En mi último día, mi jefe, el diplomático Ramón Blecua, me ha preparado un pequeño brindis de despedida, con champán, rebujito y algo de picoteo. Todos los compañeros de la Embajada han bajado hasta la librería en donde tenía lugar el evento hacia la 1 del mediodía.
Nuestro Embajador, Don Gustavo de Aristegui, ha dado un emotivo discurso que siempre recordaré, especialmente porque me ha regalado los oídos ante todos los presentes. Apenas ha tenido tiempo de disfrutar del brindis ya que cogía un avión en poco más de una hora pero eso aún le da más valor a su presencia.
Ramón también ha dado un pequeño discurso y me gustaría agradecerle desde aquí la confianza que ha depositado en mí durante todos estos meses. Me ha encargado cosas de gran responsabilidad y también fue él quien decidió contratarme tras la finalización de la beca de Universa.
Mención aparte merece Ramón Gómez, el policía que hace dos semanas me llevó al hospital tras aquella “intoxicación”. Él me ha entregado unas preciosas insignias de la Policía nacional como regalo, una para la corbata, un llavero y un pin para el maillot durante la aventura que comienza mañana. Todos me han deseado mucha suerte. Yo desde aquí les mando las gracias por haberme hecho sentir tan especial.
InDieQuito
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