Siempre hay un último entrenamiento y si hace ya unos días fue el último trote, el último día de boulder, la última salida al Pirineo, hoy ha sido el último trekking antes del Cervino. Mañana día de descanso total para afrontar la aventura al máximo de energía.
Esta mañana Marcos y Cristina han ido al Breithorn, un cuatromil al que se accede a través de un teleférico. Alejandro, David y yo hemos optado por la opción plebeya y hemos subido a Täschalp en coche. Täschalp es un pueblo situado en un precioso valle con vistas a muchos glaciares y al Weisshorn. Lo único malo es su situación, bajo un cono de derrubios de dimensiones colosales en el que desvían el agua con una presa de un tamaño diminuto… Yo soy muy agorero. Eso también es un hecho.
Hemos ascendido unos 600 metros hasta el Täschhutte, un refugio solitario de los más cuidados que he visto en mi vida. Mejor que los más transitados del Pirineo de largo.
Después hemos seguido hasta el Wissgrat, un mirador que parece un cementerio indio y un poco más allá hasta un pico de 3200 metros en donde hemos estado casi dos horas para ir aclimatando.
Las vistas desde esa arista que unía el mirador y el pico eran increíbles. El Monte Rosa, el Wiesshorn, el Cervino (aunque estaba tapado por algunas nubes), el Mettelhorn etc.
El descenso lo hemos hecho por el Weingarten, que es un lago que ciertamente está en horas bajas en lo relativo al nivel del agua. La bajada ha sido bastante rápida, para terminar de poner las piernas a punto tras una jornada con 1000 metros de desnivel.
Por la tarde hemos medio siesteado viendo el final de la etapa de la Vuelta a España, en impertinente alemán, y hemos bajado a la piscina porque llovía. Esperemos que estas tormentas no se presenten el fin de semana.
Al salir del agua y tras el sorteo de Champions, comentado en odioso alemán, hemos echado un partido de fútbol. Marcos se ha resentido del adductor, pero suponemos que no supondrá un problema para la ascensión del domingo.
Ahora después de cenar vamos a ver el documental “Dejame vivir”, en el que Kilian Jornet cuenta el récord de ascensión al Cervino y al Mont Blanc.
DieQuito
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