Por fin en casa, tras más de 30 horas de viaje en las que he pisado 5 aeropuertos, he volado en 3 aviones, han habido varios viajes en taxi y uno en metro, y por últimos las 3 horas y media de autobús a Zaragoza. Sin duda este tipo de viajes es mejor hacerlos de joven.
El viaje sobre Turquía ha sido maravilloso. Me ha tocado ventana y como yo no puedo dormir en las aeronaves he admirado las regiones desérticas con un intenso amanecer naranja que iluminaba todo el conjunto desde la cola del avión. También hemos sobrevolado unas zonas montañosas en las que había nieve en las cumbres.
Tras aterrizar en Estambúl, he deambulado durante dos horas por el Duty Free olisqueando perfumes, probándome gafas de sol y leyendo furtivamente revistas. Los tiempos se hacen muy largos en el aeropuerto. También he aprovechado para asearme, porque claro, la última vez que me duché fue ayer por la mañana en el hotel de Yadz, y todavía me quedaban muchas horas de viaje por delante.
A pesar del sueño he tenido tiempo de recapitular y sacar conclusiones sobre el viaje durante esas horas de aeropuerto. Sin duda Irán ha roto mis esquemas. Es un país que el imaginario colectivo no está bien posicionado. Nido de terroristas, zona de guerra, eje del mal… Palabras que no se corresponden con la realidad. Los persas me han parecido gente maravillosa y sus templos y cultura pronto serán explotados por los turistas occidentales, que cada vez se abre más a visitar este país cuna de la civilización. Un país muy seguro y que hará las delicias de todo aventurero open minded.
El viaje a Barcelona se me ha hecho eterno desde mi asiento de pasillo del avión, pero es cierto que a mediodía la vista desde el avión no tiene ni punto de comparación con la de las primeras luces del alba.
Barcelona ha sido un visto y no visto y a las 18:30 ya estaba sentado en mi autobús hacia Zaragoza, en donde he podido por fin dormir un poco. El adorable Jorge Bescós ha venido a buscarme bocadillo en mano, un amigo de los grandes. Ahora toca dormir que llevo un cansancio acumulado de los que no se van en unas horas y mañana es día laboral.
DieQuito
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