El viaje desde Jaisalmer hasta Jodhpur fue todavía más duro si cabe porque tuvimos que comprar billetes en la peor clase de todas. En los ferrocarriles de la India hay primera clase, segunda y tercera, y luego está ya el sleeper, que por no tener no tiene ni ventanas, y tienes tablas forradas que hacen las veces de asientos. Fueron más de 5 horas en tren en las que se me quedó el trasero más dolorido que después del paseo en camello.
La estación de Jodhpur estaba atestada de gente durmiendo en el suelo y muchos olores que se te metían hasta el cerebelo. Fue una viva imagen de la miseria que hay en algunas regiones de la India. Al poco de instalarnos en nuestro modesto hotel, caímos en un profundo sopor que nos guió hasta nuestros camastros sin mucha resistencia por parte de ninguno de nosotros.
Alrededor de las 7 hemos abierto los ojos y hemos subido a desayunar en la azotea del hotel, desde la cual nos hemos dado cuenta de que Jodhpur no es tan azul como nos la habían pintado. También hemos observado el imponente Fuerte de Mehrangargh, que se erigía prácticamente sobre nuestras cabezas (imagen 1). El fuerte destaca sobre todo por sus vistas, ya que el museo repleto de objetos de la nobleza india no tiene nada que sea especialmente remarcable. Desde allí arriba vimos una zona de la ciudad conocida como la Blue city, que sí acumulaba muchas viviendas de color azul así que decidimos que ese sería nuestro próximo destino.
No fue difícil encontrar preciosos rincones cargados del color característico de Jodhpur (imágenes 2 y 3). Algunas casas se pintaban de este color para dejar claro que pertenecían a una familia de la casta Brahman, aunque también porque dicho color ahuyenta a los mosquitos. Y hay que decir, que como en todas las ciudades de India, en la Blue City de Jodhpur abundan los ejemplares de ganado vacuno, como este toro de varios cientos de kilos que cortaba el paso en mitad de la calzada (imagen 4).
Dentro de un par de horas saldremos hacía Nueva Delhi porque mañana es de nuevo día laborable. Termina pues la semana del Rajastán.
InDieQuito
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