Fin del viaje con escala en Doha

A mis 38 años ya empiezan a pesar los largos viajes que duran 24 horas hasta que llego a mi bendito hogar. Hoy todo ha empezado con un viaje en taxi al aeropuerto de Kathmandú, donde he sufrido una larga espera porque no hay wifi en la zona de departures.

Después de eso, vuelo en un 787 Boeing hasta Doha, en la que he tenido otra larga escala y en la que en esta ocasión no he tenido la suerte de coincidir con Jaime de nuevo… y esas horas se hacen largas.

El siguiente vuelo ha sido a Barcelona, un poco más largo que el anterior, y además sin poder apenas dormir porque el horario no invitaba a ello. Al llegar a El Prat, viaje en metro hasta la estación del Nord, de una hora de duración, y allí mismo he cogido un autobús hacia Zaragoza. Por fortuna, allí en la misma estación me he encontrado con un conocido, que era camarero en un restaurante cercano a mi trabajo, y que ahora ya está jubilado. Hemos pasado prácticamente todo el viaje hablando y así se ha hecho más ameno.

DieQuito

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