• Orccha

    Si hay un rincón de India que me ha gustado por su tranquilidad, al menos hasta el momento, y mirad que estuve casi un año viviendo en este país a comienzos de la década… es Orccha. El Jahangir Mahal es un edificio en el que se inspiraron los diseñadores de Monument Valley a la hora de crear ese magnifico juego. Con sus recovecos y sus monos campando a sus anchas, te trasladas a otro tiempo, en el que los maharajas campaban a sus anchas gobernando a todo su pueblo bajo una mano regia.

    Las vistas desde la parte superior, del río, de los frondosos bosques y de los otros monumentos de la ciudad es impagable y hace que merezca la pena subir todas las escaleras con las que te encuentres. Lo más importante en este caso es coger a un guía bueno, no como nosotros, que hemos contratado a un tío que sabía el mismo inglés que Paco Martínez Soria, pero por eso os aviso, para que no os pase lo mismo.

    En Orccha hay muchos monumentos para visitar, ya que aparte del Jahangir Mahal, otro lugar de obligada visita son los Chhattrï  o templos funerarios a la orilla del río. Cuando el caudal es abundante, pasa agua por en medio de sus arcos y es un espectáculo visual, aunque nosotros no tuvimos esa suerte.

     

    Para terminar os quería recomendar el hotel Amar Mahal, con sus jardines y piscina, y el restaurante Bundelkhand riverside, en el que preparan un tikka massala de los que no se olvidan jamás.

    DieQuito

     

  • Khajuraho

    Los templos del Kamasutra de Khajuraho te dejan sin palabras. Están ubicados en unas grandes explanadas de cesped en la actualidad, aunque inicialmente estaban en medio de los bosques, ocultos por la vegetación, como si de las construcciones de una civilización ya extinta se tratase. Su forma y tamaño recuerdan a las imágenes de naves espaciales que guardamos en nuestra cabeza tras muchos años de intoxicación con ciencia ficción. Su ornamentación también merece una mención aparte ya que sus miles de figuras, que cubren cada templo desde la base hasta su coronación, no son parcas de detalles. Algunas posturas son auténticas perversiones, zoofilia mediante. La única pega de estos templos son que en su interior, como la gente no tiene modales, huele a meado que mata. Supongo que algún indocumentado se habrá debido de pensar que son unas letrinas milenarias…

    Por la noche hemos ido a una actuación un poco cutre en la que por lo menos hemos conocido los diferentes bailes, músicas y vestimentas de un país infinito como este. Es un acto exclusivamente para turistas y no lo recomiendo si tenéis algo mejor que hacer.

    También hemos visitado unos templos situados en las cercanías aunque lo que más nos ha gustado han sido las callejuelas y las fotografías que hemos podido tirar: auténtica India.

    Por cierto, el hotel Radisson en el que nos hemos alojado parece una base secreta de un villano de James Bond.

    Diequito

  • Varanasi

    Rompiendo el amanecer hemos surcado las aguas del río Ganges. Llegar al embarcadero nada más levantarte tiene su parte positiva: la ciudad está tranquila y hay menos viandantes y, sobre todo, la temperatura es excelente. Una vez en el barco nos han dado una vuelta por el río para ver los Ghats y las cremaciones, lugar en el que estaban prohibidas las fotografías. Los guías, te explican que cada día se queman centenares de cuerpos y que las cenizas son vertidas a estas aguas. 

    Varanasi es una ciudad especial. Sus únicos y diferenciales Ghats, con sus escaleras infinitas y los santones bañándose en el río te trasladan a otra época, quizás a otro milenio. Te da la sensación de que la gente vive de forma muy parecida a aquellas personas que habitaban este lugar cinco siglos atrás. El tiempo parece haberse detenido en este enclave. 

    Después del paseo al alba, hemos ido a desayunar y lo hemos cogido con muchas ganas. Tras recargar fuerzas hemos ido a el fuerte, un monumento muy descuidado con un museo que parece una chatarrería. Aún así, merece la pena por las vistas del río y por los monos, que campan a sus anchas suplicando algo de comida a los turistas. A continuación, hemos ido a la Universidad, visita que no recomiendo porque tan solo hay un templo, como muchos otros. Y lo mismo sucede con el templo de los monos. 

