro o más de altura y que tienes que esquivar, pisotear, rodear, poniendo en juego tus tobillos y articulaciones. A esas alturas ya te falta mucho el aire y lo que menos te apetecen son complicaciones.

    Si a eso le añadimos que la Veintimilla es una cima que parece estar siempre alejándose… las últimas dos horas de ascensión fueron horribles.

    IMG_5727A las 5:30 alcanzábamos la Veintimilla, presenciando el amanecer simultáneamente con nuestra llegada. El Cotopaxi escupía ceniza a lo lejos y la Whymper nos miraba con orgullo, con sus 30 metros de más, sabiendo que no la pisaríamos ese día.

    Lo cierto es que de todos los grupos de escaladores que había en el refugio, predominantemente franceses, tan solo Segundo y yo hemos pisado cima. Motivo para estar orgullosos y que dice mucho del estado lamentable en el que está el Chimborazo.

    11863337_953215651404207_5139491816631370893_nNo estuvimos mucho rato y a las 6 partimos hacia abajo con bastante preocupacion por lo que podía suceder en la pala inestable, que tiene como unos 500 metros de largo. La idea era rebasarla antes de que el sol le diera de lleno (sobre las 8:30) y lo hemos logrado sin problemas. Ahora bien, si hubieramos ido a la Whymper, eso no hubiera sido posible. En la montaña hay que dar lecciones de fuerza, pero también de prudencia.

    Contento por la cima Veintimilla y sus 6280 metros, aunque la Whymper seguirá esperando.

    DieQuito

      
     

     

  • Rumbo al Chimborazo (bis) (día 12)

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    Faltan 3 días para regresar a España y a estas alturas esperaba ya tener conseguido el objetivo. Sin embargo, no es así.

    Hoy pongo rumbo al Chimborazo con ánimo de conseguir ascenderlo esta noche. Una montaña que no me ha dado ninguna concesión en las dos anteriores intentonas, en 2011, y hace apenas 4 días.

    Todavía no conozco a mi guía pero estoy convencido de que tendrá un gran conocimiento de la montaña y de que podré confiar plenamente en él.

    Después del largo viaje en bus iré al refugio con Fernando, el mismo chófer que utilizamos el fin de semana, y me pasaré la tarde charlando con Marco y compañía hasta que llegue el momento de cerrar los ojos encima del saco. A las 10 de la noche partiré hacia la cumbre.

    Lo mejor de este plan es que no tengo que aclimatar, ya que estoy perfectamente aclimatado tras dos largos días a 5000 metros y haber alcanzado la cota 5900 (finalmente descubriríamos que habíamos llegado tan solo en torno a 5700). A los que hay que sumar el día entero en el refugio de Ilinizas de la semana pasada.

    Espero que hoy la montaña me trate un poco mejor que la otra vez.

    DieQuito

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  • Pesadilla en el Chimborazo (día 9)

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    Hay días malos en la montaña y luego están los días como hoy.

    Anoche, alrededor de las 22:30 horas nos poníamos a caminar rumbo a la cima del Chimborazo. La montaña estaba bastante pelada de nieve en comparación a como la recordaba pero sigue siendo un pico imponente. A la cordada original de Alberto y mía, liderada por Jorge Castillo, se habían unido 2 andinistas más de NNHH: Santiago y David, con este último casi coroné esta montaña en 2011. Además, venía una amiga de Santiago, Andrea. En este tipo de ascensiones, cuanta más gente mejor y esta afirmación ha tenido hoy más sentido que nunca.

    Alrededor de los 5200 metros comenzaron los problemas y es que nuestro guía no podía continuar por un repentino dolor en la ingle. Los otros miembros de Nuevos Horizontes son gente experimentada que conoce la montaña, así que decidimos proseguir mientras Jorge descendía en solitario.

    Unos metros más allá se nos unió otro ecuatoriano que se quedó solo porque el resto de su cordada también tuvo que descender. La montaña estaba hoy inmisericorde. Éramos de nuevo 6: David, Santiago, Andrea, Ángel, Alberto y yo.

    Nos perdimos un poco en la zona del Castillo, teniendo incluso que escalar asegurados ante las paredes que nos estábamos encontrando, tratando de dar con el camino. La ruta definitiva hacia la cumbre la encontramos por fin IMG_5575hacia las 2 de la mañana y emprendimos la ascensión directa por la lengua de hielo. La noche, por otro lado, estaba siendo fría, pero espléndida, con una impresionante vista del manto estelar. Más cerca que nunca de las estrellas.

