¡Sorpresa de fin de año!

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Mi plan se cumplió a la perfección y mi familia no se había enterado absolutamente de nada sobre mi regreso a casa por fin de año. Había estado mensajeándome con mi hermana pequeña desde el aeropuerto de Dubai, desde una cafetería de Londres y desde el tren Zaragoza- Caspe, cada vez más cerca de casa y sin que ella pudiera ser consciente de tal hecho.

A las 21:30 de la noche, mi tío, cómplice de la sorpresa, timbró en mi casa e instó a bajar a mi padre. Yo estaba escondido en el garaje y cuando me dejé ver, mi padre se quedó más blanco que el papel… Con aparente tranquilidad me dio un abrazo de oso, de esos que parece que te van a dejar paralítico. Estoy seguro de que apretó con tanta fuerza para comprobar que efectivamente estaba allí de cuerpo presente y que no se trataba tan solo una aparición. A continuación tenía que entrar en casa en plena cena; alrededor de la mesa del salón, estaban mis hermanas, mis abuelos y de María José, una mujer a la que quiero como a una madre.

Piqué  en la puerta y María José fue la que abrió. Estuvo casi dos segundos sin reaccionar, mirándome a los ojos pero sin ninguna expresión en la cara. Acto seguido empezó a gritar como una descosida y entonces mi hermanas se asomaron al pasillo para ver qué es lo que sucedía…mi hermana pequeña empezó a llorar sin que nada lo remediase… Todos nos fundimos en un abrazo que jamás olvidaré.

Nadie se esperaba tal sorpresa para Nochevieja y fue rematadamente bonito poder regalar tal momento de alegría. Tras casi tres días viajando fue la recompensa perfecta. Previamente, había visitado a mis tías y mi abuela maternas para darles también la sorpresa.

Mañana os explicaré el porqué de haber regresado antes de tiempo, pero que nadie se alarme porque  las aventuras continuarán en Historias de DieQuito.

InDieQuito

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