    En la tarde, ha llegado el turno de visitar las cremaciones de cerca, lugar donde pagas un donativo para comprar leña para las piras, para aquellas personas que no pueden permitírsela. Una vez dentro, nos han solicitado un donativo mucho mayor y nos han advertido que el Karma caería sin piedad sobre nosotros si no donábamos ese dinero. Tras la negativa, de repente, a nuestro guía le ha dado un chispazo en la mano al apoyarse en un alambre que estaba en un posamanos. Sin embargo, su actuación no ha sido de las que optan al Oscar de la academia y no hemos caído en la trampa. Obviamente, nos han dejado seguir adelante y hemos llegado hasta las piras. Cuando vas bajando las escaleras humo cargado de cenizas te rodea y, al llegar abajo, la imagen de los empleados cargando a una mujer ensabanada para ponerla en la pira es de las que se queda en la retina. Hemos salido de allí un poco tocados, pero es una visita obligada en Varanasi. 

    Callejear por esta ciudad es toda una experiencia similar a la de Old Delhi, pero con centenares de vacas como protagonistas. Vacas tranquilas, con más privilegios que los humanos, y bien alimentadas. 

    Tras el anochecer hemos ido a ver ceremonia de la Puja dando un paseo, de nuevo en barco, por el Ganges, para coger un buen sitio sin tener que esperar varias horas. Debe ser que, con la oscuridad, las decenas de cucarachas que habitan en cada barco salen a tomar el fresco. Incluso saltan de barca en barca para desagrado de los incautos turistas, incluidos nosotros. Hemos disfrutado de los bailes, la música y el fuego, incluso hemos sido partícipes poniendo un nenúfar con dos velas sobre las aguas sagradas del Ganges. 

    Para cenar no hay nada como el restaurante Tadka, en el hotel Ramada Plaza, en el que nos trataron de maravilla y estuvimos tranquilos. Ha llegado la hora de dormir, pero antes toca una buena ducha que olemos a especia.

    DieQuito

     

  • Regreso a la India: Delhi, primera parada

    Tras una escala en el aeropuerto de Roma aterrizamos en el aeropuerto Indira Gandhi, en el que nos recibió Vinay, el que, en su día, me acompañó en mi viaje en bici from Nueva Delhi to Nanda Devi hace ya más de 5 años. Fue una gran alegría verle. Nada más salir del avión ese aroma picante y rancio invadió nuestras fosas nasales. ¡Qué recuerdos de cuando estuve viviendo aquí! Vinay, como buen chofer que es, nos llevó al hotel de Okhla en el que caímos rendidos. 

    Hoy por la mañana, tras un baño en la piscina y un desayuno impresionante nos hemos ido al Old Delhi, pasando por el palacio de Gobernación, tan característico de la arquitectura de Luthiens y con su color asalmonado. Old Delhi estaba tan lleno de vida como siempre. Las calles mugrientas, tiendas de todo tipo de objetos, comida callejera, vaporosos olores y brillantes puestos de sarees. A partir de aquí Carmen se ha dado cuenta de lo mucho que usan el claxon en este país, sonido que ya no nos abandonará hasta nuestra marcha. 

    A la hora de comer hemos quedado con mi amigo Guru antiguo compañero de la embajada al que hacía cinco años que no veía. Nos ha llevado a un sitio tradicional cerca de su trabajo actual. Por la tarde hemos visitado Lodi Gardens acompañados también de mi amigo Dyvanshu.

    Esto ha sido todo en Delhi, ciudad de entrada en nuestro viaje para India. Ahora embarcamos en nuestro vuelo hacia Varanasi. 

    DieQuito

  • La última peripecia (día 221)

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    Ya estoy en el aeropuerto de Bahrein, pero antes de salir de la terminal quiero comentar la última peripecia que me sucedió en India.

    Anoche, después de entrar al aeropuerto de Nueva Delhi, después de facturar mi maletón en Gulf Air, cuando ya casi nada podía fallar, me topé con el control de seguridad…

    Allí entregué mi pasaporte en vigor, mi tarjeta de embarque y el formulario de inmigración, uno que hay que rellenar cada vez que abandonas  India y que los guardias utilizan para limpiarse el culo porque no tiene ninguna otra utilidad conocida.

