¿Qué suena mejor? ¿Heart Peak o Cerro Corazón? Es más que evidente que el rebautizo que hoy ha sufrido esta montaña la da más caché. Todos sabemos que un cerro es una elevación del terreno que rara vez supera los 100 metros de altitud, una colina, un chichón en una llanura. 4788 metros dan para algo más que esa designación orográfica; incoherente me parece un adjetivo demasiado permisivo, humillante sería más adecuado.
Si a eso le añadimos que la palabra corazón en español es una cursilada, sobre todo para designar a un volcán extinto que roza los 5000 metros…
Su traducción al inglés: heart tiene mucha más fuerza.
El Cerro Corazón es conocido así por la forma que tiene cuando es visto desde el aire. Aunque hoy no ha presumido de amoroso y nos ha dado la bienvenida con viento, niebla y rocas sueltas en sus zonas más técnicas. En el descenso, como si el viejo volcán se sintiera reconcomido en sus entrañas por haber tratado así a sus únicos visitantes del día, las nubes se echaron a un lado para que pudiésemos contemplar unas preciosas vistas del Cotopaxi y de los Ilinizas, tanto el nevado Sur, como el árido Norte.
Confesaré que el clima en la montaña me gusta salvaje: niebla, ventisca, nieve, lluvia. Las cordilleras deben ser así, para broncearse ya existe la playa. El problema es que con mal tiempo tienes dos inconvenientes, uno accesorio y otro vital. El problema menor es que no se pueden contemplar las vistas que la cumbre pone a tu disposición, el problema grave es que el riesgo de perderse con climatología adversa aumenta muchos enteros. La solución pasa por la contratación de un guía alpino que se conozca el territorio palmo a palmo.
DieQuito
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