A las 5 de la madrugada estaba en el cuartel general del grupo de andinismo Nuevos Horizontes. Cuando ya estuvimos todos los inscritos, montamos en un autobús con destino al Parque Nacional del Cotopaxi para hacer una ascensión al Sincholagua.
Arribamos pasadas las 7 de la mañana tras 20 kilómetros de camino de cabras y el primer contratiempo fue el estado de la pista, inundada por una especie de arroyo que se había declarado en rebeldía saliéndose de su caudal. El autobusero se negó a pasar y el hecho de parar en ese lugar nos sumaba unos 3 kilómetros de caminata.
Pronto nos adentramos en el páramo tras cruzar varios ríos a saltos (bendito goretex) y comenzamos una dura ascensión de 14 kilómetros. Al principio por campiñas de arbusto bajo, luego por una arista rocosa y al final por una pared de piedra en la que los cinco sentidos eran esenciales.
Después de todo el esfuerzo, descubrimos que el glaciar a 4750 metros era una empinada pared en la que los crampones eran tan importantes como volver sanos y salvos. Un resbalón te llevaba al fondo de un circo lleno de rocas. Si nada podía ir a peor comenzó a bajar una espesa niebla y a caer aguanieve, que convirtió la pared de roca en una pista de patinaje. Había que regresar cuanto antes porque, para añadirle más picante al asunto, corríamos el riesgo de que nos atrapara la noche.
Aunque no hacer cumbre te deja un sabor agridulce, estoy más que conforme con este fin de semana que se salda con dos ascensiones, 42 kilómetros por montaña (15km ayer y 27km hoy) y una buena aclimatación. La Fase 1 del Frontier5000 era primordial para preparar objetivos más importantes como Ilinizas, Cotopaxi y ¿Chimborazo? ¿Quién sabe?
Al final de la excursión, ya más abajo del páramo, divisamos a varios toros amenazantes a la izquierda. Nos sorprendió ver a astados sueltos por el campo, aunque estábamos en su territorio pues era una zona vallada con alambre de espino, que hay que atravesar para salir de las faldas del Sincho. Con toda seguridad ellos pensarían lo mismo, -Anda, humanos sueltos por la pradera. Pero lo cierto es que no nos prestaron apenas interés y siguieron pastando a sus anchas. Yo, por si acaso, ya había pensado en hacer un Don Tancredo para cuando trotaran hacia nuestra posición. Sin embargo, como ya he dicho, no tenían ni la más mínima intención de echarse unas carreritas. Fue una guinda graciosa a esta genial excursión en la que he conocido a gente muy interesante. Nuevos Horizontes, muchas gracias por la acogida.
DieQuito
jajaja, vi el video, k pinxo jajaja
25-5-2011
Tataaaa. espero hacerte un precioso vídeo a 5000 metros con unas impresionantes vistas envolviendome. Muaaaaks TIEEERNAAA
31-5-2011