Los «betuneros», también conocidos por lustradores de zapatos, son una profesión habitual aquí en Quito. Tomad esta afirmación en su justa medida, no es que haya tantos betuneros como taxistas, pero sí que se ven con frecuencia.
Instalan sus pequeños centros de estética marroquinera en lugares estratégicos de la zona comercial y de negocios de esta gran ciudad como son: las salidas de los hoteles más importantes o de los centros de convenciones.
Vas caminando por las aceras y puedes observar a un hombre de altos vuelos con expresión pétrea sentado en el trono de la vanidad. Con cara de desinterés hojea los papeles anaranjados de la sección de economía de algún periódico nacional.
Unos centímetros más abajo, otro hombre, con la piel como el cuero de soportar el sol varias horas al día, se mueve con agilidad dando brillos de militar a los zapatos del ejecutivo. No sé le caen los anillos.
Este servicio anclado en épocas sin derechos humanos es un vivo reflejo de las desigualdades sociales de este país. En donde mucha gente sobrevive con 240 dólares al mes a la vez que es posible encontrar pantalones por ese precio en un centro comercial, y no son prendas exclusivas de Gucci o Dior.
¿Para quién son esos productos? Pues para un grupo muy reducido de personas que guardan muchos miles de dólares en la cuenta. La clase media está desapareciendo.
Por otro lado, los betuneros son personas simpáticas y amables que te atienden con gratitud cuando les compras paquetes de chicles, alguna bebida fría, cigarrillos sueltos o una recarga de teléfono. Ese es mi único trato con estos vendedores. Por principios, jamás les pediría que me prestaran ese servicio denigrante.
Imagen: flickr
DieQuito
Este artículo, editado por razones lógicas de espacio, ha sido publicado en la edición impresa del diario nacional ecuatoriano El Hoy así como en su página web. Para acceder a la versión online pulse en el siguiente enlace (primera noticia): http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/buzon-de-lectores-913-479945.html
También lo ha publicado el diario nacional ecuatoriano El Comercio. Versión online
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