• Escala en París y para casa (día 17)

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    Este precioso pajarito nos esperaba anoche en la terminal F de el aeropuerto de Atlanta. Un 747 de Boeing operado por Air France y Delta que nos auguraba un vuelo lo más cómodo posible. Uno de los aviones más míticos del mundo no iba a decepcionar y el viaje ha sido muy confortable a pesar de su larga duración.

    Escribo desde el aeropuerto Charles de Gaulle, en la ciudad de las luces, París. Una escala corta. En breves cogeremos el vuelo definitivo a El Prat, Barcelona, en donde Chimborazo 2015 tendrá su punto final.

    Chimborazo 2015 culminó con la cima en la Veintimilla el pasado jueves. 6280 metros de pura montaña volcánica y mi mayor altura alcanzada hasta la fecha. Lo más frío de esta aventura, además de esa mañana del día 17, ha sido que de los 3 cosmonautas que concebimos este proyecto, dos han terminado lesionados… y sin nada que celebrar en el Chimborazo. El momento tan esperado, compartiendo la cumbre, se ha quedado en el tintero. Habrá más cumbres conjuntas en el futuro así que no hay que desmoralizarse.

    Y lo de los 30 metros de diferencia entre la cima máxima y la cima Veintimilla.. pues son 30 metros a los que les doy su justa importancia, especialmente teniendo en cuenta lo que sucedió el pasado domingo, que me dejó tocado física, y moralmente a la hora de volver a la montaña 3 días después, añadiendo que el segundo refugio está en obras, lo que obliga a hacer 200 metros más de desnivel que en condiciones normales debido a que el primer refugio está más abajo y sin dejar de mencionar el penoso estado de la nieve (hielo, mejor dicho) que ha convertido al Chimborazo en una montaña muy peligrosa y que obliga a descender antes de que el sol la empiece a derretir.

    En el futuro por supuesto que habrá nuevos desafíos… Quién sabe si un nuevo intento al Tharpu Chuli, que no pude conquistar en 2012, o ese nevado llamado Elbrús que separa Rusia y Georgia y que se enorgullece de ser el techo de Europa, o por qué no el Mont Blanc, cima mítica donde las haya… 2016 tendrá su aventura, como los últimos 5 años. Primero a disfrutar del merecido descanso.

    Me despido con la que para mí es la instantánea de Chimborazo 2015.

    Hasta pronto, DieQuito

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  • The World of Coca-Cola (día 16)

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    A primerísima hora de la mañana aterrizábamos en el aeropuerto Hartsfield-Jackson de Atlanta, con unas 15 horas de escala por delante. En nuestro plan inicial tan solo visitábamos esta ciudad durante el día de hoy pero el retraso del vuelo de Delta el 5 de septiembre hacia esta parada un poco superflua ya que ya visitamos la capital de Georgia el primer fin de semana.

    Ahora bien, nada más lejos de la realidad. Habíamos reservado para hoy la visita a The World of Coca-Cola, un museo interactivo que hace repaso de toda la historia de la marca y que es el «must see» por excelencia de esta metrópolis.

    Tras desayunar unos capuccinos extragrandes nos hemos puesto rumbo al downtown y a primera hora estábamos ante las puertas de la factoria Coca-Cola. La multinacional tiene la sede en esta ciudad y en The World of Coca-Cola ha querido emular a la utópica fábrica de Willy Wonka.IMG_5991

    Desde el primer momento en el entras en este mundo de fantasía te rodean elementos míticos de la marca al son de una música que evoca a la felicidad: la botella de cristal, el primer recipiente de galón en donde se servia, Papa Noel, carteles de Marylin.

    A continuación un vídeo en el que distintas personas sorprenden a sus amigos y familiares. Todo muy al estilo de la firma.

    Después pasas a unas salas en las que interactuas con la fórmula, sin llegar nunca a descifrarla, ves cómo funciona la cadena de producción y cómo se llenan las botellas y ves acciones publicitarias de la marca como patrocinios deportivos y botellas de edición limitada.