    En torno a las 4 de la mañana, nos hallábamos a 5700 metros. Era la situación ideal, pronosticando la cumbre en la Veintimilla en torno a las 7 y la cumbre máxima para las 7:30. Las dos cordadas nos encontrábamos fuertes y bien hidratadas. El ritmo de ascensión era el óptimo y el trecho que nos quedaba era una pendiente de hielo continuada a 45 grados de inclinación. Larga, pero sencilla.

    Pero lo inesperado puede asaltar en cualquier momento en la montaña y así sucedió…

    A Alberto se le salió la rótula de la rodilla derecha provocándole un esguince. Gritos de dolor. Noche cerrada. Ladera helada. Falta el oxígeno. De repente, aquellas sencillas cuestas eran ahora como paredes y allí estábamos los 6, sin posibilidad de rescate, con una persona coja. Ante la imposibilidad de buscar refugio en la zona más expuesta de la montaña decidimos descender, con mucho cuidado mientras yo aseguraba a Alberto.

    Estas laderas son adecuadas para descender de día, una vez has hecho la cima y la nieve se ha reblandecido con el sol radiante de la mañana. En ese momento eran pistas de patinaje sobre hielo y la oscuridad era total. Unos metros más abajo Andrea perdió el equilibrio y tras caer recibió un fuerte traumatismo en el cóccix, el último hueso de la columna vertebral, y apenas podía moverse. La situación se torno desesperada. En ese momento decidimos detenernos y esperar el amanecer para ver todo un poco más claro. El frío a esa hora te acuchillaba el plumífero, pero descender más en aquellas condiciones era inviable, pues nos arriesgábamos a más caídas.

     

    A las 5 de la mañana han salido los primeros rayos de sol y nos hemos percatado rápidamente de que debido a la ausencia de luz y a la desesperación habíamos bajado un poco desviados, metiéndonos en un callejón sin salida, a 5700 metros. Ahora había que ascender unos 50 metros de nieve para retomar a la senda. Los enfermos no podían más así que tocaba pedir auxilio. Le he dado mi manta térmica a Alberto. Andrea también tenía manta térmica y Santiago se ha quedado con los heridos porque no estaba muy afectado por el frío, que era helador al amanecer.

    Hemos emprendido el descenso para buscar ayuda. Teníamos dos opciones: una era regresar por la ruta normal, que nos demoraría unas 3 horas, otra era bajar por la ruta antigua, que nos permitía llegar al refugio en 1 hora pero que es un auténtico disparadero. Desde hace años está prohibido el paso por aquí por los constantes desprendimientos de roca y hielo de la inmensa pared que corona esta pedrera. Hemos escogido «el disparadero» para que la ayuda llegue lo antes posible. En total he contado hasta 4 piedras del tamaño de un puño que han pasado silbando nuestras cabezas. Hemos descendido muy deprisa porque es la única manera de minimizar el riesgo a recibir un impacto.

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    Hemos llegado al refugio agotados y a Jorge casi le da un ataque al corazón al enterarse de la noticia. Eran ya las 7 de la mañana. Con premura han coordinado el rescate desde el refugio llamando a los GOE que, nada más llegar, han subido para arriba como cohetes armados con camillas mientras nosotros dos recargábamos las pilas. Le he tenido que dejar unas botas a un amable guía del refugio que se ha unido al rescate y que al parecer no tenía a mano unas adecuadas para subir allá arriba. Uno de los motivos por los que quería bajar rápido al refugio era para que se hiciera uso del seguro FEDME que tanto Alberto como yo tenemos contratados para estas situaciones. Sin embargo, no ha hecho falta porque los GOE realizan estos rescate sin cobrar al rescatado.

    Por fin los guías del refugio han divisado a Andrea y Santiago regresando por la ruta normal a tientas y a Alberto bajando solo por «el disparadero» , así lo han comunicado por Walkie Talkie. David ha cogido un saco de dormir y agua caliente y ha subido para arriba a su encuentro por la ruta normal. Minutos después, Jorge y yo hemos subido hacia «el disparadero» en busca de Alberto.

    A las 9 de la mañana, a la altura del segundo refugio, nos hemos enterado de que los del GOE no lo habían encontrado y esto nos ha preocupado y mucho. Mala suerte y una piedra cabrona y Alberto podría haber sido malherido. Su exposición al riesgo era más elevada por bajar de forma lenta a causa de su lesión.IMG_5597

    Por fin, hemos dado con él a las 10, a unos 5200 metros. ¡Vaya abrazo! Jorge se ha quedado a su lado mientras yo he bajado corriendo al refugio para comunicar que Alberto estaba bien y que centraran sus esfuerzos en Andrea y Santiago, que estaban bajando penosamente con David.

     

     

    Finalmente, los han encontrado y han encamillado a la pobre Andrea, que aullaba de dolor a las puertas de la ambulancia, en torno a las 3 de la tarde.

