El verano ya ha llegado a Nueva Delhi y todo el mundo dice que para quedarse. Ayer los termómetros de la ciudad rozaron los 30 grados y hacia mediodía parecía que estuviésemos en un mes de junio de España.
La gente que me rodea me está asustando con lo duro que va a ser el verano de Delhi. En abril dicen que el calor comienza a ser insoportable, teniendo el punto álgido en mayo y finalizando con la llegada de los monzones, que refrescan la metrópolis con su agua purificadora.
Por la tarde fuimos a un partido de polo que enfrentaba a India y a Australia y la vestimenta de la gente parecía ser más de verano que de primavera: la crema solar, las gafas de sol y las sandalias eran las dueñas del cotarro.
Lo que deja patente este cambio radical es que no hay primavera, que se pasa directamente del invierno al verano, de un extremo a otro y es que India, es un país de extremos en todos los sentidos.
InDieQuito
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