
Desde que era un enano, Tutankamón siempre despertó en mí una gran fascinación. Primero por el oro y las joyas, pero ya en la adolescencia, la historia todavía se convirtió en algo más formidable cuando me enteré de la excavación de Lord Carnavon ya en el siglo XXI, que probablemente sea el mayor hito de la egiptología en su totalidad.




El Museo de El Cairo acoge el tesoro de Tutankamón, y lo hace en una sala en la que tampoco se permiten tomar fotografías. Eso sí, está abarrotada de gente, entre los que hay varios vigilantes que impiden sacar el teléfono.
Verlo en persona ha sido toda una experiencia, aunque del resto del museo sorprende lo mal conservado que está todo. Hace falta inversión… Quizás en el museo nuevo las cosas mejoren.


Después del museo hemos ido a ver un bazar, de los que de verdad son tradicionales, no como el de Doha, y hemos comprado algunos recuerdos para llevarnos a España.




Por la tarde nos hemos vestido de gala porque al ser el Día de la Hispanidad, ha habido una fiesta por todo lo alto en la Embajada de España. En mi caso, que he trabajado en tres embajadas (Quito, Nueva Delhi y Praga) me han venido muchos recuerdos de aquellos viajes que ya se fueron, pero también por los que vendrán.
DieQuito
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