• Bendiciones para la nueva oficina

    Al principio era solo una idea, y hoy ya es una realidad. Al principio comenzamos a vender desde España, hoy ya tenemos una oficina física en México. Lo cierto es que estamos orgullosos de ello y no hay nada mejor para celebrarlo que una fiesta sorpresa, y es la que nos ha preparado nuestro socio y amigo a traición y sin que sospechásemos para nada… Hemos entrado en el edificio de la oficina y nada más pasar el umbral de la puerta un montón de globos, gritos y saludos nos han avasallado. Las mesas estaban repletas de comida y buen vino, y también había música. Incluso ha venido un cura a dar sus bendiciones para que el negocio sea próspero. Esta costumbre estaba muy arraigada en España antaño; aquí continúa haciéndose.

    También tengo que deciros que hemos probado los escalomes, unos huevos de hormiga que se comen con guacamole dentro de un taco, y que no me han disgustado lo más mínimo. Aunque no sería un plato que me pediría todos los días, para ser sincero.

    Ahora ya estamos en el aeropuerto de Ciudad de México y en unos minutos pondremos rumbo a la ciudad de Bogotá, en donde tendremos la última reunión antes de regresar a España.

    DieQuito

  • Sueño en Querétaro

    Hemos llegado a Ciudad de México muy temprano pero hemos tenido que entrar en el país, y luego cambiar de terminal para coger el avión a Santiago de Querétaro. Las casi dos horas de escala que teníamos nos han venido justas. Este último vuelo ha sido corto y ni siquiera me ha dado tiempo de relajarme, pero tampoco me he dormido en el vuelo previo así que esta mañana al aterrizar llevaba 40 horas sin dormir. Hemos ido a la primera reunión y me sentía francamente mal, como si estuviera en un submarino; mareado, con sudores fríos y un malestar general provocado por el agotamiento. Me he tenido que excusar y he ido al hotel La casa de la Marquesa a pedir que me dejasen hacer el check in antes de tiempo porque necesitaba acostarme de forma urgente.

    Cuando me han dado la llave me he metido en la cama minutos después y aún me ha costado conciliar el sueño, probablemente por el estrés que llevaba encima. Finalmente, he podido dormir un par de horas que me han sabido a gloria bendita.

    Tras una refrescante ducha hemos ido a comer a las 17:00h a un restaurante de mariachis, muy típico mexicano, El Pegueros, que está en medio de una carretera y en donde se respira un ambiente popular y tradicional, único. Al caer la noche, estábamos tomando una cerveza y de nuevo el sueño a vuelto a apoderarse de nosotros y solo pensábamos en cama. Así que hemos regresado al hotel y mañana será un nuevo día.

    DieQuito

  • La firma de Querétaro

     

    Esta mañana ya hemos hecho lo más importante: firmar. A partir de ahí, hemos celebrado la primera reunión oficial y hemos ido a celebrarlo con una buena comida méxicana. Querétaro es una ciudad similar a Zaragoza en tamaño y que destaca porque su población tiene una renta per capita superior a la media del país, gracias a empresas como Bombardier o Boeing, que están instaladas en la zona del aeropuerto.

    Cuando la temperatura ha comenzado a bajar hemos ido a dar un paseo por el centro colonial de Querétaro. Con sus calles empedradas, sus iglesias, sus edificios de poca altura y su buen ambiente, nos ha conquistado el corazón. El atardecer le ha dado un toque de magia al momento y las luces de la ciudad han ido ganando fuerza.

    Para cerrar el día hemos ido a cenar a un precioso restaurante, un antiguo patio mexicano, en el que nuestros compañeros mexicanos han pedido chapulines (saltamontes pequeñitos fritos) y aunque en un primer momento me he negado a probarlos, al final he pensado que hay que tener la mente abierta y aprovechar las oportunidades. Luego más de uno ha tenido remordimiento, imaginándose las jugosas patitas traseras de los saltamontes dando vueltas en su sistema digestivo.

    PD: los chapulines son el plato que podéis ver justo en el centro de la mesa.

    DieQuito