    Yo estaba tranquilo aunque con la mosca detrás de la oreja porque en aquel país todo es posible. De repente, el guardía me sacó de mi sopor solicitándome el papel oficial del visado, el que me dio el FRRO en diciembre del año pasado. Yo tragué saliva y confesé que lo tenía en la otra maleta (en la que había facturado), pero que de cualquier manera, mi visado estaba estampado en el pasaporte con la fecha vigente y todo en perfecto estado. Al guardia le dio igual, ni siquiera me escuchó, se levantó y se fue a hablar con un superior.

    Volvió con su firme decisión de que me fuese a reclamar a mi aerolínea. Pretendía que rescatasen la maleta que llevaba más de media hora por las cintas del vasto aeropuerto Indira Gandhi para entregar el puñetero documento… Camino del muelle de Gulf Air, resignado y con miedo a que le problema se complicase de verdad, pasé por delante del control de seguridad para diplomáticos. Levanté la ceja y miré hacia atrás como un niño travieso. El enjuto guardia estaba ahora comiéndole la moral a otro señor, en esta ocasión compatriota. Me acerqué con paso firme al mostrador para pasaportes azules y le entregué mi documentación sin titubear. Tener una cara dura como el mármol es útil en estos casos de extrema necesidad, os lo aseguro.

    A los pocos segundos me dijeron que no era diplomático pero yo insistí alegando que trabajaba en la Embajada de España. A regañadientes continuó con la gestión y me volvieron a solicitar el dichoso visado… Tras mis alegatos, el propio guardia, a pesar de su condición de indio, comprendió rápidamente que ir en busca de esa maleta era un imposible. Hizo la vista gorda y me dejó pasar. De todas maneras, hasta que no despegamos, no me quede tranquilo, porque estoy convencido de que el guardia enjuto todavía estará esperando a que acuda con mi visado en la mano y cara de sofoco.

    Ahora me río de la situación. Ya relajado y desayunado en Bahrein, dentro de nada me voy a recorrer este país de punta a punta. Su diminuto tamaño permite que ese dicho sea fácilmente realizable.

    InDieQuito

    Imagen: diariosur

  • Shrinagar… ¿y más allá? (día 208)

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    PERFIL DE LA ETAPA HASTA SHRINAGAR

    Al igual que hice con la etapa de ayer, también he dejado la previa de hoy programada. Ayer por la tarde fuimos a hacer una vuelta de reconocimiento con el coche y descubrimos que se trata de un terreno bastante agradable y con tan solo un puerto de tercera categoría como accidente geográfico destacable.

    La pendiente media es de tan solo un 4% y el desnivel acumulado apenas supera los 1000 metros.Como ya sabéis, comenzaré 6 kms más allá de Devaprayag y en principio tengo previsto detenerme 16 kms pasado Shrinagar, para seguir adelantando faena.

    El motivo es que me han comentado que en Rudraprayag, el final de la siguiente jornada, no hay alojamiento y en ese caso prefiero pasar de largo ese lugar y alcanzar Gaucher directamente.

    Hoy sabremos si definitivamente me veo sobrado de fuerzas en la montaña o estas cuestas y los 300 kms comienzan a hacer mella en mí.

    InDieQuito

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  • Bofetada india (día 173)

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    Jorge se sorprendió y sonrió al verme en el aeropuerto, su primera frase fue muy elocuente: “pues esto está bien, me esperaba salir y ver el infierno”. Todavía engañados por la opulencia y la pulcritud de la zona del aeropuerto internacional: Jorge, Hugo y José se montaron en el taxi creyendo que India no era tan dura como se la habían vendido.

    Al cabo de un par de kilómetros comenzaron a observar chabolas a los lados de la carretera, toneladas de basura y mendigos en cada semáforo: la bofetada de la India había comenzado.

    Nada más instalarse en su hotel me los llevé a la zona dura de la ciudad, a la Old Delhi, para que conozcan este país en sus versiones menos turísticas, para que sientan el caos, la miseria y la superpoblación. No quedaron indiferentes y durante el par de horas que caminamos por las estrechas callejas pobladas de rickshaws anduvieron en estado de shock, con los ojos abiertos de par en par como hacen los bebés, como visitando “un nuevo universo”.

    Llegado un momento, muy metidos en el laberinto, Jorge me preguntó si sabía dónde estaba… Sin embargo yo no tenía ni idea. Él dijo «qué huevos tienes». Huevos no… vivo aquí y sé que Delhi es tremendamente segura, incluso en las calles más estrechas y oscuras de Old Delhi.