    Sin embargo, lo verdaderamente bueno esta en el pisos superior con la sala Taste It, en la que puedes degustar más de 100 productos distintos de la marca a lo largo de todo el mundo: bebidas de Zimbawe, Chile, Costa Rica o Japón. Saborizantes y bebidas carbonatadas que son una verdadera bomba para el estómago, especialmente cuando llevas 40 sorbos de líquidos diferentes. Pero oye, un día es un día.

    Aparte de esa sala hay una habitación con elementos pop de la historia de Coca-Cola y una sala de proyección de anuncios que han marcado un antes y un después en la marca.

    Como colofón, un vídeo 4D con butacas que te pinchan, te mojan, vibran, te soplan… Una verdadera experiencia divertida y con una película con un 3d muy conseguido. Verdaderamente, si pasas un día por Atlanta, no puedes dejar de acercarte por The World of Coca-Cola.

    Después de la visita que nos ha llevado casi 4 horas, hemos ido a comer al Hard Rock Café de Peachtree, en donde sirven comida sin gluten. Una buena hamburguesa con cheddar, bacon, mostaza y puré de patata como guarnición… Deliciosa.

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    Ahora estamos en el aeropuerto esperando a que nos llamen para embarcar rumbo a Europa. 11 horas de vuelo que no se antojan muy divertidas.

    DieQuito

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  • Atlantes (día 2)

     

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    Llegando al Hartsfield-Jackson de Atlanta, desde la ventanilla del avión ya se podían distinguir elementos típicamente americanos que han poblado nuestra televisión desde que tenemos uso de razón.

    Camiones Mack con ese morro interminable, centros comerciales gigantescos y las míticas urbanizaciones de unifamiliares con una amplia explanada de cemento delante para aparcar los coches y jardín en la parte trasera para hacer barbacoas.

    El hotel designado por la compañía aérea era el Sheraton y las habitaciones que nos han tocado están fenomenal, especialmente la cama, que es gigante. Perfecto

    Nos instalamos y tras la ducha necesaria y deseada, nos fuimos al centro, a Peachtree Street. Nos costó un poco encontrar una calle con marcha a pesar de ser sábado noche, pero es que resultaba que todo el jolgorio se concentraba allí. Había una reunión anual de frikis con sus disparatados disfraces, el Hard Rock Café, el Meehan´s y cochazos por la calle: Dodge Charger como si los regalaran, Camaros, Harleys enormes.

    No hicimos muy tarde porque tras 8 horas de espera en El Prat y no sé cuántas de vuelo… No estábamos para mucha juerga. Eso sin contar el desfase horario.

    Esta mañana hemos ido a visitar la ciudad olímpica, especialmente el Centennial Park que conmemora los 100 años de olimpismo y hemos podido debatir de forma amplia acerca de por qué demonios le dieron unas olimpiadas a esta ciudad, cuando hacía 12 años ya se habían celebrado unas en EE.UU (1984), cuando no tiene mar cerca y era el centenario de los primeros juegos modernos. Será por la Coca Cola.

    La reunión de frikis y superhéroes continuaba hoy y durante todo el fin de semana, se llama Dragon Con y cuesta 125 euros entrar a ver stands de muñecos de manga. Por lo visto se extendía por varios edificios y salas de convenciones del centro neurálgico de Atlanta, que destaca por sus edificios altísimos.

    Tras merodear y callejear por una ciudad bastante anodina y en domingo, de nuevo estamos en el aeropuerto, que es enorme de verdad, creo que sin duda el más grande en el que he estado. Ahora en unos minutos embarcamos por fin hacia Quito.

    DieQuito

      

  • Una ciudad con clase (día 224)

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    Antes de venir a París tenía más o menos una idea forjada en mi cabeza sobre cómo era la ciudad, cómo eran sus gentes y cómo era el día a día. Lo cierto es que tras el fin de semana ya sacó conclusiones y distan poco de las hipótesis.

