• Dirección norte (día 5)

    Anoche no hicimos demasiado tarde. La boda estuvo genial pero hoy teníamos un largo viaje hasta el Parque Tayrona. Después de desayunar hemos abandonado nuestro hotel Casa India Catalina y nos hemos subido a un autobús en el que hemos pasado alrededor de 5 horas de viaje hasta llegar a la zona de Tayrona.

    Nuestro hotel de esta noche (Villa María by Kalihotels) está en una zona bastante selvática, rodeado de vegetación, en plena naturaleza y nuestra habitación es una especie de cabaña de madera y bambú con unas vistas increíbles, una hamaca, y una redecilla antimosquitos (más decorativa que con función real, a decir verdad). Nos ha recibido un papagayo muy simpático que no se dejaba acariciar…

    Después de comer hemos bajado a la playa, que está a solo 15 minutos de camino. El mar estaba muy bravo y por eso solo me he atrevido a meterme unos 10 metros. A pesar de ello ya costaba mucho esfuerzo salir del agua, así que mejor no haber tentado a las olas.

    La playa, muy virgen en comparación con otras zonas, ofrece tranquilidad y una visión salvaje de la América del Sur que se encontrarían los exploradores y conquistadores españoles cuando llegaron al continente en sus barcos de vela.

    La parte negativa del día ha llegado de regreso al hotel, cuando he pisado accidentalmente a un perro y me ha clavado sus dientes levemente en la pierna. En la piscina del hotel tanto Mar como Ana, ambas médicas, han concluido que era necesario vacunarse.

    Ahora acabo de enviarle un email a IATI, mi aseguradora para el viaje (no olvidéis contratar siempre un seguro para estos imprevistos) y quedo a la espera de su respuesta.

    DieQuito

  • La boda más esperada (día 4)

    Hoy el protagonista del día ha sido el enlace, pero como las horas en Colombia hay que amortizarlas, por la mañana temprano Ramón y yo nos hemos ido a visitar el Museo Naval de Cartagena de Indias. Una visita obligada si quieres conocer un poco a fondo toda la historia que rodea esta ciudad caribeña. Muchas batallas se han librado en esta ciudad, y también se han aplicado ingenios como la máquina de hinca de pilotes para construir toda la zona portuaria. El ingeniero en jefe fue Antonio de Arévalo.

    Además de una sala histórica, también hay una sala de material actual en el que se puede acceder a la sala de mando de un submarino, a un helicóptero, etc.

    Por la tarde tocaba ponerse una guayabera y acudir a una boda caribeña. La ceremonia y el banquete posterior se han celebrado en la Casa Fernández de Madrid, un palacete colonial ubicado en el centro de Cartagena y con un excelente patio de vivos colores.

    La boda ha estado cargada de sorpresas, como el Mapalé (protagonizado por la mismísima novia) o como el baile de la hermana de la novia. Al final de la noche hemos terminado todos en la piscina, bañándonos para refrescarnos porque las temperaturas no bajan ni siquiera por la noche en esta ciudad.

    Nuestra segunda boda en Iberoamérica, después de la que disfrutamos Maike y yo el octubre pasado en Cancún, no ha defraudado en absoluto. Ha colmado la expectativas y eso que ya la teníamos todos en mente desde el verano pasado.

    DieQuito

  • Blas de Lezo y pre boda en Andrés Carne de Res (día 3)

    Cartagena de Indias es una ciudad muy especial. Sobre todo, su parte amurallada, repleta de palacios y casas coloniales demuestran el esplendor de esta región del Caribe en el siglo XVIII. Eso generó muchas envidias e intentos de conquista, entre ellos, el más sonado que fue llevado a cabo por Inglaterra. Enfrenté se encontró a Blas de Lezo, que desde el Castillo de San Felipe de Barajas reprimió el sitio aplicado por la Pérfida Albión y permitió que España mantuviese el control en Sudamérica durante 100 años más.

    Toda esta historia nos la ha contado Ramón, que se había documentado de forma abundante previamente, durante la visita a esa fortaleza desde la que se contempla toda la ciudad de Cartagena y sus alrededores. A pesar del calor, la visita se hace muy amena porque hay una maraña de túneles y pasadizos que recorren las entrañas del castillo.

    Por la tarde, después de comer, hemos ido a dar un paseo por el Malecón, en donde casualmente me encontré con una vieja amiga, Mónica Lecha. El mundo es un pañuelo, y ella también está en Colombia por una boda.

    Por la noche hemos acudido a la pre boda a Andrés Carne de Res, en donde se puede disfrutar de abundantes carnes y hay un ambientazo propio de una discoteca. La pre boda ha sido intensa así que no podemos dejar de pensar en la boda de mañana.

