Este artículo está escrito en presente y en modo crónica con el objetivo de que os pueda transmitir mejor mis sensaciones sobre mi viaje a Ilinizas Norte y mi primera cima en un cincomil.
Viernes 17. 17:30 horas (7 horas más en España). Acabo de encontrar por fin a Ricardo Inaquiza, un colega de la asociación de montaña Nuevos Horizontes, en la inmensa terminal de autobuses Quitumbe. Hemos quedado aquí para ir a los Ilinizas pero no ha sido nada sencillo dar el uno con el otro.
V17: 19:00 h. Ya estamos en Machachi. Me gusta mucho el ambiente de este pueblo; tiene cierto tono andinista por la proximidad de cumbres como el Cotopaxi, Los Ilinizas, el Rumiñahui o el Cerro Corazón. Paseas tu mirada por encima de la gente y sobresalen bastones, piolets y cascos de escalada. Por otro lado, con elevada frecuencia te asaltan vendedores con productos como queso de hoja o frutas tropicales y en cada rincón hay un puesto vagamente iluminado que vende artículos manufacturados. Me recuerda a un bazar de alguna ciudad árabe.
V17: 20:00 h. Ya hemos conseguido un vehículo. Pablo acaba de llegar y nos va a subir hasta la Virgen de los Ilinizas. A partir de ahí los vehículos tienen prohibido el paso y, desde ese punto, tendremos que iniciar nuestro paseo nocturno. A estas horas ya no es posible acceder al parque nacional pero el chófer sabe un camino alternativo que nos servirá para evitar el control de acceso.
V17: 21:00 h. Pablo nos acaba de abandonar en mitad de la oscuridad. Las luces rojas se han perdido en la llanura y como la luna llena todavía no ha asomado no vemos a un metro delante de nosotros. No obstante, hemos decidido que hay que empezar a caminar porque queremos descansar unas horas en el refugio antes de lanzarnos hacía la cumbre. Deberíais estar aquí solo para contemplar este cielo estrellado. En medio del páramo, cientos de estrellas centellean encima de nosotros. No tengo palabras.
V17: 22:45 h. Acabamos de llegar al refugio. El arenal ha sido bastante duro aunque estamos disfrutando de una noche mágica, la luna llena no ha tardado en ponerse a caminar a nuestra vera y con su luz azul celeste ha teñido todo el valle, el páramo y los picos que teníamos al alcance de nuestros ojos.
V17-S18: 23:00-4:30 h. Durmiendo. O intentándolo. En resumen, duermo bien durante cuatro horas…Al principio, el colchón más duro que una pizarra no es un impedimento para que duerma con el reciente cansancio del trekking nocturno y el acumulado de toda la semana de trabajo… Pero desde las 3 de la mañana me es imposible conciliar el sueño: quizás los nervios de la excursión o el latido acelerado de mi corazón consecuencia de la ausencia de O2 son los responsables. A las cuatro no aguanto más, me levanto y empiezo a enrollar mi saco de dormir, a ponerme el arnés y a beber mate de coca.
S18: 5:00 h. Con Ricardo a la cabeza, empezamos a subir hacia la cumbre. Es muy de noche todavía y la escarcha de la madrugada convierte la ruta en un suelo palaciego recién encerado. Con cuidado, vamos evitando las caídas.
S18: 6:00 h. Amanecer a 4900 m. Otra experiencia para enmarcar y archivar en el cerebro, haciendo copias de seguridad a prueba de amnesias transitorias si es posible. Maravilloso, me siento el rey del mundo por un momento. El sol asoma por entre las nubes con su naranja alba tan característico convirtiendo algunas partes del cielo en hogueras de San Juan.
S18: 7:30 h. Tras superar paredes escarpadas cubiertas de carámbanos ya estamos en la cima al lado de la cruz. El gélido viento ha esculpido con paciencia miles de formas excéntricas que recubren la montaña y hacen que parezca un enorme cristal de cuarzo. Tenemos una vista hipnotizante alrededor y vemos con claridad la cima de Chimborazo, el Cotopaxi y el vecino Ilinizas Sur. Es el momento de agitar la bandera de España y hacer unas fotografías para inmortalizar este buen sabor de boca.
S18: 9:00 h. En el refugio reponemos fuerzas para proseguir con el siempre tedioso descenso…te cargas las rodillas sin más objetivo que regresar a casa, que no es trivial pero sí rutinario.
Espero que os haya gustado. Un abrazo.
DieQuito
BIEN Diego eres un chaval muy fuerte te mereces que te regale mi MEGA linterna suerte y sigue adelante
19-6-2011
Tus experiencias en las montañas y esa capacidad para el relato hacen magia!! creo que sentí hasta el viento 😉
20-6-2011