En aquella estancia de 4 meses en Ecuador, en la que conocí cara a cara a los Andes, también hubo una familia muy importante y con la que compartí momentos mágicos: la familia Vela.
Esta tarde me voy a acercar a visitarlos porque apenas me quedan días en Quito. No ha sido posible vernos antes ni por su parte ni por la mía, pero hoy parece que sí que vamos a poder darnos un abrazo.
Les pediré fuerzas para la batalla que tengo mañana en la montaña. Todavía no he podido contactar con el refugio del Chimborazo pero seguro que a mediodía lo consigo y puede tener más certezas.
Luego completaré el artículo con la foto de rigor.
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La familia de la Vela es un encanto, y de nuevo me recibieron con los brazos abiertos. Sin duda es un placer ver que todos siguen adelante y que Martha ya se ha casado.
Espero que antes de «4 años» se dejen caer por España. Están invitados y tienes las puertas de mi casa abiertas de par en par.
DieQuito
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