• El desierto del Thar (día 89)

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    El desierto del Thar está situado a unos 40 kms al este de Jaisalmer. Hasta allí nos acercamos ayer primero en un Jeep de los típicos del ejército y luego en un camello. En toda mi vida solo había montado una vez en un animal, y fue en un burro en Benalmádena, Málaga, con lo cual en esta ocasión fue muy excitante sobre todo por la altura del camello y por su exotismo.

    El paseo en camello terminaba en una especie de planicie que me recordaba a la sabana africana y tras juguetear un rato en las dunas como críos de guardería y ver el atardecer, cenamos a la orilla del fuego. En ese momento tan mágico tuvo lugar una charla muy existencialista sobre la magnitud del universo, teología y la humanidad. Estuvimos un rato viendo el cielo estrellado, intentando adivinar constelaciones y viendo hasta una docena de estrellas fugaces y finalmente nos dispusimos a dormir al raso.

    Algunos sonidos nos perturbaron el débil duermevela, pero si hay que remarcar algo destacable, eso fue el frío helador que caía sobre la llanura alrededor de las 5 de la madrugada. Este hecho me obligó a salir del catre en busca de una manta extra.

    Ya con los primeros rayos del alba nos hemos adentrado de nuevo en las dunas para ver un amanecer diferente. La suerte ha estado de nuestro lado y unas nubes puntuales le han dado los tonos rosados y anaranjados que necesita un amanecer que se precie.  Las dunas recortando el horizonte han hecho el resto para que nuestra cámara registrase una foto inolvidable.

    Esta tarde ponemos rumbo en tren a la ciudad azul, Jodhpur, que cerrará mi ciclo de viajes por el Rajastán después de haber visitado la ciudad rosa, Jaipur, y la ciudad dorada, Jaisalmer, esta misma semana.

    InDieQuito

  • Safari por el desierto (día 88)

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    Tras la visita del Fuerte de Jaisalmer durante la jornada de ayer, en la que  me quedé anonadado, hoy nos vamos a hacer un safari por el desierto. Camellos, Jeep de la armada con provisiones y jaima para dormir entre las dunas (a ser posible cerca de un oasis) son algunos de los actores protagonistas. Así de apetecible se presenta el plan para esta tarde, cuando haya bajado la intensidad del sol, que por estas tierras es pero que muy peleón.

    Antes iremos a dar una vuelta más por la ciudad dorada, al barrio de Patwon ki Haveli en busca de algún rincón de esos que parecen trasladarte a ti y a tu cámara al siglo XVI. También tengo que ir a una tienda de telares, para dar unos recuerdos muy especiales a su propietario de parte de unas amigas mías de Barcelona…aguardo poder encontrarle.

    Todavía no sé valorar la sensación que me ha provocado Jaisalmer, pero ya digo sin miedo a equivocarme que es lo que más me ha gustado de la India. Espero que el Taj Mahal no se ponga celoso.

    InDieQuito

  • Fas-ci-na-do (día 87)

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    El viaje en tren fue, como era de esperar, un verdadero infierno. En la primera imagen podéis ver lo angostos que son los vagones de tercera clase de los ferrocarriles de la India. Las incontables paradas que realiza dicho tren y la falta de educación de mucha gente que habla a gritos a las tantas de madrugada no me permitieron dormir en condiciones y he llegado a Jaisalmer hecho un trapo. Pero la recompensa ha sido maravillosa y me ha dejado como reza el título del artículo: fascinado.

    El fuerte de esta ciudad es el único habitado de toda la India y en su interior viven unos 4.000 habitantes. En dicho monumento, que fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO, se cobijan hermosos edificios. Todos con su característico tono amarillento y sus trabajadas fachadas. Por algo es conocida como la Ciudad dorada.

    Desde arriba del fuerte se puede ver el resto de la ciudad rodeada por el desierto, que me recuerda a las típicas poblaciones de los países de oriente medio: con una fina capa de arena, construcciones bajas y callejuelas laberínticas.

    Los templos que véis en la imagen 4 son muy habituales en esta ciudad y están desperdigados por todos los alrededores. En concreto los de esta fotografía son los que coronan la colina que se erige delante de nuestro hotel.

    Un lugar muy diferente a todo lo que había visitado hasta el momento. Quizás por eso me ha dejado tan impactado.

    InDieQuito

  • ¡Ahora a Jaisalmer! (día 86)

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    ¡18 horas de tren! Solo de imaginármelo me dan taquicardias. Nunca en mi vida ha hecho un viaje de tanta duración, ni siquiera en los vuelos con escala. Esta tarde dará comienzo el largo trayecto rumbo a una de las más remotas poblaciones del Rajastán, casi tocando con la frontera indo-paquistaní.

    Por lo que tengo entendido, ahora vamos a visitar el Rajastán puro. A diferencia de Jaipur, con más de 3 millones de habitantes, Jaisalmer tiene una población de 50.000 habitantes y está en medio del desierto.

    Me han adelantado que allí entre las dunas voy a contemplar el cielo estrellado más bonito que haya visto jamás. De eso se trata, de una nueva aventura con experiencias distintas. Tras los gélidos glaciares de montaña, las junglas y los bosques húmedos, ahora le toca el turno al desierto del Thar. Primera etapa del viaje: 921 kilómetros en tren indio.

    InDieQuito

    Imagen: caryatra