• El cráter del Quilotoa (día 47)

    CRATER LAGO

    ARCO IRIS

    LAGO VOLCAN

    QUILOTOA

    He visto muchas cosas impresionantes en este país: los Ilinizas bañados por los últimos rayos de la tarde, la frondosa selva amazónica, el Tungurahua en plena erupción volcánica…pero el cráter del Quilotoa y, en concreto su laguna, me ha dejado sin palabras…De las sensaciones para recordar durante el resto de tu vida, solo al nivel de le Grotte de Cabrespine en el sur de Francia, Praga de noche, las ballenas en el Estrecho de Gibraltar o las azules marismas de Punta Cana.

    Un enorme agujero que parece propio de algún impacto de asteroide se eleva hasta los 4050 metros de altitud. Allí, en ese balcón natural, te sientes deslumbrado por el brillo de la laguna circular de aguas turquesas que se balancea en el fondo del extinto volcán.
    Todavía no se ha catalogado el alcance de su profundidad y en sus caldos sulfurosos con alto grado de salinidad no hay vida acuática.

    Descender hasta la orilla te lleva como una media hora, el sendero es arenoso y ardiente. En esta antena parabólica de roca se concentra el calor con furia y el salvaje viento que nos molestaba en el borde del cráter desaparece. La subida, debido a las pronunciadas pendientes, es un tedio que puedes ahorrarte si contratas a un burro como taxi a razón de 8 dólares por persona. A mi me dan mucha pena esos animales así que tiré de piernas y en menos de 1 hora ya estaba divisando la vista que tanto me había fascinado horas antes.

    Ya de camino a casa, gracias a una cómplice llovizna, pudimos observas un increíble arco iris que se formó por debajo de nuestra vertical. Estacionamos el vehículo y contemplamos atónitos como esta maravilla cromática se había posado en el fondo del valle. Quizás sin saberlo hayamos cumplido uno de los grandes mitos de los fenómenos atmosféricos…pasar por debajo de ese elemento arquitectónico producto de una ilusión óptica.

    DieQuito