• Ingresado en el hospital (día 188)

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    La primera hipótesis que se barajó desde primera hora era que me habían echado algo en la bebida. Esa leyenda urbana que se ha extendido a lo largo y ancho del globo y que siempre se baraja como algo posible, aunque casi nunca se cumple.

    Yo recuerdo que tras inyectarme el gotero caí en un profundo sopor, escuchando conversaciones acerca de esa posibilidad. Ví como también me extraían sangre antes de cerrar los ojos. Cuando me desperté horas más tarde me estaban llevando a una sala en donde me hicieron una ecografía de todo el abdomen. Yo ya estaba mucho mejor y en los resultados todo salió correcto.

    Finalmente, después de comer, cuando mis amigos se enteraron y pasaron a verme descubrimos la culpable. Fue una tarta de cumpleaños que por lo visto, iba cargada de un hachís de la India que se caracteriza por su potencia.

    Desconociendo su ingrediente secreto, me comí un trozo bastante pequeño y me fui a dormir, y ahí es donde radicó el problema. Mis amigos comieron más, se quedaron de fiesta y sufrieron de alucinaciones, pero cuando notaron que algo pasaba se enteraron de “el pastel”. Yo, por el contrario, estaba solo, recién despertado de madrugada con unos síntomas muy raros, y más reseco que un Martini. Y lo peor de todo es que no veía cerca la ayuda, porque todo está terriblemente lejos en Delhi.

    Fue solo un “blancazo”, pero fue el primero de mi vida y me tocó vivirlo en una situación adversa. Menudo susto.

    InDieQuito

    Imagen: flickr