    Vaya día aciago y aun así damos gracias porque todos los heridos están en buenas manos. A Alberto le han hecho radiografías y se ha descartado la rotura. Andrea por su parte, mejora de su golpe.IMG_5609Muchísimas gracias a todos los guía, GOE y personal sanitario que participó en el rescate y atendió a los heridos. Muchas gracias también a Marco (Pantani), por su apoyo moral. Eres un maestro amigo.

    Apago los ojos ahora, tras regresar de Riobamba y más de 40 horas sin dormir.

    Ha sido 13 de septiembre y no soy supersticioso.

    Punto en el que sucedió el accidente

     

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  • Partimos hacia el Chimborazo (día 8)

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    En unos minutos saldremos hacia Riobamba. 4 horas de autobús por la Panamericana para acercarnos al coloso más alto de Ecuador.

    Cuando circulo por la Panamericana me pongo a pensar que esa extensión de asfalto de 26.000 kms de longitud, que une la punta superior de Alaska, con Ushuaia, la ciudad de la punta inferior de Sudamérica, pasando por centroamérica y el corazón de Estados Unidos. Alucinante. Un viaje para hacer alguna vez. ¿Alguien se apunta?

    Tras este inciso continúo contando la planificación. Llegaremos al Chimborazo por la tarde y hay una mala noticia. El refugio superior está en rehabilitación, asi que nos tendremos que quedar en el refugio que está a 4800 metros, aumentando el desnivel hasta los 1500 metros. Vaya soba. Espero que eso no influya demasiado en el devenir de la aventura.

    Todo listo. Mañana espero poder publicar el artículo con la foto de cima en el Chimbo.

    Un abrazo. DieQuito

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  • Chimborazo 2015

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    Hace casi cuatro años me quedé a tan solo 200 metros de coronar el Chimborazo. Dimos media vuelta cuando acariciábamos la gloria. Fue una decisión difícil de tomar, pero el amanecer se nos había echado encima y cuando el sol calienta la cima de este enorme merengue de 6310 metros, hay un alto riesgo de aludes que conviene evitar. David, mi compañero de cordada, también se lamentaba; pero en esas circunstancias, la lógica impone su ley.

    Los otros dos miembros de la expedición, Alexa y Paul, tampoco pudieron alcanzar la cumbre, y tuvieron que detenerse unas decenas de metros más arriba…
    Lo sentí como una ocasión perdida, un sueño que se desvanecía, un tren que se escapaba, quizás para siempre…

    Desde entonces, muchos acontecimientos se han ido encadenando. Regresé de mi estancia en Ecuador y en verano de 2012 viajé a Nepal para intentar conquistar el Tharpu Chuli, pero el clima no lo permitió. Inmediatamente después vinieron todos aquellos meses en India, que terminaron con el viaje en bicicleta desde Nueva Delhi hasta las faldas del sagrado Nanda Devi en mayo de 2013. Durante el pasado invierno (2014) viajé con Alberto Bescós al norte de África para coronar el Toubkal, ascensión que conseguimos gracias a que la borrasca nos dio tregua durante un par de días.

    La aventura de este año cierra el círculo, regresa a uno de los puntos de partida: el taita Chimborazo.

    Cuando les prometí a mis amigos quiteños que regresaría a Ecuador para intentar coronar el Chimbo lo dije con la boca pequeña, inquieto quizás por estar hablando más de la cuenta. Hoy en cambio puedo anunciar que ya está todo confirmado, con los billetes de vuelo reservados y el plan de aclimatación más o menos concretado.
    Mi compañero de aventura será de nuevo Alberto Bescós, que visitará el continente americano por primera vez. Para conseguirlo contaremos con la inestimable ayuda de la Asociación Andinista Nuevos Horizontes y del mítico Jorge Castillo, que fue mi guía en la ascensión al Cotopaxi en 2011. Jorge también está emocionado por el reto e ilusionado porque nos volvamos a ver después de casi un lustro.

    En esta ocasión, pasaremos al lado de «nuestra montaña» (el Cotopaxi) admirándolo desde la Panamericana, desde la tranquilidad de los 3000 metros, rumbo al punto más cercano al astro rey, la cima del Chimborazo.

    La fecha: septiembre 2015.

    DieQuito

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  • Rememorando el Chimbo

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    La bruma no deja ver la cima… más o menos en donde pusimos fin a la expedición

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    Y aquí nos dimos la vuelta…

    Hace exactamente dos años, exactamente a estas horas, mis compañeros de cordada y yo decidíamos dar la media vuelta y no coronar la montaña más alta de Ecuador. El sol se despertaba por el este y, como el astro rey convierte al Taita Chimborazo en una trampa mortal con propensión a los aludes, nos decantamos por la prudencia, que siempre es una buena consejera en la montaña.

