Más de 100 días en Ecuador y aún hoy, me sorprenden una ingente cantidad de cosas. Todo esto es tan distinto…Después de casi cuatro meses aquí, ¿me sorprenderá ver a gente poniéndose el cinturón en el coche, echaré en falta los puestos ambulantes de carne a la brasa o el clima loco de Quito?
Lo que veis en la imagen es lo que parece, un equilibrista haciendo su número circense durante un semáforo. La empresa requería velocidad, precisión y control del tiempo porque cada semáforo en rojo, este limosnero levantaba el campamento en unos 10 segundos, se subía a la cuerda, caminaba por ella, hacia giros y cuando terminaba, bajaba raudo como una araña cuando se acerca a su presa atrapada en la telaraña para coger los dólares de los boquiabiertos conductores. El 90% de ellos le daban algo, aunque fueran unos centavos porque esto sobrepasa los límites de lo conocido.
El limosnero tenía que desmontar la cuerda cada vez, y eso era lo que más lastima daba, pero es que sino, alguna furgoneta hubiese provocado algún susto o desgracia rompiendo la soga. Otro que se merece un aplauso y a él, si que no lo conozco de nada.
DieQuito
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