• Bye, bye Beirut

    Bueno, y ha llegado el día de regresar, pero no sin antes cerrar unos asuntos de trabajo pendientes en Beirut, como visitar el hotel Le Gray. Esta noche hemos estado alojados en Le Bristol y el trato ha sido magnífico, aunque la habitación un poco pequeña. Aún así, por su céntrica situación le pongo una buena nota al alojamiento.ç

    En Le Gray me he enamorado por completo de su piscina en el rooftop. Una piscina infinita hecha casi íntegramente de cristal, no apta para los que padecen de vértigo. Además, las vistas del mar del fondo ponen la guinda. Es un hotel que combina además un estilo moderno-tech con una gran calidad de los materiales y una alta seguridad; ideal para altos cargos estatales.

    Y para terminar, hemos visitado el hotel Monroe, en donde hemos tenido la última reunión antes de partir hacia el aeropuerto. Ahora estamos en el aeropuerto de Fiumicino antes de volar a Barcelona y poner punto final a este viaje en el que el turismo y el trabajo han ido de la mano. A ver para cuándo la próxima aventura.

    DieQuito

  • Saida y Tyre

    Carretera y hacia el sur. La única zona de este pequeño país que nos falta por visitar es el sur, aunque Trípoli también se ha quedado en el tintero. La primera parada es Saida, en donde hemos visitado el Castillo de los Cruzados, una especie de fortaleza pirata todavía algo conservada que se encuentra rodeada por mar por los cuatro costados, tan solo un pequeño puente de piedra lo une con la tierra firme. Acto seguido nos hemos adentrado en el zoco de Saida, uno de esos que a mi me gustan, con un sinfín de arquerías, estrechos pasillos y tiendas tradicionales, aunque con la mala suerte de que en plena celebración de El Eid, todo estaba cerrado. Aún así he podido sacar buenas fotos y nos hemos tomado un té en un bar cargado de encanto.

    Después de nuevo autopista para llegar a Tyre, en donde hay una gran ciudad romana, con circo incluido, aunque en un estado de ruina bastante avanzado, por lo que ante la ausencia de sombras, más bien lo que hemos hecho ha sido recocernos con el sol libanés. Si os gustan los animales, aquí podréis ver un montón de lagartos, que son los verdaderos dueños de la ciudad en nuestros días.

    Para terminar la jornada hemos ido a la playa de Tyre, a comer unos kebab y a darnos un baño. El agua estaba fresquita todavía, pero se podía uno bañar tras la sensación de frío inicial. Tyre en mi opinión es una ciudad alejada de Beirut y sin mucho interés turístico, así que creo que no recomiendo la visita, salvo que haya mucho interés en visitar las ruinas romanas.

    Para despedirnos de Beirut hemos ido a Mar Mikhail, al Sud Restobar, a tomarnos unos cócteles y a Bohemians. Todos los días hay ambiente nocturno y es que, es una capital y las capitales nunca duermen.

    DieQuito

  • Deir el Qamar

    Al punto de la mañana íbamos de camino al norte, a la ciudad de Tripoli, cuando un amigo nos ha dicho que la ciudad se encontraba completamente cerrada por la celebración de El Eid, el fin del ayuno del Ramadán. Es una ciudad muy religiosa y por lo visto, se toman muy en serio y de forma muy entregada ese tipo de celebraciones. Lo mejor de todo es que todavía no habíamos salido de la ciudad así que media vuelta y hacia Deir El Qamar por recomendación de George.

    Hemos comido nada más llegar un riquísimo Tabliyek Taouk, muy recomendable, con pollo, patatas y coleslaw, en una terraza en la plaza central de la ciudad de Deir El Qamar. Esta ciudad está enclavada en unas colinas y contiene un conjunto histórico digno de visitar, sobre todo por la cercanía a la capital. Una vez allí, hemos visitado la plaza central, el edificio del ayuntamiento y el museo de cera que contiene las figuras más importantes que han visitado el emplazamiento.

    Tras pasar la tarde callejeando por travesías empredadas y casas antiguas de estilo medieval, que quizás sean más comunes en España pero que destaca mucho en el Libano.

    Para regresar, hemos cogido un taxi ilegal, un Toyota Corolla de tercera generación, de los años 70, que se caía a pedazos, y hemos llegado a nuestro alojamiento, el Hilton, con ese coche, y se les ha quedado una cara de sorpresa a los botones para alucinar.

    Para cerrar el día fuimos a tomar una cerveza con George a la zona de marcha de Hamra, otra de las áreas trendy de Beirut, aunque había menos ambiente que en Mar Mikhail, en nuestra opinión.

    DieQuito

     

     

  • De paseo por Gemaizeh

    La escalera templaria… la leyenda dice que contienen petroglifos con pistas sobre la localización exacta del Santo Grial.

    Ha llegado el turno para Gemaizeh, el barrio más bohemio y con más encanto de Beirut. En este barrio es donde se conservan la mayor parte de edificaciones antiguas de la ciudad, y además estás situado sobre unas colinas por lo que el barrio tiene un montón de calles con escalinatas, algunas de ellas pintadas de colores por los jóvenes de la ciudad.

    En sus calles están los lugares tradicionales de Beirut, las galerías de arte y muchas terrazas en las que sentarse a relajarse. Hay un rincón que me gustaría remarcar especialmente y es La escalera templaria, a las puertas de la mansión Sursock, una de las familias de origen bizantino con más historia de la ciudad. Dicen los lugareños más ancianos que esas escaleras, que rodean el muro de la mansión Sursock, contienen petroglifos con pistas sobre la localización exacta del Santo Grial.

    Ya por la noche nos fuimos a dar una vuelta por el barrio de moda, Mar Mikhail. Es el último día entero que pasamos en Beirut y hemos querido visitarlo a fondo, para llevarnos una buena idea de la ciudad y de sus gentes. En Mar Mikhail se encuentran todos los pubs y bares de cocktails de la ciudad, a los que acude toda la gente joven de la ciudad.

    DieQuito