Llegada a China

Ya estamos en Dongguan, tras un viaje con escala en París y Pekín. Un largo periplo que comenzó de forma ajetreada porque nuestra salida del vuelo desde Madrid se retrasó casi 1 hora. Esto desencadenó en lo siguiente: todavía estábamos rodando por la pista del aeropuerto Charles de Gaulle, recién aterrizados, cuando me llegó un SMS informándome de la última llamada de nuestro vuelo a Pekín.

La carrera entre terminales fue de las que no se olvidan. Juan Luis comentó que ir corriendo por los grandes pasillos atiborrados de tiendas, trolley en mano, parecía un videojuego. Huelga decir que fuimos los últimos en embarcar, con la mala fortuna de que nuestras maletas se han quedado en París y ya veremos cuando las recuperamos. En Pekín hemos presentado la reclamación en la sección de equipajes extraviados pero todavía sigo pensando que vamos a tardar en volver a ver nuestras maletas (capillica, lo veo venir)

El aeropuerto de Shenzhen es el más increíble que he visto hasta el momento, con su imponente panal que se sostiene como por arte de magia a una veintena de metros de tu cabeza. Enorme y futurista, deja huella en cada viajero que lo pisa. Pero a pesar del extravío de las maletas, China nos ha recibido con amabilidad. La casa de cambio de divisa estaba cerrada y solo teníamos Euros, ergo: problema para el taxi, así que me he acercado a un Costa Cafe a ver si me dejaba pagar con euros y me devolvían yuanes… pero el empleado lo tenía prohibido. De repente, una china de la cola se ha acercado y nos ha dado 100 yuanes diciendo (i think it will be enough). Una completa desconocida nos ha dado 15 euros, así por las buenas. Nunca me había pasado antes.

El taxista se ha perdido de camino al hotel, y al final el viaje ha ascendido a 115 yuanes, que no teníamos forma de pagar. Primera discusión a grito pelado en Asia, pero el chino no ha cejado en su empeño y ha conseguido que el hotel le diera los 15 yuanes, y luego nos lo sumaran a la factura final del alojamiento.

El Vienna Hotel en el que nos hemos alojado es muy trumpiano; con las paredes forradas de terciopelo, pinturas neoclásicos, frisos, figuras doradas y madera barnizada; y nos han asignado una suite de juegos con tres grandes habitaciones y dos baños. Pretendían cobrarnos más por la mesa de baccarat aunque me he negado en rotundo; si no tienen otra habitación es su problema. Como veis, una de cal y otra de arena

En fin. Hora de dormir que ya estamos cansados después de más de 1 día viajando.Parece que hace mucho frío en esta habitación, ya os contaré mañana.

DieQuito

Leave a Reply