El Posets es un tresmil emblemático. Sin ir más lejos, es el tercer pico más alto de la península después del Mulhacen y del Aneto. Ya lo había subido en 2015 con Alberto Bescós por Canal Fonda, pero en esta ocasión, tocaba hacerlo por su ruta más bonita y especial: la Cresta de las Espadas.
A algún simpático se le ha ocurrido cerrar la pista que lleva hasta la cascada de Espigantosa, porque dice que los coches joden la pista. Claro, como los coches jodían la pista pues había que gastar varios miles de euros al año en ir reparándola. Entonces, la Junta Comarcal en cuestión decidió que había que habilitar unos autobuses para subir allí arriba. Quizás alguno pensará que con el dinero que se ahorraban al reparar la pista, subvencionarían el servicio de autobuses y si no es gratuito, tiene un coste simbólico. Pero nada de eso hombre, tienes que soltar 10 euros por un tramo de unos 4 kms de subida y 4 kms de bajada. Nos la han colado otra vez. Al final, el contribuyente está pagando por el hecho de que le hayan puesto vallas al campo.
En esa tesitura, decidimos dormir en un hotel de Castejón de Sos el viernes para poder coger el autobús de las 6 de la mañana rumbo al comienzo de la caminata, en la ya mencionada cascada de Espigantosa. A las 6 y 20 comenzamos a caminar, con los primeros y tenues rayos de luz solar que anunciaban un día de cielo limpio.
Empleamos un ritmo conservador, guardando fuerzas para la cresta, y llegamos al refugio Ángel Orús tras una hora de caminata. Allí comimos algo y partimos hacia el collado que queda a la derecha del Pavots. 2 horas y media más tarde ya estábamos allí. Es decir, a las 10 de la mañana nos disponíamos a comenzar la cresta, pero decidimos parar, ponernos crema solar, hidratarnos y comer bien antes de caminar por el afilado «sendero».
La Cresta de las Espadas es una arista que lleva hasta la cima del Posets tras un rodeo con unas vistas sin parangón en todo el Pirineo, una de las rutas más preciosas de todas las que he hecho. Tiene un par de pasos expuestos, el paso del funambulista (que es una soberana gilipollez) y trepadas varias que, sin cuerda, son de esas de mirar con recelo.
2 horas nos costó llegar hasta la cima del Posets, y hubo minutos de tensión mantenida, pero en ningún momento una sensación de peligro bestial. De todas formas, es una ruta que no recomiendo a principiantes.
Bajamos ya a la 1 del mediodía y a las 4 conseguimos coger el autobús ese carísimo que nos llevó hasta Eriste. 9 horas y media de caminata. Ahora a descansar que el martes toca paseo hasta los Ibones de Anayet.
Me despido con un par de vídeo grabados con la GoPro, el primero de unos 5 min de duración, con la música de la película Dunkerque, y el segundo una versión extendida con música de la película Avatar, de la serie Leftovers y y de nuevo del filme Dunkerque.
DieQuito
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