El día ha empezado con un delicioso desayuno en el riad con mermelada de dátiles, panes tradicionales marroquíes, zumo de naranja, miel, fresas, té a la menta y mucha amabilidad por parte de los dueños del hotel.
Y la primera visita ha venido a continuación, en la misma Ouarzazate, en una importante kasbah. Nuestro guía en español nos ha explicado como se remozan las paredes de adobe tras las lluvias, cómo el artesonado de cedro distingue las estancias de los jefes, de las zonas destinadas al servicio, y otros secretos de la kasbah.
Después de esta interesante parada, hemos emprendido el camino hacia Tinerhir, aunque primero en dirección a la Garganta del Dadés.
Como curiosidad hemos visto una central eléctrica solar con una peculiar torre que refleja un haz de luz en el aire. La mejor forma de explicarlo es con una fotografía.
Tras subir por la sinuosa carretera de la garganta del Dadés, hemos disfrutado de una tortilla bereber, con mucho huevo y verduras, en un hotel colgado al lado del desfiladero.
Nada más terminar de comer, hemos puesto rumbo a la garganta del Todra, que impresiona con unas paredes de roca de cientos de metros. Muy cerca de allí está Tinehir, la ciudad en la que pernoctaremos esta noche antes de continuar hacia Merzouga.
Vista de Tinerhir
Y como foto más bonita del día, la del cachorro de gato persa que descansaba en el zoco de Ouarzazate.
Como nota curiosa, añadir que durante las tediosas horas de bus, hemos comenzado a visionar Gladiator. Ayer en Aït Ben Haddou, escenario de la película, nos acordamos de la magnífica obra de Ridley Scott y no hemos podido resistirnos.
DieQuito
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