Nuestro hotel está muy bien ubicado. En concreto, se halla en la zona de El Poblado, que se caracteriza por una gran seguridad, unas calles ordenadas y edificios altos. Sin duda, los turistas prefieren pernoctar en las mejores barrios, dejando de lado otras zonas de la ciudad. No nos engañemos; Medellín es una ciudad muy peligrosa, especialmente en algunas barriadas como el barrio de Pablo Escobar o, antaño, en la Comuna 13.
En la actualidad, la Comuna 13 se ha volcado con el turismo y con el arte, dejando de lado la delincuencia. Es muy bonita visitarla con un grupo (visitas guiadas) pero también nos han asegurado que es seguro hacer la visita en solitario. Aun así, el hecho de ir con un guía te permitirá conocer a fondo la historia de este barrio en el que han habido motines y grandes batallas con las fuerzas del orden, en ocasiones con fallecidos tras la reyerta.
Entre sus callejuelas (algunas tan estrechas en las que solo cabe una persona) te sentirás como Murphy persiguiendo sicarios por las calles de Medellín.
Por lo demás, Medellín tampoco tiene muchas más cosas. En el centro hemos visitado la plaza en la que se aglutinan las obras más famosas de Botero, y hemos dado un paseo por las calles aledañas, pero es una ciudad en la que debes de ir con mil ojos y sin alejarte mucho de los puntos neurálgicos en los que suele haber muchas patrullas de policía.
Ahora toca descansar bien que mañana tenemos un día muy intenso con una visita a Guatapé y una de las fincas más queridas por El Patrón: la finca Manuela.
P.D. Hoy en el hotel me han puesto la primera de las cuatro dosis de la vacuna antirrabica. La última de ellas me tocará ponérmela en España.
DieQuito
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