• Aqaba y snorkel en el Mar Rojo

    El viaje a Jordania termina en Aqaba, que tiene un nombre muy apropiado.Después de Wadi Rum viajamos en taxi hasta esta ciudad que es único punto de contacto de Jordania con el mar, en concreto con el Mar Rojo. También es una frontera con Israel, que era un país que tenía en mente visitar pero tras ver que Jordania tenía tantas cosas interesantes, lo he dejado para otra ocasión.

    Javier y yo nos hemos acercado a la playa de Aqaba para hablar con posibles barqueros que nos acerquen a la barrera de coral del Mar Rojo para hacer un poco de snorkel. Hemos visitado también un avión hundido, y posteriormente los corales, aunque el oleaje era bestial y no es como hacer snorkel en Maldivas… de hecho, me daba miedo que las olas me empujaran hacia los corales y me hiciera daño. Aún así, ha merecido la pena porque desde el barco con fondo transparente hemos podido ver el fondo marino con algo más de tranquilidad.

    Ahora ya toca subirse al avión rumbo a Roma, en donde disfrutaré de una larga escala de 10 horas que me permitirá visitar la Citta Eterna. El viaje a Jordania llega a su fin y me llevo muy buen sabor de boca.

    DieQuito

     

  • Petra: templos milenarios

    Hoy ha llegado el turno para la guinda del pastel: Petra, una de las 7 maravillas del mundo. Ayer finalmente convencí a Javier para que hoy visitáramos Petra y luego fueramos a Wadi Rum. ¡Buen compañero de viaje me he buscado! A primera hora hemos salido de Ammán, porque hay un viaje de casi 4 horas hasta Petra por una amplia autovía que cruza el desierto. Tras llegar hemos contactado con el taxista que nos iba a llevar por la tarde a Wadi Rum, para dejarle todas nuestras pertenencias, ya que no hay lockers en el centro de visitantes.

    La entrada a Petra son 50 dinares jordanos, lo que viene siendo casi 70 euros, y aunque ya venía sobreaviso, sigue siendo la entrada más cara para un monumento que he pagado jamás. Comienzas a caminar por un valle seco que se va convirtiendo en un cañon en el que las paredes se van haciendo cada vez más y más altas. El cañón se va estrechando por tramos y es muy reseñable que en la parte baja de la pared los ciudadanos de Petra excavaron una especie de canaleta en la que ir recogiendo el agua que bajaba por las paredes, evitando así que se perdiera en los fangos del cañón.

    De repente, sin esperarlo, tus ojos vislumbran El Tesoro, sin duda, una de las joyas de la corona de esta ciudad milenaria excavada en la roca. En esa inmensa plaza rocosa, cientos de personas, camellos, burros y caballos se arremolinan en torno al Tesoro. un lugar que te deja sin palabras.

    Tras las fotos de rigor, seguimos el camino por el cañón, que comienza a abrirse poco a poco hasta un antiguo caudal de río. En las paredes sigue habiendo muchos templos, aunque no están tan bien protegidos del viento y la erosión ha hecho mella en sus paredes de arenisca. Destacar sin embargo, un teatro muy original cuyas gradas fueron labradas sobre la roca.

    Al final del cauce del río, hemos hecho un descanso para comer, antes de proseguir el camino hasta el monasterio, el extremo más alejado de la ciudad de Petra, pero un lugar de obligada visita. Hay muchísimos escalones, pero yo le he cogido un rebufo a un burrito y he subido a un ritmo muy bueno, disfrutando como cuando asciendo montañas en el Pirineo. Arriba la recompensa es indescriptible. Petra es un lugar maravilloso, que hay que visitar antes de morir.

    DieQuito

  • Ammán

    Esta mañana, tras desayunar en el hotel, he salido a la calle y nada más cruzar la calle me he topado con un «blanquito» con pintas de turista y le he preguntado que de dónde era. Él me ha respondido que ¿Por qué? y yo le he dicho que quería visitar la ciudad y que, si no le importaba, le acompañaba. Él, un poco extrañado, ha aceptado pero me ha pedido que vayamos a comprar una gorra antes de nada. Su nombre es Jean Baptiste, y lo primero que hemos ido a visitar es la ciudadela del Reino Hachemita de Jordania. Seguimos con las ruinas, y a pesar de que ya vengo saturado de Grecia, ya solo por las vistas de esta ciudad de terreno irregular, merece la pena. También es interesante el museo arqueológico, con algunas figuras siniestras que podéis ver en la galería bajo estas líneas.

    La siguiente parada ha sido la Mezquita Azul de Ammán, en donde he conocido a Mr. Moustache, al que le he preguntado acerca de cómo visitar el Mar Muerto, Petra y Wadi Rum. Me gustan los precios locales y no los de las agencias que te venden el pack desde España ; ). Además, JeBa y yo, hemos conocido a Edmond, un kosovar, y hemos comido con él en un shawarma para seguir con la dieta del gyros-kebab que tantos años de vida me está quitando. Edmond vive y trabaja en Ammán, en Naciones Unidas, y nos ha contado decenas de historias interesantes sobre destinos en los que ha trabajado en el pasado (Mozambique, Sierra Leona, Costa de Marfil, etc)

    Al caer la tarde, me he despedido de mis amigos de un día, y he regresado andando mientras se escuchaba el rezo en los minaretes de las mezquitas. Ya en el Downtown, me he adentrado en el zoco de Ammán, que es muy concurrido y colorido, y para terminar, me he comido un kanufeh de Habibah sweets, que es el mejor de toda la ciudad. Ahora toca acostarse que mañana tengo un viaje de 120 kms hasta el Mar Muerto y he quedado con Mr Moustache a primera hora.

    DieQuito