• Gangas a go-go (día 213)

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    Dentro de una semana parto hacia Europa, hacia esa región del mundo en la que nadie tiene un euro pero en la que todo es carísimo. París ya ni os cuento lo que puede suponer, así que de forma consciente o inconsciente (todavía no lo tengo claro) me ha surgido una fiebre ahorrativa con la que trato de invertir mi dinero en gangas que utilizaré en el futuro.

    Resulta que el otro día caí en la cuenta de que la vida útil de mi cepillo de dientes ya había llegado a su fin y cuando fui a comprarme a su sustituto me enteré de que un cepillo Colgate, que en España ronda los 3 o 4 euros, aquí cuesta solo 10 céntimos. Me compré tres y ya tengo para todo el año. Las cuchillas de afeitar también tienen precios de regalo, las cremas… Todos los productos del día a día son muy baratos y parece que me dé cuenta ahora que me voy, cosa que no es cierta, pero sí que empiezo a ponerme en el lugar de volver al supermercado y gastarte 20 euros en 5 cosas de nada.

    Las camisas a medida son un lujo en España y si encima te las haces en Italia, en la meca de la moda, ya ni te cuento. Aquí seleccionando la tela me cuestan 9 euros por unidad. Eso sí, al sastre le he dicho que no sea muy meticuloso con mi talla porque ahora voy con 5 kilos de menos por la vida y con la comida europea volveré a mi peso habitual.

    Mi destrozado móvil también ha pasado por el cirujano de estética y se ha cambiado la pantalla retina por la modesta suma de 45 euros. En España creo que son cerca de 200. ¡Ahora mi flamante 4s parece un móvil recién sacado de la fábrica!

    Intentaré invertir mis últimas rupias lo más inteligentemente posible.

    InDieQuito

    Imagen: businessweek

  • ¡Mahanga bhaiya! (día 60)

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    Estudiar un idioma es uno de los mayores suplicios desde mi punto de vista. Estudié en su día bien inglés porque lo consideraba fundamental y lo he ido refrescando cuando ha sido conveniente para no perderlo definitivamente, lo cual sería demasiado trágico.

    En este contexto y viendo que la proyección internacional del hindi es muy limitada, mi interés por aprender este lenguaje de diferente abecedario es casi nulo. Sin embargo, las dos palabras que figuran en el título del artículo son primordiales en la India para evitar al máximo los pequeños abusos económicos del día a día.

    ¡Mahanga bhaiya! viene a significar algo así como “muy caro, hermano” y debes utilizarlo en muchos sitios. En el ricksaw, en el tuc tuc, en el taxi, en el aparcamiento y en el rastrillo. Todos los comerciales indios, como buenos asiáticos, son fieros luchadores por el precio. El precio es inflado automáticamente cuando ven que eres occidental y una de las maneras de contrarrestar esta subida descomunal es tranquilizarlos soltando algunas palabras en hindi, que dan a entender que quizás no seas solo un turista que está de paso por Delhi.

    A pesar de todo, rara vez las tarifas se acercan a la anhelada cifra india, pero también es comprensible. Los comerciales, conductores o ricksowalas se creen que el hecho de ser occidental lleva siempre asociado una fortuna en el banco. Por desgracia, hay muy poco de cierto en esta creencia.

    InDieQuito

    Imagen: freeimagescollection