• Hola de nuevo, Bogotá (día 1)

    Bogotá, de nuevo Bogotá. En 2011 estuve por primera vez en este rincón del mundo, aunque sin salir del aeropuerto. Era una escala rumbo a mi querido Quito y estaba emocionado por la aventura que tenía por delante. Después, en 2019 estuve unas 15 horas en la ciudad, por una reunión, y aunque sí que abandoné la terminal e incluso tuve tiempo de visitar el archiconocido Museo del oro y subir a la Virgen de Guadalupe, me quedé con la sensación de no haber visto apenas nada de esta gran ciudad. Esta vez voy a tener algo más de tiempo, aunque no todo el que desearía.

    Hemos llegado a Bogotá a las 5 am tras un vuelo nocturno desde Madrid, un vuelo directo y bastante apacible. He podido dormir, lo cual es noticia tratándose de mí. Nada más llegar, hemos ido al Hotel Tequendama a suplicar por la habitación para darnos una ducha, pero no ha habido forma. El check in más temprano era a partir de las 12:00 pm y a modo de favor. Este hotel es famoso porque aquí se alojó la esposa de Escobar y sus hijos tras su intento fallido de huir a Europa, en 1993, y también porque en sus dependencias se firmó la Constitución de 1991.

    Para amenizar la espera hemos ido a pasear por las calles del barrio de la Candelaria y he visitado el Callejón del Embudo, que se me quedó en el tintero 4 años atrás. La Candelaria sigue siendo tan colorida como la recordaba. Nos hemos comido unos pandebonos para sujetar un poquito el estómago y después hemos ido al hotel a echarnos una pequeña siesta del carnero (antes de comer).

    Ya duchados y listos para la acción, hemos puesto rumbo hacia Chia, en donde nuestra amiga Alejandra celebraba su cumpleaños. Excelente compañía, un ajiaco casero delicioso y unos músicos con muy buena onda han convertido la casa de Richard Sarmiento (padre de Alejandra) en una gran fiesta familiar.

    De regreso al hotel, hemos cenado en el restaurante Río. Toda una experiencia gastronómica en el centro de Bogotá que combina la vanguardia culinaria con los productos frescos de Colombia. Muy recomendable.

    Ahora sí, es momento de dormir. Son solo las 22:00 horas pero para nuestro horario español son las 5:00 am… Hay que descansar.

    DieQuito

  • Y la guinda: me encontré con una estrella de El Patrón del Mal

    Como colofón para el viaje, me he encontrado en el avión a Christian Tappan, Gonzalo en el Patrón del Mal, el primo de Pablo Emilio Escobar Gaviria en la serie colombiana. Él se ha sorprendido de que le reconociera y ha aceptado gustoso a tomarse una fotografía. Lo cierto es que si os gustó Narcos, esta serie que puede visionarse en Netflix, os enganchará. Son casi 80 capítulos pero conformar una biografía de Escobar mucho más minuciosa.

    En este último vuelo de Avianca que nos lleva de Bogotá a Colombia he podido por fin conciliar el sueño, y digo por fin porque yo no soy de dormir en los aviones. Tras la cena, me he puesto cómodo y después he dormido hasta cuando estábamos ya relativamente cerca de llegar a Madrid. Ya les he dicho a mis compis que ya tengo claro lo que tengo que hacer para poder dormir en los aviones: dar la vuelta al mundo.

    Aquí os dejo la última foto del viaje. En nuestras caras se refleja el cansancio de estos últimos 12 días en los que se ha mezclado el trabajo, las reunión, las visitas a fábricas y ferias, las comidas de empresa, el turismo y hasta una inauguración de oficina. Como dato especial: en las últimas 12 noches tan solo hemos dormido 7 en hotel; el resto han sido en aviones, e imaginaros lo que eso suponer para alguien que no puede dormir en los aviones.

    DieQuito

  • Bogotá

    Hemos aterrizado en Colombia muy pronto por la mañana, ya que el vuelo desde CDMX eran tan solo unas 4 horas. A las 7 de la mañana ya habíamos pasado la zona de visados y estábamos en un taxi rumbo al centro de Bogotá y nos ha sorprendido mucho la cantidad de actividad que había en la calle para ser la primera hora del día.

    Una vez en la plaza de Bolivar, hemos ido a dar una vuelta por el barrio de la Candelaria, con sus calles empedradas y sus casas de colores. En cada esquina había un policía, militar o un miembro de seguridad privada, así que se transmite sensación de tranquilidad al viandante.

    Después hemos ido a tomar un buen café y hemos cogido un taxi que nos ha subido al Cerro de la Virgen de Guadalupe, desde donde hay una espectaculares vistas de la ciudad. Tras volver a bajar a la zona urbana hemos ido al Museo del oro, muy recomendable, y luego a da un paseo por el centro, que ya estaba super animado hacia el mediodía, con centenares de puestos de venta, músicos y ambiente digno de Pilares.

    A continuación nos hemos ido a Plaza de Andres por recomendación de una amiga colombiana y hemos comido Arepa, Patacón y una lulada para beber, sus platos preferidos. Por lo visto, este barrio es uno de los mejores de la ciudad y toda la gente pudiente se concentra en esta zona.

    Para terminar, hemos ido a la reunión, la última de todo este periplo antes de coger el último avión de Avianca rumbo a España. Al terminar habremos cubierto unos 40000 kms de avión… cifra nada desdeñable.

    DieQuito