    DieQuito

  • De Bogotá a Cartagena (día 2)

    Hoy ha sido un día especial porque hemos vuelto a trasladarnos, esta vez hasta la tropical Cartagena de Indias, aunque antes hemos visitado a fondo la capital del país. Bogotá no es una ciudad especialmente bonita pero, por ejemplo, la Virgen de Montserrate, ubicada en lo alto de una loma desde la que se puede contemplar toda la ciudad es una visita obligada.

    En aquella zona se amontonan un sinfín de tiendas de souvenirs (todos o la mayoría de ellos fabricados en China) pero también varios restaurantes y puestos de picoteo en los que se pueden comer todo tipo de productos típicos. Para llegar allí hemos cogido un funicular, funicular al que sigue aplicando el mantenimiento la empresa suiza que lo fabricó) y para regresar hemos usado el teleférico. Es una forma cómoda de cubrir semejante desnivel porque allí, además, no se puede llegar en coche. Las otras opciones son subir a pie o en mula.

    Por la tarde nos hemos dirigido ya al aeropuerto para coger el vuelo doméstico hacia Cartagena. En la terminal nos hemos juntado con Ramón y Mar, recién llegados hoy desde España, y juntos hemos embarcado en el pequeño avión que nos iba a llevar al Caribe.

    Cartagena te recibe con un golpe de calor difícil de expresar mediante palabras. Nos hemos dado un refrescante baño en la piscina del hotel Casa India Catalina nada más llegar y después hemos ido a pasear por sus calles. Sus rincones coloniales son preciosos, pero los carros tirados por caballos transmiten una gran tristeza. Los bellos corceles sufren lo indecible recorriendo sus calles empedradas a altísimas temperaturas, tan solo para que los turistas insensible puedan darse un paseo en carro… Rídiculo.

    Ahora nos acostamos que mañana es día de preboda, y ya hay que estar preparados para la fiesta.

    DieQuito

  • Hola de nuevo, Bogotá (día 1)

    Bogotá, de nuevo Bogotá. En 2011 estuve por primera vez en este rincón del mundo, aunque sin salir del aeropuerto. Era una escala rumbo a mi querido Quito y estaba emocionado por la aventura que tenía por delante. Después, en 2019 estuve unas 15 horas en la ciudad, por una reunión, y aunque sí que abandoné la terminal e incluso tuve tiempo de visitar el archiconocido Museo del oro y subir a la Virgen de Guadalupe, me quedé con la sensación de no haber visto apenas nada de esta gran ciudad. Esta vez voy a tener algo más de tiempo, aunque no todo el que desearía.

    Hemos llegado a Bogotá a las 5 am tras un vuelo nocturno desde Madrid, un vuelo directo y bastante apacible. He podido dormir, lo cual es noticia tratándose de mí. Nada más llegar, hemos ido al Hotel Tequendama a suplicar por la habitación para darnos una ducha, pero no ha habido forma. El check in más temprano era a partir de las 12:00 pm y a modo de favor. Este hotel es famoso porque aquí se alojó la esposa de Escobar y sus hijos tras su intento fallido de huir a Europa, en 1993, y también porque en sus dependencias se firmó la Constitución de 1991.

    Para amenizar la espera hemos ido a pasear por las calles del barrio de la Candelaria y he visitado el Callejón del Embudo, que se me quedó en el tintero 4 años atrás. La Candelaria sigue siendo tan colorida como la recordaba. Nos hemos comido unos pandebonos para sujetar un poquito el estómago y después hemos ido al hotel a echarnos una pequeña siesta del carnero (antes de comer).

    Ya duchados y listos para la acción, hemos puesto rumbo hacia Chia, en donde nuestra amiga Alejandra celebraba su cumpleaños. Excelente compañía, un ajiaco casero delicioso y unos músicos con muy buena onda han convertido la casa de Richard Sarmiento (padre de Alejandra) en una gran fiesta familiar.

    De regreso al hotel, hemos cenado en el restaurante Río. Toda una experiencia gastronómica en el centro de Bogotá que combina la vanguardia culinaria con los productos frescos de Colombia. Muy recomendable.

    Ahora sí, es momento de dormir. Son solo las 22:00 horas pero para nuestro horario español son las 5:00 am… Hay que descansar.

    DieQuito

  • De nuevo en casa (día 10)

    El último día ha transcurrido tras aterrizar cerca del mediodía en la T4 de Madrid. Estoy realmente cansado… las 19 horas de la terminal de ´Jeddah han sido interminables y necesito descansar bien. Menos mal que mañana es domingo y así podré recuperarme bien para reincorporarme el lunes.

    Me he quitado un momento la mascarilla en el autobús para que veáis mi careto de viaje interminable. Me costará unas semanas ponerme a tono de nuevo y tengo exámenes están a la vuelta de la esquina

    Hasta el próximo viaje de aventura.

