Tal y como estaba previsto hoy hemos subido a Ruco Pichincha, el pico que hace 4 años marcó el comienzo de Frontier 5000. Era una repetición y por eso le faltaba algo de emoción en mi caso, aunque en esta ocasión, se trataba de atacar un pico de 4700 metros de altitud tras llevar apenas 35 horas en Quito. Eso le daba a la excursión un ligero toque de reto.
En la aproximación, en torno a los 4000 metros de altitud he empezado a tener sensaciones extrañas, propias del cambio de metros, pero sin embargo ni me he mareado, ni he tenido dolores de cabeza, con lo que se puede decir que he esquivado el mal de altura. Alberto también ha estado fenomenal.
La zona del arenal, previo a la pirámide final en la que hay que trepar, estaba muy seco, con lo que nos ha costado un buen rato superarlo.
Al final, hemos comido en la cima del Ruco Pichincha con la compañía de un simpático Curiquingue que se ha acercado a tan solo un metro de nosotros. Los deliciosos cacahuetes le hacían confiar.
Hemos descendido tranquilamente y en torno a las 4 de la tarde ya estábamos de nuevo en la ciudad. Hay que reconocer que ahora nos notamos algo cansados, es normal si tenemos en cuenta el bestial cambio de altitud. De los 290 metros de altura de Atlanta a los 4696 metros del Ruco Pichincha.
Esta noche vamos a la Agrupación Excursionista Nuevos Horizontes, a visitar a todos aquellos amigos de hace 4 años. Tengo muchas ganas de verlo. También decidiremos a qué montaña nos acercaremos mañana por la tarde para proseguir con la aclimatación y dormir en altura.
DieQuito
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