    En primer lugar me imaginaba una ciudad muy monumental, cargada de historia y edificios antiguos, incluidos los que tienen viviendas. Y sí, la mayoría de edificios tiene ese tono beige que corresponde más a un palacio que a una casa, y ese techo azul oscuro o negro que me recuerda al siglo XIX, a los detectives y al fantasma de la Ópera.

    Sus habitantes. Se nota a la legua que saben de cultura, dónde disfrutar de una buena comida, cómo combinar la ropa y hasta catar los sabores secundarios de un vino. Quizás vengo del país más hortera del mundo, pero la gente de París me ha transmitido que tiene estilo y elegancia.

    El día a día me lo imaginaba lluvioso y eso es exactamente la palabra que resume el clima de la capital de Francia. Lo que todavía no sé es cómo se lanzaron a montar EuroDisney aquí, con la cantidad de precipitaciones anuales que tiene. Supongo que a pesar de las lluvias, la zona más poblada de Europa necesitaba un parque temático de esas condiciones.

    Por último, remarcaría también el ambiente artístico. No me refiero a los museos, sino a todos aquellos bohemios y artistas en ciernes que explotan París en busca de la inspiración artística. Músicos, pintores, escritores, directores de cine… son muchos los que quieren formarse en esta ciudad, por algo será.

    InDieQuito

  • Día de museos (día 223)

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    Hoy a las 9 de la mañana aproximadamente de casa ya salía de casa rumbo a la catedral de Notre Dame. Y eso que anoche me animé y salí de marcha a la zona Bastilla-Le Marais. Debo decir ya que lo menciono que la gente de París es muy amigable y acogedora y que aunque salí solo, pronto me hice colega de un grupo de franceses. Buena música, genial ambiente, precios carísimos.

    A lo que íbamos, a la catedral. El edificio en sí es precioso pero me ha decepcionado un poco la ubicación, con unos enormes jardines delante y una explanada. No sé si son recuerdos modelados con el paso de los años pero en “El jorobado de Notre Dame” la catedral estaba en una maraña de calles estrechas y aparecía de repente como la Fontana di Trevi.

    Este año se cumplen los 850 años de historia del edificio y unos edificios de arquitectura efímera levantados por este motivo me han fastidiado la foto (imagen 1). El interior de la catedral es muy impactante y es especialmente destacable la altura de la nave central.

    Por lo demás, me he dado una vuelta por los alrededores pero la isla me ha parecido muy poco medieval conforme a cómo yo me la esperaba. Me ha sorprendido también el puente de los candados, que tiene tantos que no es posible poner ninguno más…

    Mi siguiente parada ha sido el museo del Orsay, el es que famoso por su colección de pintura impresionista. Acudir a este museo era un sueño desde que lo estudié en bachiller. Van Gogh, Renoir, Sisley, Monet… El museo acumula pinturas de valor incalculable. Si pudiese elegir una me quedaría con “En la Moulin de la Galette” de Renoir, en la que parece que todavía estén bailando.

    El museo me ha abierto el apetito y otro crepé ha sido mi comida. El de hoy estaba relleno de jamón de york, queso, champiñones y huevo ¡Qué delicia!

    Por la tarde el clima ha seguido inestable, con lluvias intermitentes y por ese motivo me he decantado por visitar otro museo, pero esta vez el más importante de la ciudad, el Louvre.

    El museo del Louvre impresiona desde lejos por su forma palaciega y su pirámide de cristal. La pirámide ha generado controversia y algunos la ven como una cicatriz moderna que rompe con el resto de la ciudad. El museo es endemoniadamente grande y me he dispuesto un plan para ver las antigüedades egipcias, seguidas de pinturas francesas de gran formato, la Gioconda (por supuesto), los apartamentos de Napoleon III y la escuela holandesa (pintura). Eso no supone ni un 20 % del museo, pero me ha ocupado cuatro horas y yendo a un ritmo más o menos alegre. Es increíble lo de la Gioconda, la cantidad de gente que hay allí haciéndole fotografías (no me extraña que necesitase un Kit-kat en aquel anuncio). He de decir que está tan sumamente protegida que podría ser un póster y nadie la distinguiría… Es una lástima pero a veces hay que conservar y preservar así las obras de arte.

