Jamás paso miedo en los aviones, pero ayer reconozco que varios ruidos me inquietaron a lo largo de todo el viaje de regreso a Nueva Delhi. El primero de todos, un ruido de rozamiento y fricción que se inició al despegue y que duró más 20 minutos. Un sonido bastante molesto que comenzó de repente.
A partir de aquí uno se pone sobre alerta y probablemente le da más importancia a todos aquellos pequeños ruiditos que se producen a lo largo de cualquier vuelo.
Aterrizamos en Delhi pasadas las 4 de la madrugada y entre que salimos del control de pasaportes y llegamos a nuestra casa eran ya más de las 5 y media cuando me acostaba, habiendo puesto antes el despertador a las 8 porque hoy, tocaba dar el callo en el trabajo.
Por cierto, en el aeropuerto de Bangkok pude por fin ver en vivo el imponente Airbus 380, el mayor avión de pasajeros que ha surcado los cielos jamás y que lleva en activo desde 2005 (en la imagen).
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Tras una ducha de agua fría he puesto rumbo a la Embajada, hacia un aciago día de sueño, trabajo acumulado y depresión post vacacional. Un bad day at the office en toda regla para ser sinceros.
InDieQuito
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