Hace unos 10 días me hice daño en una costilla. Al principio no le dí la mayor importancia y dejé que fueran pasando los días. Sin embargo, ayer, cuando me desperté y probablemente debido a algún mal gesto durante el sueño, noté que me dolía bastante y decidí que más de una semana con el dolor, sobre todo al respirar, ya había sido suficiente.
Llamé a mi aseguradora y me concertaron una cita con un moderno hospital aquí en Quito. Me acerqué hasta allí sobre el medio día y me atendieron nada más entrar por la puerta. Me regalaron un termómetro de mercurio, de esos que en España ya están en peligro de extinción, y tras hacerme una exploración sobre una camilla me trasladaron al sótano para hacerme unas placas del tórax.
En los hospitales españoles abundan en el área de radiografías y medicina nuclear las tres tipos de señales que veis sobre estas líneas: zona vigilada, zona controlada y zona de permanencia limitada. En el centro médico en el que me atendieron ayer solo había unos alarmantes paneles rojos con el símbolo de irradiación amarillo y negro que tanto miedo nos da, acompañado de las palabras «Radiaciones ionizantes». Al principio no entendí muy bien el motivo de tanta advertencia, pero luego todo cobró sentido.
Resulta que aquí las radiografías se realizan con la puerta abierta de par en par y con el operario al lado sin barreras de protección. Con lo cual, irradias a todo el personal de la planta y a los que aguardan su turno en la sala de espera. Cosas de Sudamérica…jejejej. Por cierto, mi costilla, con antiinflamatorios y reposo, se pondrá bien.
Imagen: forocoches
DieQuito
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