    Cuando he vuelto a salir al exterior la lluvia ya no era un mojabobos, sino que empapaba de verdad. Así que he considerado que era un excelente momento para tumbarse en casa a descansar y verse una película francesa… de nombre Intocable. Ya la había visto, pero es una genialidad. No dejéis de verla en cuanto tengáis oportunidad.

    InDieQuito

  • Paseo por París (día 222)

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    Lo primero que he hecho nada más aterrizar en la Ciudad de las Luces ha sido irme a visitar la Torre Eiffel. En cuanto he dejado mis pertenencias a buen recaudo  me he ido directo a ver este conocido monumento porque era algo que quería haber hecho desde hace mucho tiempo.

    Para contemplar su grandeza me he bajado en la estación de metro de Trocadero. Al dar la esquina ese edificio neoclásico he podido ver a la Torre rodeada por un alocado mar de turistas. Desde allí arriba se contempla el monumento en todo su esplendor. Se puede llegar a pensar que es un poco feo, pero es porque quizás la ingeniera está por delante de la arquitectura. Aun así, el modernismo y ese ambiente de finales del S.XIX que también representa tienen un sabor muy diferente a todo lo visto anteriormente.

    Tras ir en metro al Arco del Triunfo he comenzado un plácido paseo de unas 2 horas que me ha llevado a lo largo de los campos Eliseos. He podido darme cuenta de que esa avenida es una de las que más vida tiene de todo París. Además de los edificios importantes como el Gran Palacio, con su impresionante cúpula acristalada, la sucesión de tiendas de marca es una constante que se alarga hasta más allá de la Plaza de la Concordia. En concreto, la zona de la Vendome acapara el mayor número de tiendas lujosas por metro cuadrado  que he visto jamás. Dicha plaza debe de ser un lugar de peregrinación para los amantes de los relojes: Hublot, Patek Philippe, Chopard, Panerai, Breitling…

    He dado el paseo por finalizado en La Ópera Garnier, edificio que me ha encantado, y en las Galerias Lafayette, de las que me ha conquistado su enorme cúpula de cristal policromado.

    Se ha hecho la hora de comer y nada más llegar a Montmatre me he comido dos suculentos crepes, uno relleno de quesos fundidos y otro relleno de crema de avellanas. Eso me ha dado energía para subir las escaleras del Sacre Coeur. Desde el final de la escalinata, la vista general de la Ciudad del Amor es una recompensa excepcional.

    Al lado del Sacre Coeur hay temporalmente una feria gastronómica del Perigord y me he dejado caer por allí para complementar la exigua comida. La comida y las recetas parecen estar destinadas a ser sermoneadas en francés porque todos sabemos que no es lo mismo decir Amuse-Bouche que Aperitivo. Por eso este tipo de fiestas pegan muchísimo en Francia. En los puestos se acumulaban delicias como el Foie Gras, los mejores quesos de la región, escargots, confituras con combinaciones más propias de la cocina molecular que de la tradicional, fresas con nata…

    Finalmente, he emprendido mi caminata por Montmatre en le Place du Tertre, que me ha llamado la atención por el número de pintores que acoge. Por lo visto allí se reunían Renoir, Monet, Seurat  y compañía para discutir sobre las últimas tendencias de pintura hace poco más de un siglo. A partir de ahí he bajado por Le Rue Lepic pasando por  tiendas de quesos, asadores, puestos de fruta y pescado… hasta que he llegado al Café Les 2 Moulins, el mítico café de Amelie. Estaba a rebosar pero me he podido tomar un té en su nombre. ¡Qué gran película y mejor personaje! Para terminar he seguido bajando hasta el Moulin Rouge, otro de esos puntos legendarios de París.

