
Ya hemos dejado atrás el bullicio de Fort Kochi y nos hemos acercado primero a un retiro ayurvédico de Thrissur, en el que hemos jugado una partida de ajedrez y hemos disfrutado de una infusión especiada.
La calma reinante del lugar te embelesa, y la verdad es que el tiempo parece haberse detenido en este lugar. Hemos pasado varias horas relajándonos y hemos comido un plato a base de salsas y arroz. Algunas de las salsas son picantes y otras en cambio tienen un toque dulce gracias al coco. Lo más bonito de este plato típico es que se come encima de una hoja de platanero.

Por la tarde, cerca del fin del día, hemos ido a Nattika con el objetivo de hacer unas fotos al tradicional encendido de las lámparas de aceite.
A los que amamos India, este tipo de rituales y de tradiciones nos conmueven. De nuevo uno es testigo de algo que lleva haciéndose siglos, de la misma manera, con mujeres vestidas con sarees de vivos colores encendiendo las lámparas del jardín.



Es un momento único que he tenido la fortuna de fotografiar desde varios ángulos. Por este tipo de momentos, los viajes a la India son obligatorios hoy en día, porque es como si se tratara de un viaje en el tiempo.
DieQuito
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