Hoy seguimos con más reuniones, pero hemos dejado Cantón y nos hemos movido a Dongguan, en donde nos alojamos en el Grand Oriental Hotel. Hemos disfrutado de unos seafood noodles en compañía de mi amigo Jorge y su mujer, que viven aquí en Dongguan desde hace ya varios años. El año pasado también les visitamos y aunque en aquella ocasión lo hicimos de propio, hoy ha sido porque teníamos una reunión y visita a fábrica exactamente en su área.
Dongguan es una ciudad netamente industrial, con amplias zonas verdes que ayudan a atenuar la polución y que nos invitan a pensar que inicialmente eran un pueblo como Shenzhen… ahora ambas ciudades no tienen las fronteras reales delimitadas y es el catastro el que nos indica qué bloque pertenece a cada urbe en los barrios periféricos. Así es el progreso. A este paso el planeta se va a convertir en Coruscant el próximo siglo.
Ahora ponemos rumbo a Shenzhen, en donde no solo dormiremos una noche como en estos dos primeros hoteles. Un poco de tranquilidad vendrá bien para seguir con la habituación al jet lag y al caos asiático, al que nunca te terminas de acostumbrar por más veces que pises este continente.
DieQuito
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