    6100 metros fue la cota más alta que alcanzamos David y yo, Ale y Paul llegaron hasta la cima Veintimilla (6200m), unos metros más arriba.  Nadie holló la cima Whymper aquel día.

    A pesar del paso del tiempo, el Chimborazo sigue en mi mente, como un objetivo que espero poder completar algún día. No sé si 2014 será el año en el que me volveré a enfrentar cara a cara a esta montaña, o quizás 2015. Lo que tengo por seguro es que quiero volverlo a intentar, quiero volver a poner todo mi empeño en llegar a esos 6310 metros de puros Andes ecuatorianos.

    El tiempo ya me dará, cuando considere oportuno, una segunda oportunidad.

    DieQuito

  • Las capas del pastel (día 92)

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    A Historias de DieQuito le quedan todavía una docena de artículos de vida, pero el fin se está acercando y no querría completar mi cuaderno de bitácora sin hacer una retrospectiva de mis excursiones andinas, no sería lógico.

    De izquierda a derecha, de arriba a abajo: Ruco Pichincha, Sincholagua, Heart Peak, Ilinizas Norte, Cotopaxi, Chimborazo.

    Ruco Pichincha (4696m). Cima. Mi primera excursión de alta montaña. Una aventura al lado de la que ha sido mi ciudad durante 3 meses, pero que suponía rozar la altitud del Mont Blanc. La primera capa del pastel…

    Sincholagua (4919m). Cota 4750m. Yo venía de coronar el día de antes el Ruco Pichincha y para más inri, la ruta del Sincho tenía una distancia de más de 20 kms. Nos quedamos a 1 hora de la cima, a 4750m, en una zona umbría en donde la nieve decoraba las laderas como si de azúcar glacé se tratase.

    Heart Peak (4788m) Cima. El Cerro Corazón fue la tercera y última montaña antes de dar el salto cualitativo a los cincomiles. Una niebla espesa como la nata nos privó de unas buenas vistas desde lo más alto.

    Ilinizas Norte (5126m) Cima. La visita a los picos hermanos es la que yo considero como mi primera gran ascensión, la que supuso un cambio y me hizo saber que las metas superiores eran un objetivo realista. Su escarpada cumbre, salpicada por bloques de hielo que semejaban a limaduras de chocolate blanco, fue un reto que nos llevó dos días de caminata.

    Cotopaxi (5897m) Cima. Coronar el volcán activo Cotopaxi era el sueño de mi viaje a Ecuador. Este gran merengue no lo puso nada fácil y durante toda la noche tuvimos que soportar un viento blanco que nos dejó convertidos en tartas heladas. Sufrimiento, dominio mental y tesón serían las tres palabras que definirían esta exitosa ascensión.

    Chimborazo (6310m) Cota 6100m. Tras la tortura del Coto, mis ánimos estaban por los suelos como para intentar subir la cima más alta del país. A pesar de ello, varios amigos españoles me convencieron y con algunos miembros de NN.HH emprendimos está última expedición a la última frontera…los 6000m. Tumbar esa barrera psicológica y física fue la dulce guinda que puso fin a mi pastel andino.

    Mi vida de andinista va a ser como unos fuegos artificiales: brilla con mucha intensidad pero durante muy poco tiempo…Sin embargo, en los Pirineos queda mucho camino por recorrer…Próximo objetivo: Aneto 2012.

    DieQuito

  • La última frontera (día 82)

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    Hay trenes que solo paran en nuestra estación una vez en la vida…o aprovechas el momento y lo coges, o nunca más tendrás la oportunidad de hacerlo. Recuerdo la cima del Cotopaxi como algo fugaz, tan solo tres minutos de tensión, pues en ese momento solo piensas en que hay que descender. La verdadera cima de las montañas está en el refugio. Allí arriba pensé que lo había logrado, aquello que deseaba con tanta fuerza ya desde España, estaba…sucediendo. Podía sentir bajo mis pies el inmenso poder de esa mole de casi 5900 metros.

    Sin embargo, con el paso de los días, mis ojos se posaron sobre la remota cima del Chimborazo. La montaña más alta del Ecuador estaba ahí cerca, al alcance de la mano, un pico de 6310 metros.

    Es muy posible que jamás tenga de nuevo la oportunidad de intentar coronar un seismil…ahora estoy aclimatado, tengo compañeros de cordada, estoy viviendo a 150 kms de él…¿Cuándo se volverá a repetir esta idílica situación? Por eso, si el clima lo permite, voy a tratar de lograr este reto, tratar de cruzar esa última frontera y llegar, con mis piernas, hasta el punto más alejado del centro del planeta.

    Imágenes: wikipedia, genesys33

    DieQuito