    Con el día soleado que he tenido me faltaba algo por ver de París y era su lluvia, que ha venido al final de la tarde, con los últimos rayos, y que ha sido la perfecta excusa para retirarme a descansar. Mi cuerpo lo necesitaba tras apenas haber podido pegar el ojo en el avión. Mañana, al ser domingo, es posible que me acerque por los museos y la Cité de Notre Dame.

    InDieQuito

  • Romano por un día (día 114)

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    La ciudad eterna se ha despertado hoy con un sol de justicia. Roma era la primera parada en mi regreso a India y durante unas horas he callejeado  por esta ciudad milenaria.

    Ya en el bus autobús he conocido a un guía portugués muy simpático que me ha adelantado que Roma es como un museo al aire libre y que cada rincón está cargado de historia. No exageraba.

    Mi primera visita ha sido el Vaticano. La plaza de Bernini te atrapa desde el primer momento y al fondo la Cúpula de San Pedro destaca sobre el conjunto. La basílica tiene unas dimensiones colosales, tanto en anchura como en altura de las naves, y como joya del barroco está decorada hasta el hartazgo. El horror vacui está muy presente en esta maravilla de la arquitectura.

    El Baldaquino, en la intersección entre la nave central y la transversal, es, para resumir en una palabra, sublime y en combinación con la majestuosa cúpula vista desde el interior, alcanzan el estatus de divinidad.

    Tras la visita a este país que se erige en medio de una ciudad, una peculiaridad que lo hace único, al igual que su nulo índice de natalidad (al menos en las cifras oficiales). He cogido uno de los desvencijados trenes subterráneos de Roma para ir a la Fontana de Trevi.

    La Fontana de Trevi está escondida en medio de una maraña de calles y cuando aparece frente a tus ojos te deja atónito. La belleza de las esculturas, la composición y esa sensación de que todo se va a derrumbar encima de ti, como si se tratara de una riada, han conseguido emocionarme. Sin duda, una de las cosas más recomendables que he visitado jamás.

    Y por fin, era el turno para una de las siete maravillas del mundo moderno, el Coliseo. Desde la Fontana de Trevi hay un agradable paseo entre las antiguas ruinas del foro y otros vestigios de aquel vasto imperio que convirtió al Mediterráneo en su spa. Además, había un invitado especial e inesperado, un atardecer en tonos naranjas y púrpura que le han dado un cariz mágico al momento, con el santuario de los gladiadores al fondo de la avenida. Una vez allí, el Coliseo no es que me haya parecido gran cosa, salvo una gran obra de ingeniera que combinó altura, forma de elipse y arcos de medio punto. Era lo más esperado y de nuevo una decepción, ¡qué malas son las expectativas! Lo que saco en claro de esta visita relámpago es que a Roma tengo que volver y en un viaje de al menos 5 días. Ha quedado todavía mucha tela por cortar…

    Por supuesto he comido porciones de pizza y helado italiano, a pesar de que estamos en enero, el clima me ha acompañado. Mañana, sin embargo, me parece que no tendré muchas ganas de comerme otro en la Plaza Roja…

    Rumbo a la capital de Rusia!!!

    InDieQuito

  • A380: el rey de los cielos

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    En 1903, los hermanos Wright completaron el primer vuelo a motor de la historia de la humanidad. Su avión, el Flyer 1, estaba construido con madera, telas y mucho ingenio y pesaba tan solo unas decenas de kilos. Este artilugio completó un vuelo de 260 metros en Carolina del Norte, en la fría mañana del 17 de diciembre de 1903.

    100 años más tarde, la compañía aeronáutica europea Airbus diseñó el avión de pasajeros más grande que jamás había surcado los cielos. El Airbus 380 fue presentado en 2005 en Toulouse y sus más de 500 asientos, sus 260 toneladas de peso y sus 80 metros de envergadura lo convierten en un avión único en el mundo.