    DieQuito

  • 19 horas en el aeropuerto de Jeddah (día 9)

    La relatividad del tiempo

    Mi plan inicial en esta escala en Jeddah era salir a visitar la ciudad, centrándome en pasear por el circuito urbano de F1 y el estadio de la Supercopa 2020 que ganó el Real Madrid en los penaltis.

    El problema ha sido que solo hay una opción de visado para entrar en Arabia Saudí, y cuesta alrededor de 140 euros. Para visitar unas horas la ciudad era un dispendió que no tenía ni pies ni cabeza, así que he tenido que quedarme en la terminal casi 20 horas, al más puro estilo de Tom Hanks.

    He tenido tiempo de aburrirme de ver despegues y aterrizajes, y también me he cansado de ver airbus 380… Y mira que eso es complicado. El tiempo ha pasado más despacio que de costumbre, y hasta la cena ha sido un bonito momento para recordar, a pesar de ser una diminuta pizza del Pizza Hut.

    Por suerte, de madrugada he conocido a una chica andaluza llamada Ángela con la que he estado hablando durante el resto de la escala y el viaje en avión. Ha sido muy interesante y nos hemos mantenido entretenidos.

    Nos veremos en el futuro, seguro.

    DieQuito

  • Factoría de té, cena de despedida y viaje desde las montañas (día 8)

    Tea is the asnwer to most problems, reza en un cartel de la factoria, y al igual que algo tendrá el agua cuando la bendicen, algo tendrá el té cuando es la bebida más ingerida en el mundo después del agua.

    La factoría de té te explicar como se trabaja la hoja de té hasta su envasado final y venta al consumidor. Hay varias formas de hacer té: con las hojas secas, oxidadas y enrrolladas, o con las hojas trituradas a modo de polvo, que es conocido como CTC. Cuando más fino, se supone que es de peor calidad.

    Por la noche hemos cenado en el Fragants House, un hotel con mucho glamour y que me ha parecido mucho más lujoso del Chandys Windy Woods, en el que he dormido dos horas antes de partir hacia el aeropuerto de Kochi.

    Mi conductor para las cuatro horas de viaje tenía bastante sueño y ha tenido que detenerse en dos ocasiones a echar una cabezada. Por suerte, hemos llegado sanos y salvos al aeropuerto de Kochi y ahora sí que empieza la recta final.

    DieQuito

  • Periyar «Tiger» Reserve y plantación de té (día 7)

    De buena mañana con chalecos salvavidas

    La Tiger reserve de Periyar tiene un nombre engañoso porque durante el viaje en barco la posibilidad de ver un tigre es similar a que te toque el gordo de Navidad. Aún así, ha sido bonito el paseo en barco y hemos podido ver algunos animales salvajes en la lejanía, como este búfalo.

    Acto seguido hemos regresado al Carmelia Haven resort ha desayunar y me he dedicado a recorrer su mapa, para encontrar, entre otras cosas, esta cabaña del árbol digna de Jurassic Park o una habitación cueva que ahora se utiliza solo para cenas privadas.

    De camino a la plantación de té hemos quedado con Sheesh, que también anda de viaje por Periyar. Ha sido un bonito aunque breve reencuentro con este simpático muchacho.

    La plantación de té es una preciosidad, sobre todo, los dibujos que se forman alrededor de las plantas con el paso de los recolectores. Un lugar muy recomendable, especialmente si te gusta esta bebida milenaria.

    El día ha terminado con un evento en el lujoso hotel Chandys Windy Woods de Thekkady en el que hemos podido ver, en vivo y en directo, un baile de Khatakali.

    Mañana es, realmente, el último día, pero sin embardo todavía queda mucho viaje por delante.

    DieQuito

  • Jardín de especias y granja de miel (día 6)

    Ganesha nos da los buenos días

    Con el cantar de los pájaros exóticos hemos despertado en el Carmelia Haven y todo el grupo hemos puesto rumbo al jardín de especias. Allí hemos conocido la Jackfruit, la verdadera canela y otras plantas afrodísiacas.

    Muy cerca hemos visto a un precioso elefante. Ningún lugareño se ha sorprendido, lógicamente, pero las americanas, el esloveno, los mejicanos, David y yo hemos saboreado bien ese momento.

    La siguiente parada ha sido una granja de miel en la que hemos podido sujetar con nuestras propias manos una colmena de abejas. No era peligroso, decían, y al menos sobrevivimos, así que algo de cierto hay en eso.

    Después de comer hemos bajado a las llanuras que hay en dirección a Chennai. Hemos visto monos, y hemos viajado en Jeep descapotable. Poco más se puede pedir.

    Al final de la tarde hemos ido a otro hotel de Periyar y a un evento relacionado con la KTM 2022.

    A modo de curiosidad, sobre estás líneas podéis observar que el comunismo sigue vivo en esta región de la India.

    DieQuito