• Gané la apuesta y me la cobré (día 88)

    CARRERA DE CABALLOS

    Las apuestas se pagan y este mediodía me he cobrado una devorando una estupenda parrillada con salsa barbacoa y papas. Salchichas, lomo de cerdo, carne de ternera, pollo a la brasa…un manjar de reyes. Hace unos dos meses, cuando yo todavía no había hecho ninguna excursión a la montaña, le consulté a Oswaldo (el padre de mi amiga Martha) acerca de cómo vería que yo fuese al Cotopaxi. Él, muy correcto, me respondió que fabuloso, que podría subir hasta el refugio, que disfrutaría de unas buenas vistas, que… Le corté rápido y le añadí que mi intención era llegar hasta la cima. Oswaldo, con una expresión que bailaba entre la indignación y la incredulidad me respondió con un «Noooo, eso es para profesionales…» Acepté el reto y apostamos una parrillada, si declinaba antes de alcanzar la cumbre pagaba yo, si por el contrario me hacía una foto en lo más alto…él invitaba gustoso. El resto de la historia ya lo conocéis…

    Hoy ha sido una comilona que nos ha servido casi de despedida porque la semana próxima se va toda la familia de crucero y de visita a los parques temáticos de Orlando (me muero de la envidia). Después de comer y con la delicada compañía del sol de media tarde hemos conversado acerca de su futuro viaje a Europa, en el que encontrarán las puertas de mi casa abiertas. También hemos hablado de la vida mientras saboreábamos un agua de cedrón aromatizada con hojas naturales. Han sido un enorme apoyo en Quito, de verdad, quiero agradecerles desde aquí lo bien que se han portado conmigo. En la trascendental conversación nos han visitado dos ágiles colibríes…únicamente durante un breve lapso de tiempo porque su alocado schnauzer, Benito, ha estado bien atento para mandarlos a paseo.

    Una tarde para recordar, de esas que se queda en la memoria. Gracias a la familia Vela al completo por su hospitalidad y su cariño.

    Imagen: apuestasdecaballos

    DieQuito