    Cuando ya se acercaba la hora de cenar los llevé a Hauz Khas Village para relajar tensiones y que se tranquilizasen viendo la cara  bonita de la capital de la India. La terraza del OTB con música techno y repleta de mujeres con clase fue un buen calmante después de la tormenta.

    Regresando a casa volvieron las risas nerviosas porque nuestro conductor del tuc tuc entraba a las rotondas sin pedir permiso. Yo ya estoy acostumbrando a este tipo de conducción pero los primeros días me pasaba igual que a ellos. Welcome to India!!

    InDieQuito

    Imagen: fabianfoo

  • Dos años (día 155)

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    Se han cumplido ya dos años desde el primer artículo del blog, en el cual anunciaba que me iba a vivir a Ecuador durante unos meses. El día del nacimiento de esta página web y de toda esta historia…

    También ese 11 de marzo es aniversario de dos infaustos acontecimientos, el del Atentado de Al-Qaeda en Madrid y el del terremoto-tsunami de Japón y la posterior crisis nuclear de Fukushima.

    ¿Quién me iba a decir a mí que dos años después, iba a estar en la India? Hay que ver, por un lado lo rápido que pasa el tiempo, y por el otro, las vueltas que da la vida.

    Cientos de personas, experiencias y aventuras me han acompañado en estos artículos…

    Doy una vez más las gracias a los lectores. Sin ellos está página no tendría sentido.

    InDieQuito

    Imagen: chaosnangeles

  • India 2.0 (día 113)

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    La historia vuelve a comenzar. A las 11:45 cogeré un avión en el aeropuerto de El Prat (Barcelona) rumbo a la lejana Nueva Delhi. El viaje no va a ser ni mucho menos directo. Sobre la una y media del mediodía llegaré a Roma en donde haré una breve visita al Coliseo, al Vaticano y a la Fontana de Trevi.

    Casi a medianoche tomaré otro avión hacia la capital de Rusia, Moscú. En donde pasaré 15 horas visitando la grandilocuente Plaza Roja, el Kremlin y la Catedral de San Basilio. Finalmente, la madrugada del jueves cogeré el último avión que me llevará definitivamente hasta la India.

    Ojala que en esta segunda aventura en aquel remoto país, pueda seguir manteniendo el interés de todos aquellos lectores que entráis con frecuencia en esta página y que hacéis que el blog tenga un significado muy especial para mí.

    InDieQuito

    Imagen: gps-sonoro

  • La música en India (día 110)

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    La India se podría definir como un país musical. En la televisión muchos spots utilizan ese recurso, casi a diario te topas con una procesión en pleno ritual religioso que camina al ritmo de alguna alegre melodía, etc. En definitiva la música forma parte de la vida de las personas  y es que quizás se utilice como una válvula de escape para evadirse de los numerosos problemas que tiene este país. De cualquier manera, sea por el motivo que sea, está muy bien que haya una costumbre musical tan arraigada.

    En las bodas y celebraciones religiosas la música es un componente fundamental. Sinónimo de fiesta y jolgorio en muchas civilizaciones, en India también han adoptado esta tradición milenaria.

    En las discotecas lo más habitual es escuchar canciones europeas o latinas, pero también se suelen escuchar hit genuinos de la India, como la que fue la canción del verano pasado y que os pongo en un enlace para que la podáis escuchar: la Subha Hone Na De.

    El otro tema a comentar en el mundo musical de la India son los videoclips. Los que pinchasteis en el enlace de ayer para escuchar la canción veríais un videoclip que poco tiene que ver con la organización de la sociedad en la India.

    Los videoclips reflejan todos aquellos clichés que están reprimidos en esta nación. Las chicas aparecen ligeritas de ropa y son desenfadas, las castas no existen y ricos y pobres se divierten juntos, no hay pobreza de hecho y también se hacen numerosas alusiones al sexo.

    Al cine de Bollywood le pasa algo parecido y aunque las películas no son tan intensas como un vídeo musical, contienen los mismos temas tabú disueltos a lo largo de todo el celuloide. Quizás sean representaciones de sueños incumplidos, quizás nosotros, los occidentales, hagamos lo mismo en menor medida… Quizás el cine y los vídeos musical existen para eso precisamente.

    InDieQuito

    Imagen: mixfreeware