    Era un sueño desde hacía mucho tiempo y en mi viaje a España para las vacaciones navideñas se hizo realidad. En concreto, en el trayecto Dubai-Londres y gracias a la compañía Fly Emirates.

    Fue una bonita experiencia volar en un avión que tiene dos pisos. Es tan sumamente pesado que ni siquiera pega el acelerón característico de los despegues. Es más, hasta le cuesta trabajo tomar vuelo a pesar de sus 100.000 caballos de potencia  y lo hace de una forma muy suave, al contrario que los aviones más pequeños como el 737 de Boeing que pronto ponen el morro apuntando al firmamento. Espero poder volver a volar pronto en el gigante de los cielos.

    InDieQuito

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  • Segunda escala: Londres (día 112)

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    Con mi amiga Ornela en la mítica Piccadilly Circus

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    Este artículo ha sido subido al blog el día 1 de enero de 2013, sin embargo está publicado en el día 30 de diciembre. El motivo de este desfase es que mantuve en secreto mi viaje de regreso por vacaciones para darle una sorpresa a mi familia.

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    No existe un vuelo directo entre España e India. Las actuales rutas comerciales obligan a hacer al menos una parada a mitad de camino. Sin embargo, ¿por qué solo hacer una escala pudiendo hacer dos? Y lo que es más importante… ¿Por qué hacer un insulso a la par que estresante transfer de hora y media de duración pudiendo hacerlo de una docena de horas? Suena paradójico en las dos preguntas me decanté por la segunda opción.

    Dubai (Emiratos Árabes Unidos) fue la primera de estas superescalas y tras aterrizar ayer en su moderno aeropuerto internacional cogí su tren elevado rumbo al Burj-Khalifa,  que con 828 metros de altura ostenta el récord de ser el edificio más alto del mundo.

    Su ascensor asciende a una increíble velocidad de 10 metros por segundo pero aún así tarda algo más de un minuto en cubrir la distancia hasta los 500 metros de altitud de la planta habilitada para visitantes. Es una pena que solo dejen subir hasta ahí, cuando los pisos alcanzan casi los 800 metros pero aún así desde la allí las vistas son de locura. Los que tienen vértigo no deberían acercarse a las paredes de cristal porque la visión es perturbadora. Me extenderé más sobre esta mega construcción en un próximo artículo con las imágenes de la visita.

    Tras ver el atardecer desde allí y tomar unas fotos nocturnas de la ciudad me dirigí a los alrededores del rascacielos para presenciar la fuente danzante más grande del mundo. Un espectáculo de luz y de sonido que no deja indiferente a nadie.

    Al lado también está el Centro Comercial Dubai Mall que representa representa muy bien el lujo de los Emiratos y la buena vida. Sin mucho más tiempo y con un poco de miedo a perder el siguiente avión, me dirigí de nuevo al aeropuerto.

    Para seguir con los récords mundiales,  hay que decir que allí me esperaba el avión más grande del mundo: el Airbus 380 que con sus dos pisos y sus 500 plazas no tiene rival. Se trata sin duda de la joya de la aeronáutica europea y desde él os estoy escribiendo en este mismo momento, rumbo a Londres, lugar de la segunda escala.

    InDieQuito

  • Primera parada Doha (día 0)

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    The day has come…

    Dentro de dos horas me embarcaré por fin en una de las aventuras más apasionantes que me ha brindado la vida.

    Mi avión sale desde Madrid y hago escala en Doha, Qatar. Por ese motivo hoy es el día 0, porque el viaje todavía no dará comienzo hasta que ponga mis pies en suelo nepalí.

    Mañana espero poder volver a ponerme en contacto con vosotros, y quizás pasado mañana también pueda actualizar el blog. Pero lo que tengo por seguro es que a partir de entonces el blog estará abandonado a su suerte por un plazo de 11 días. El 3G no ha llegado todavía a los recónditos rincones que esconde la cordillera del Himalaya.

    Un fuerte abrazo y deseadme toda la suerte del mundo.

    InDieQuito

    Imagen: hok