• Transnistria: el último refugio del leninismo (día 1)

    Moldavia es el país más pobre de Europa según el Fondo Monetario Internacional y te das cuenta de ello en cuanto callejeas por el centro de su capital. Sus mercados callejeros parecen anclados en los años 80 del siglo pasado. Está mañana hemos visto su mercado de quesos y huevos antes de coger el autobús hacia Transnistria.

    Transnistria y es una franja de territorio longitudinal que separa Ucrania de Moldavia y que el Sheriff de Tiráspol, su equipo de fútbol puso definitivamente en el mapa cuando se llevó los tres puntos en el Bernabéu.

    El viaje hasta Transnistria se hace corto, porque contemplas su ocre paisaje, sus tractores y vehículos desvencijados y sus colinas boscosas.

    En la frontera simplemente debes presentar el pasaporte para que te registren. Te suelen dar un papel en el que queda certificado que puedes pasar hasta 12 horas en el país, lo que viene siendo una visa de tránsito.

    Al llegar a Tiráspol, el Sheriff lo bautiza todo: gasolineras, supermercados, estadio de fútbol. Es curioso como esta empresa monopoliza las fuentes de ingresos en este rincón comunista en el que se respira el ambiente de la antigua Unión Soviética.

    Lo primero que debes hacer es cambiar algo de dinero porque ellos tienen su propia moneda, diferente a la de Moldavia. Una vez hecho esto, toca ir a visitar la ciudad.

    Nuestro paseo desde la estación ha sido muy tranquilo, y hemos recorrido su calle principal, en donde se encuentran los edificios oficiales con la Estatua de Lenin, el tanque en el memorial de la guerra y un mercadillo navideño que se mantiene firme ante el escenario de restricciones que se presenta en Europa. Allí hemos devorado unas frigarui (brochetas de pollo y cerdo) con un delicioso glühwein (vino caliente) tan característicos de los países fríos de Europa.

    Después hemos ido hasta la ribera del río Dnieper, que vivió tiempos mejores porque está ahora muy descuidada. Pronto ha empezado a atardecer, y eran tan solo las 15:40 de la tarde, así que hemos regresado a la estación y hemos cogido el bus hacia Chisinau.

    Ya por la noche hemos ido a cenar al restaurante Salcioara, muy tradicional y con la comida deliciosa: muy recomendables sus Mititei y sus costillas de cerdo. Después de cenar hemos ido a la Plaza Maria Adunari para ver las luces navideñas del Arco del triunfo, justo enfrente del edificio del Gobierno, y hemos ido a un sitio llamado Vatra Neamului, en donde hemos quedado con los dos catalanes que conocimos anoche. Hemos bebido abundante cerveza local y hemos podido disfrutar de la música popular moldava y de sus particulares bailoteos.

    Estamos cansados, después de haber dormido anoche solo 5 horas porque a las 9 estábamos en pie, toca recargar fuerzas que mañana va a ser un día muy interesante.

    DieQuito