Nuestra historia en Bangkok comenzó con un buen plan ejecutado a la perfección. Resulta que inicialmente venían al viaje dos compañeros de la embajada, David y Guramar. Aunque al final decidí subirme yo también al carro y solo David estaba al corriente de ello.
Así pues, en esta tesitura, acordamos que sería divertido darle una sorpresa a nuestro amigo Guramar (Guru para los amigos) en el aeropuerto de Bangkok.
El plan, aunque interesante, presentaba dificultades como compartir no solo el mismo aeropuerto, sino también el mismo check-in, las mismas colas de seguridad y el mismo avión.
Las precauciones no fueron pocas. Decidí afeitarme la barba tras 3 meses sin hacerlo, me vestí de sport y portaba gorra y gafas de sol. Además acudí al aeropuerto en otro taxi, obviamente. Ya en la terminal tuvimos el primer sobresalto cuando tras una pequeña confusión sobre nuestra posición a través del Whatsapp con mi cómplice David, tuve que pasar caminando al lado de Guru en dirección al avión.
Una vez sentados ya no hubo mucho problema aunque antes hubo una anécdota graciosa. Cuando estaba recogiendo mi tarjeta de embarque le pregunté a la chica que me atendía por los asientos de mis amigos, ella me pregunto muy amablemente que sí quería sentarme con ellos y yo le respondí que me colocase lo más lejos posible. Su cara fue un poema.
Tras aterrizar en Bangkok y pasar el control de pasaportes, David y yo nos encontramos y esperamos juntos a Guru, que tenía que pasar por otra cola. David se sorprendió de lo diferente que estaba sin barba y con el nuevo atuendo así que decidimos ir más allá y cuando nuestro amigo llegó, David me presentó como un español llamado Felipe que quería compartir taxi. No solo no me reconoció sino que me dio la mano e intercambiamos unas palabras.
Finalmente decidimos dar por terminada la broma y me quité las gafas de sol y la gorra. El gesto de sorpresa en la cara de Guru no puede expresarse con palabras.
Tras llegar al hotel muy cansados por el viaje, salimos a cenar algo ligero y fuimos pronto al catre. Quedaba para hoy un día duro por delante.
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Bangkok ha amanecido mostrándonos su espectacular skyline (imagen 3) y una de nuestras primeras visitas en Tailandia ha sido el Gran Palacio de Bangkok (imagen 4), al que llegamos tras un paseo en barco por el río Chao Praya, Imprescindible, es uno de esos contados lugares que me ha dejado anonadado. Pagodas, budas y palacetes recargados de brillantes te rodean allá por donde vas emborrachándote con su belleza. Después de la visita cultural hemos ido a las populares calles de Siam Square (imagen 5) y a media tarde hemos tenido que irnos al aeropuerto de Bangkok para volar hacia Phuket.
Tras un vuelo de poco más de 1 hora de duración hemos aterrizado en la isla más grande del país, que nos ha recibido en medio de la oscuridad. Es un lugar mucho más tranquilo de lo esperado. Ahora mismo os escribo desde el hotel de Pa Tong Beach, poco antes de salir un rato de marcha ¿qué tal serán las fiestas en este rincón del mundo?
InDieQuito
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