Antes de hablar de Marrakech, conviene hablar de la emotiva cena que degustamos anoche con nuestro guía Hamid, a quien le dedicaré un artículo más adelante por haber sido un excelente compañero, y con Abrahim, organizador del trekking.
Fátima, la mujer de Hamid, cocinó para nosotros un excelente tallin con carne de cabra que estaba para chuparse los dedos. En la tranquilidad de la noche de M´Zik, nuestras carcajadas resonaron por todas las paredes de adobe del poblado. Las conversaciones de sobremesa son pura magia cuando las rodea un ambiente cordial. Sin embargo, por otro lado, la tristeza dominaba el ambiente, un ambiente de última cena.
Después de la cena y con los frontales encendidos, Alberto y yo hemos descendido hasta Im-lil, en donde habíamos quedado con Elisa y Perrine, unas francesas viajeras con las que estuvimos conversando hasta altas horas. Ellas me dijeron el mejor piropo que me habían dicho nunca, que yo les recordaba a Alexander Supertramp por mi forma de ser y también por mi físico (escondido tras una generosa barba).
Al despedirnos de las marsellesas hemos regresado a M´Zik. Cansados, planeábamos dormir plácidamente, pero la tormenta que atacaba a la alta montaña ha descendido al valle en forma de vientos huracanados que amenazaban con reventar las ventanas. No he podido pegar ojo, otra vez.
A primera hora hemos cogido de nuevo un Mercedes sacado de una tienda de antigüedades y antes de partir hemos echado la vista atrás en busca del Toubkal, cubierto por completo por la bruma. De nuevo damos las gracias al clima… por la oportunidad.
Ya en Marrakech, tras instalarnos en un pintoresco a la par que barato hostal ubicado en el pleno centro de la ciudad, hemos ido a un centro comercial, desesperado por comprar alimentos sin gluten. A pesar de mi ilusión, mis peores presagios se han confirmado y el área de productos específicos para celiacos ocupaba dos baldas de apenas un metro de longitud (tomate frito, galletas simples, fussilis y spaguettis) 4 míseros productos en un hipermercado de la firma Carrefour. Sorprendente e inquietante porque se intuye una elevada falta de diagnóstico.
Están tan atrasados en este asunto que, cuando le he preguntado a un responsable acerca del pan sin gluten, me ha llevado ante el panadero y sin consciencia alguna de estar haciendo un ridículo espantoso, le ha preguntado sí había horneado pan sin gluten. El obrador, se ha quedado más patidifuso que yo, si cabe.
A falta de celiacos declarados y ante la lógica imposición de la ley de la oferta y la demanda, nadie vende productos sin gluten.
Me dispongo a echar una siesta en este preciso momento, para coger fuerzas para la noche árabe, que servirá de celebración por la cima del Toubkal.
DieQuito
De nuevo en el valle
(artículo publicado a primera hora por Jorge Puente, antes de emprender el viaje en coche a Marrakech)
Su plan para tratar de ascender el Ras Ouanoukrim se vio ayer truncado por un clima especialmente inmisericorde (ver imagen) y tras mucho deliverar y a pesar de haber estado listos para partir hacia la cima desde las 5 de la madrugada; hacia las 9, Diego y Alberto emprendieron el largo y tedioso descenso hasta M’Zik.
Han pasado la noche en este pueblo bereber y hoy, a primera hora, han puesto rumbo a Marrakech. El mal tiempo que ayer azotaba las altas cumbres del Atlas se ha deslizado hacia el valle y el viento apenas les ha dejado pegar ojo. En Marrakech por fin, obtendràn su merecido descanso.
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